xxix. brooklyn baby

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❝Dicen que soy demasiado joven para amarte.
Dicen que soy demasiado tonta para cantar.
Me juzgan como la portada de un libro
por los colores. Parece que se olvidaron de leer.

Creo que somos como el fuego y el agua;
creo que somos como el viento y el mar.
Estás ardiendo, me estoy enfriando.
Tú estás arriba, yo abajo, tú estás ciego, yo veo.

Pero soy libre
Soy libre.❞

  ━Brooklyn baby, Lana del Rey. 

 

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Otabek no puede dejar de pensar en la lista de problemas que lo rodean en ese preciso instante. En primera instancia, un mocoso de diecisiete años terriblemente enfadado con él por no acceder a sus caprichos, y luego, su padre realmente desesperado porque él y sus medios hermanos se conozcan tras... ¿Cuántos años de no saber la existencia del otro? No tiene ni la menor idea. Sumado a los proyectos de la empresa, las necesidades de sus dos gatos (¿o tres?), la petición de Viktor por pagar la colegiatura de Yuri mientras le dan su nómina, entre muchos, muchos paréntesis incómodos de la vida que le hacen recordar que es un adulto y que, si tuviese poderes, sería el regresar el tiempo a 1980 para entregarle una caja de preservativos a sus padres.

Y hablando de padres.

Siente que a su lado derecho en el avión va sentado el niño que solía ser a los seis años, cruzado de brazos, negando de un lado a otro con la cabeza cual indignación inocente, creyendo que su padre se iba a trabajar por días y regresaba con regalos para él por las noches. Qué tonto. Y qué fácil ser un niño.

Recuerda entonces, mientras acepta el café que le ofrece la azafata, que las navidades en Kazajistán eran demasiado llamativas en casa. La fiesta que sus padres ofrecían era enorme, por no decir costosa. Invitaban a la familia, a los amigos e incluso a los vecinos si querían pasarse el rato con ellos. La comida que servían en el comedor bastaba para acabar con su hambre por meses enteros. Su madre le obligaba a ponerse pantaloncitos y moños, a peinarse el cabello con gel y no olvidar los lentes.

Así fueron los primeros años. Luego de ello, cuando él podía decidir si bajar con los zapatos pulidos o no, su padre fue quien empezó a faltar en la mesa.

There's nothing holdin' me back 「AU / OtaYuri」Where stories live. Discover now