Otabek Altín es un exitoso empresario como cualquier otro de su edad: con una vida estable, una economía perfecta y una soledad invisible. Tras hacerse cargo del hermano menor de uno de sus amigos más allegados de la universidad, su vida da un giro...
Ups! Ten obraz nie jest zgodny z naszymi wytycznymi. Aby kontynuować, spróbuj go usunąć lub użyć innego.
❝Adelante, llora pequeña niña, nadie lo hace como tú. Sé cuánto te importa, sé que tienes problemas paternales. Y si fueras mi pequeña niña haría todo lo que pudiese, correría lejos y me escondería contigo. Adoro que tengas problemas paternales, yo también los tengo. ❞
━Daddy issues, The Neighbourhood.
Ups! Ten obraz nie jest zgodny z naszymi wytycznymi. Aby kontynuować, spróbuj go usunąć lub użyć innego.
Una mezcla extraña de sensaciones va asentándose en la zona baja de sus cuerpos. Es evidente. El calor sobraba en el maldito departamento. Cuando Yuri ha regresado al lugar donde todo inició, no puede despegarse de la posición obscena que mantiene con el señor Altín quien, al parecer, parece no mostrar ningún problema con el asunto a comparación de un par segundos atrás. Su pulgar va delineando con parsimonia el rostro del chico, primero sus mejillas, con ese sonrojo que a Otabek tanto le conmueve, y por último sus labios, hinchados y amoratados, jodidamente atractivos. Por eso no dudó ni una sola vez cuando el muchacho se apegó a su boca para besarle; tomó poco a poco lo que Yuri le ofrecía con una pequeña pizca de rudeza. Era quien llevaba el ritmo y el rubio, el bailarín que seguía el compás de esa de esa danza tan perfecta entre ambas bocas.
Hay cosas que prefiere callar en la boca de Yuri. La frustración, por ejemplo.
Su mente inconscientemente se lamenta mientras lo toma como si fuera una droga, con fuerza, como si lo saboreara con la lengua y se tragara sus respuestas más evidentes. Los labios responden las más grandes preguntas de ambos, lo que sea que estén pensando. Yuri desea que el mayor le diga algo al oído que jamás olvide, pero existe una pequeña roca en el camino llamada realidad.
Una realidad en la que Otabek sabe que Yuri se aferra a él porque tiene problemas. Muchos problemas con los que no puede lidiar solo. Problemas paternales. En la mente cansada del señor Altín, los chicos como Yuri son y seguirán siendo un obstáculo del tamaño del mundo. Pese a que su cintura es diminuta, y se amolda a sus brazos cuando lo aferra a sí mismo para continuar besándolo, remonta a veinte años en el pasado, cuando sólo era un imbécil de dieciocho años urgido por revolcarse en la cama con alguien para desaparecer al día siguiente.
