Capítulo 085.

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El silbato sonó y todas comenzamos a correr por el campo de entrenamiento. La profesora Monroe nos seguía con la mirada, ya que si a alguna se le ocurría frenar debía correr el doble. Era una de las razones por las cuales detestaba educación física, quitando el rostro serio y poco confiable de Monroe. Y el problema no era correr, el problema era que sufría de asma y que toda mi vida sería así. Mi garganta comenzaba a arder y apenas llevábamos dos vueltas. Pero poco a poco comencé a olvidarme de la falta de aire, para concentrarme en la chica que le había besado la mejilla a Justin, quien corría unos metros delante de mí.

Era alta, delgada y su cabello era de color castaño muy claro. No parecía la típica plástica que sólo bebe agua y come lechuga, más bien todo lo contrario. Y mi depresión aumentó. Era la chica que Justin merecía; si ella lo haría feliz entonces estaba satisfecha. Por más que aquello significara que más tarde lloraría horrores pensando que esa debería ser yo.

El cielo estaba repleto de nubes grises y las gotas de lluvia comenzaban a caer sobre todas con lentitud, para luego transformarse en una vil tormenta. La profesora no le dio importancia, parecía estar pegada al suelo. Seguí corriendo mientras mis cabellos sueltos y mojados se pegaban en mi rostro, afectando mi vista. Alice, quien estaba sentada en las gradas debido a su embarazo, trataba de cubrirse con su chaqueta. Nadie tenía piedad de Monroe, ni siquiera Alice, y debía asistir a las clases aunque no pudiera correr. Maldije en mi interior al sentir mis converse totalmente empapadas, y luego mis calcetines.

Bastaron unos tres minutos para que la profesora volviera a tocar su silbato, gritando que todas fuéramos a las duchas. Traté de apresurarme para lograr conseguir una de las duchas, pero quedé atrás de todas. Y sí, afuera de los baños. Bajo la fuerte lluvia. Rodeada de lodo. La chica castaña también se había quedado afuera junto con otras dos chicas más, pero Hailey abrió la puerta e hizo que entraran con la excusa de que ya no había más duchas desocupadas. En cuanto volvió a cerrar la puerta la maldije en voz baja.

Me abracé a mí misma colocándome bajo un pequeño techo y así evitar mojarme más de lo que ya estaba. Tenía demasiado frío y mi garganta seguía ardiendo. A lo lejos vi a alguien caminando hacia mí. Mi corazón se aceleró cuando sus ojos mieles se posaron en los míos, y sentí ganas de llorar al tenerlo a sólo unos metros de mí.

No supe bien si fue un impulso o qué, pero comencé a caminar hacia el lado contrario a Justin. Por alguna razón sentía que mi corazón ya no podía aguantar más dolor del que ya tenía, y realmente no estaba preparada para volver a acercarme a él después de tanto tiempo. Temía que se burlara de mí como antes o me golpeara sin escrúpulos; y aunque muy dentro de mí sabía que Justin había cambiado, no era seguro.

Obviamente no lo oí llamarme ni nada de eso, simplemente giré mi vista hacia atrás y él ya no estaba. Mi ceño se frunció levemente y temí estar alucinando por el frío. Me apresuré y me adentré a la preparatoria; el conserje refunfuñó en cuanto crucé frente a él debido a las huellas de lodo que estaba dejando en el suelo. Me disculpé y puse la clave en mi casillero, sacando mi bolso.

Los baños estaban totalmente vacíos, y me sorprendía bastante ello. Saqué mi jean y mi blusa de mi bolso, junto con mi chaqueta, para luego adentrarme a un cubículo y cambiarme de ropa. Estaba empapada. Até mi cabello mojado en una coleta alta y al salir mi mano rozó un clavo salido, haciéndome un corte. Chillé y caminé hacia el lavabo, tratando de que la herida dejara de sangrar. Cuando lo logré, envolví mi mano con una servilleta y caminé hacia la clase de historia, donde Montgomery nos informaría acerca de la nota del examen.

[...]

A las tres en punto de la tarde estaba bajando los pocos escalones que me separaban del pavimento. No veía mi auto ni a Logan en ningún sitio de la calle ni del estacionamiento, lo cual me hizo pensar que quizás estaba atascado en el tráfico. Últimamente había más autos de lo normal, la ciudad comenzaba a ser un desastre. Decidí caminar hasta hallar algún taxi o simplemente una parada de autobús.

Invisible »Jb. |FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora