Otabek Altín es un exitoso empresario como cualquier otro de su edad: con una vida estable, una economía perfecta y una soledad invisible. Tras hacerse cargo del hermano menor de uno de sus amigos más allegados de la universidad, su vida da un giro...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
❝[...] Las noches fueron hechas principalmente para decir las cosas que no podemos decir el día de mañana.
(Arrastrándome de vuelta a ti) ¿Alguna vez pensaste en llamarme cuando tuviste un momento? Porque yo siempre lo hago. Quizás estoy muy ocupado siendo tuyo como para enamorarme de alguien más.❞
━Do i wanna know?, Arctic Monkeys.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Los recuerdos de su infancia no son nada gratos. Al cerrar los ojos para situarse en ese punto caótico de su vida, Yuri sólo puede mirar la forma en la que su hermano pide que lo dejen solo en la sala de interrogatorios de la estación de policía. Porque si bien el niño había estado presente en el robo, sólo se limitó a hacerse bolita detrás del asiento de su padre, quien iba manejando aquella mañana de marzo del 2003.
—¿Podemos hablar un pequeño rato, Yuri? —recuerda.
Sí, recuerda. A Viktor con las bolsas ojerosas debajo de los ojos. Hacía esa expresión que los adultos tienen cuando están a punto de derrumbarse pese a que se hallaban de pie. Yuri no era muy tonto, pero sí ingenuo. Creía que saliendo de la estación, irían a ver a papá y mamá.
—¿Recuerdas que esta mañana papá, mamá y tú iban rumbo al supermercado? —cuestionó. El niño asintió en silencio. Ni siquiera él era capaz de entender por qué le retiraron el suéter y lo metieron a una bolsa llamada "evidencias"— Escucha, cariño, tuvieron un accidente.
Los policías escuchaban al otro lado del muro. Oían la manera en la que un niño de cinco años se derrumbaba en llanto porque, pese a la corta edad, entendía que los accidentes son horribles y que mucha gente ha muerto a raíz de eso. El oficial a cargo se llevó inmediatamente al pequeño a la estación sin decirle una sola palabra. Sin permitirle ver a sus padres siendo llevados en camillas. Cubiertos con una manta blanca.
Yuri había escuchado el ensordecedor "jalar del gatillo", pero a esa edad... Ni siquiera sabía lo que era un gatillo.
—¿Mamá y papá podrán recuperarse? —preguntó entonces, como siempre, teniendo altas esperanzas que de que los cuatro pudiesen compartir nuevamente la mesa para desayunar— ¿Están en el hospital?
