Otabek Altín es un exitoso empresario como cualquier otro de su edad: con una vida estable, una economía perfecta y una soledad invisible. Tras hacerse cargo del hermano menor de uno de sus amigos más allegados de la universidad, su vida da un giro...
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❝Y él dice: "las chicas de tu edad nunca dicen lo que piensan de verdad." Tengo un corazón rebelde y está gritando su nombre, pero entonces, late diciendo: "Tienes tiempo que matar, nena, no te precipites, vive deprisa mientras seas joven cielo, no andes persiguiendo el amor.❞ ━Girls your age, Transviolet.
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RADA, Moscú
—Tu padre y yo estamos divorciándonos.
El balde de agua fría cae encima del señor Altín como si la vida le restregara encima que ya era de esperarse. Se queda congelado en su asiento del escritorio, observando el rostro aparentemente tranquilo de Aruzham al pronunciar una frase tan sencilla como problemática. Definitivamente no se hallaba ahí, frente a él, para dialogar por milésima vez sobre su vida y su futuro como padre. Ella estaba ahí para hablarle de su presente y el poco futuro que apenas le quedaba.
—¿Desde hace cuánto querías hacerlo? —pregunta, como si el corazón le pidiera hacerlo para divagar de más.
—No lo sé, cariño. Supongo que este sentimiento nació una vez que entraste a la preparatoria.
Yuri una vez le habló sobre los padres de familia en las nuevas generaciones. Muy pocos permanecían juntos. Al parecer el amor ya no sobraba, sino faltaba. Que era mil veces preferible ver a mamá y a papá separados, que ignorándose aun teniendo el anillo de bodas puesto.
Reconoce que su madre no es joven, pero tampoco parecía ser tan vieja como para nunca tomar semejante decisión. El silencio entre madre e hijo es el más puro que puede haber, así como el más peligroso. Otabek pensó en la cantidad de años que su madre llegó a considerar la idea; en los días y las horas. En las tardes sentada en el sofá pensando: "Ya no lo amo." En los mensajes que ya no surgían efecto en ella y en los lujos que no llenaban ese vacío espiritual. Ese vacío sentimental.
—¿Por qué no lo hicieron para ese entonces? —cuestiona evidentemente sorprendido— ¿Por qué esperar hasta ahora, cuando pudiste rehacer tu vida en el momento indicado?
