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Seis meses de embarazo.

Habían veces que Draco no comprendía como había logrado sobrevivir a tanto y otras en las que no entendía su extraña preocupación por los niños pequeños que andaban por ahí. Su madre le dijo que podría deberse a un instinto paterno que se estaba desarrollo en él, y posiblemente tenia razón.

Últimamente todo eran cambios y sobre todo en Harry Potter quien ahora tenia una pancita más pronunciada y redonda que se notaba mucho más.

—¿Draco, me amas mucho no? —Preguntó Potter, quien estaba acostado en la cama, mientras miraba como su prometido se cambiaba para ponerse el pijama.

—Claro que si Harry. No es necesario preguntar algo tan obvio. —Respondió con una sonrisa de lado.
Dándose la vuelta para mirar al chico y abrochar los botones de su camisa de dormir.

—¿Y no me mentirias, cierto?

—No te mentiría. —Lo miró un momento mientras se recostaba al lado de Harry, se acomodó en el respaldo y miró los ojos verdes tras el cristal. — ¿Qué sucede? ¿Hay algo malo?

La habitación permaneció en silencio durante unos minutos, Draco volvió a repetir la pregunta acercándose un poco más al chico sin embargo Harry mordió su labio, como si temiese preguntar aquello que lo mantenía tan inquieto.

—¿Crees que estoy gordo?

E hizo la pregunta. Aquella que una vez hace unos meses atrás ya había organizado una pequeña pelea. El rubio tragó saliva, pensado un momento su respuesta. Sabia que no podía decir un “no” pero tampoco podía decir por nada del mundo un “sí”.

—Tienes una pancita adorable, Harry.

—Te dije que no me mintieras. ¿Acaso no ves lo gordo que estoy? —Quitó las tapas que lo cubrían dejando ver su vientre cubierto por una camiseta.

Draco se mordió el labio, odiando las hormonas que ponían así a Potter.

—No Harry, no estas gordo. Estas perfecto. —Volvió a intentar, no quería que las cosas se salieran de control.

—¡Pero parezco un cerdo! —Exclamó frustrado.

—Pues eres un cerdito muy sexy. —Susurró.

—¡¿Qué dijiste?!

Draco abrió sus ojos. Si había realmente una cosa que nunca le enseñaron a Malfoy, era como sobre llevar el embarazo de su pareja y sus hormonas. Y eso que aún quedaba tiempo para más.
La noche fue claramente más larga, el rubio tuvo con consentir al chico con mimos y luego tuvo que ir por comida, pensando que tal vez ya nada tenia sentido.

Pero lo bueno de la situación era que pronto seria la graduación, el año iba a llegar a su fin y podría Harry pasar el resto del embarazo en paz en casa.

A la mañana siguiente Draco se topo con Blaise y Pansy quienes con frecuencia siempre parecían estar juntos, lo llevaron a la biblioteca, y el Slytherin agradeció eso. Inevitablemente necesitaba un poco de paz, ya sea por los tediosos exámenes finales.

—Tienes una cara horrible. —Comenzó el moreno.

—Es la paternidad y los estudios juntos.

—A mi me parece adorable la faceta del Draco-Padre. —Comentó Pansy.— Es como si esto te hubiese cambiado.

—Es que me cambio. —Una sonrisa se deslizó en su rostro.

—¡Pero que cursi! Además no puede ser tan malo todo. Si el bebé lo carga tu pareja. —Analizó Blaise.

—Yo era tan incrédulo como tú amigo, tan incrédulo. ¡Pero quien tiene aguantar cada cambio hormonal, antojo a media noche y esas cosas serás tú! Y cuando eso pase, amigo. Me reiré de tu sufrimiento a cada maldito segundo. —susurró de una manera en que simulaba estar gritando, probablemente gritaría si no estuvieran en la biblioteca.

—Que bien, ahora tenemos a un Draco vengativo, realmente raro. —Susurró la chica.

Mientras tanto en la sala común de Gryffindor, el trío de oro se encontraba charlando con Lissa. Ron se esmeraba en decirle que él seria su tío favorito por sobre todos los demás.

—Por Dios, Ron. No puedes estar tan seguro de eso, además puede que yo sea su tía favorita por sobre todos los demás. —Comentó Ginny que iba pasando.

—Chicos, creo que quiero descansar. No me siento con ánimos para nada. —Dijo Harry.— Esta pequeña cosita ahora esta cansando mucho a papá.

Harry suspiró, mientras caminaba por los pasillos hacia la habitación "privada". Al caminar su mano iba, de manera inconsistente, masajeando su vientre. Era una costumbre que se había dado sin querer.

Luego de unos días, al fin se podía notar el cierre del año escolar. Y un nuevo paso para los alumnos del último año, quienes ahora iban a graduarse.

Harry estaba nervioso, mientras buscaba a Hermione y Ron con la mirada. No se sentía muy cómodo con todas las miradas curiosas fijas en su persona.

—¡Hey! ¡Harry! —Exclamó una voz cantarina. El chico volteó.

—¿Qué tal Luna? —Preguntó mirándola. También se sentía algo incómodo con el uniforme.

— Todo bien. —Sonrió.— Por cierto me puse a pesar que quizás estabas muy nervioso. Y pensé que sería una buena idea calmar esos nerviosos con algún dulce.

Así las incómodas miradas dejaron de importar. Luego el director comenzó con el discurso de final de año, felicitando a todos sus alumnos por cumplir una importante meta. Luego hubo aplausos, un pequeño banquete y al último la ya despedida de Hogwarts. Aquello hizo que Harry no pudiera evitar llorar, y aquel llanto hizo que de pronto Ron también llorará y abrazara a su mejor amigo, aquello hizo a Draco alzar una ceja. Pero al ver como Hermione, quien trataba de no llorar se abalanzó con cuidado hacia los chicos, pudo dejar de lado su ceño fruncido y sonreír. Sin poder creer que al final después de tantos problemas, de sucesos sorprendentes y aventuras que jamás olvidarán, llegaba el momento de cerrar aquella etapa. Como si se tratara de un libro, aunque realmente significaba solo escribir la siguiente parte.

Luego de que el trío dorado y otros tantos chicos que siempre estuvieron ahí para ellos, se recuperarán fueron hacia el tren.

Al llegar a la estación otra vez todos estaban al borde de las lágrimas.

—He compañero, recuerda escribirme siempre. Y si Malfoy hace algo házmelo saber.

—Claro.

—Tenemos que seguir en contacto. Además, necesito saber qué tal estará mi sobrina.... Realmente ya quiero verla. —Sonrió la castaña.

—¿Sabes, Harry? —Habló de repente el pelirrojo. Parecía estar pensando sus palabras, mientras miraba a los Malfoy unos metros más allá. — Por fin tu sueño esta completo.

Potter lo miró confundido.

—Al fin tienes tu propia familia, Harry.—Completo Hermione. Dándole un último abrazo a su amigo.

Era evidente que se seguirían viendo. Pero tal vez deberían esperar a que Lissa naciera. Luego de que Ron y los Weasley se marcharán después de que Molly le dijera un "Debes comer cariño, la bebé debe estar sana y fuerte", y un "no estas gordo, hombre" de Ginny, Hermione también se marchó.

Harry se reunió con sus suegros y prometido. Encaminándose hacia la mansión.

Y pensó que por primera vez realmente estaba a salvo, y que había encontrado a quien lo amara tal y como. Aunque la manera de darse cuenta no fuera la más apropiada pero si la que nunca olvidaría.

Serpiente En Apuros. |1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora