Capítulo 039.

2.4K 115 4
                                    

Abrí el cajón de mi mesa de luz y guardé allí el collar, se lo entregaría luego y callaría. Ni siquiera yo sabía por qué lo hacía, simplemente no quería interferir en la vida de Justin con algo tan importante. Quizás yo era la única que sabía de su madre y estaba ocultándoselo.

Era una situación tan desconocida que a la vez adoraba. Justin estaba a mi lado luego de tanto sufrimiento que me había hecho vivir y yo le ocultaba algo tan importante para él. Si le contase mi historia a alguien, necesitaría pruebas para que me creyera. ¿Cómo pasé de ser la invisible a ser prácticamente la "amiga" de Justin? ¿Cómo logré hacerlo? En fin, obra del destino.

Me recosté en mi cama y un dolor muy similar al que había sentido en la preparatoria se hizo presente en mi cabeza. Tanto fue así que llevé mis manos hacia esta, tratando de calmar el dolor. Estaba preocupándome como nunca lo había hecho por mí misma...

¿Qué demonios estaba ocurriéndome?

++++

El timbre de receso me informó que por fin vería a Justin, y claro, podría ir a los baños para mojar mi rostro. El dolor de cabeza aún no se iba, no había desayunado absolutamente nada y además sentía como si mi mente estaba llena de gritos ahogados.

Caminé lentamente por los extensos pasillos en busca de aquellos ojos mieles que tanto adoraba, al no encontrarlos simplemente me di por vencida y me adentré a los baños. Para mi suerte estaba vacío, abrí el grifo y el agua helada hizo contacto con mis manos. Las llevé a mi rostro y me estremecí de inmediato. ¡Estaba mucho más que congelada! Me concentré en el frío que sentía y así el dolor comenzó a irse de apoco.

— ¿Hall? ¿Estás bien? —Oí detrás de mí y rápidamente di media vuelta.

—Alice...—Susurré al verla tan...pálida y golpeada. — ¿Qué te ha sucedido?

—Oh, ¿Esto? No es nada, me caí de las gradas al bajar. —Alzó sus hombros y, al igual que yo, mojó sus manos en el lavabo.

— ¿Segura? —Insistí por curiosidad. Realmente no me importaba.

—Claro. —Finalizó, adentrándose a un cubículo.

Por mi parte salí del baño y di un salto, asustándome. Las manos de Justin en mi cintura simplemente me hacían olvidar cualquier dolor, cualquier duda, cualquier escándalo. Acarició mi mejilla a continuación; lo sentí estremecerse al igual que yo.

—Joder, Hall, estás helada. —Murmuró, llevé mi mano a mi frente.

—Acabo de mojar mi rostro. —Respondí comenzando a caminar.

Lo último que quería era que me preguntara por qué demonios estaba helada, o mejor dicho, por qué había ido a mojar mi rostro. No me agradaba evitarlo, pero si debía ocultar mi dolor, lo haría. De todas formas estaba acostumbrada a ello.

—Vamos al campo de entrenamiento. —Dijo, tomando mi mano.

—Justin...

—Vamos, Hall. —Ordenó como siempre.

Caminé con él de la mano prácticamente frente a toda la preparatoria. Estaba segura de que ya lo habían superado, pero al parecer ellos no. Algunos me miraban a mí, otros lo miraban a Justin, y mis ganas de gritarles se hicieron presentes.
El campo estaba vacío, salvo por algunos chicos practicando béisbol. Miré nuestras manos y para mi sorpresa estaban entrelazadas, mis mejillas se tornaron de color rojizo y sentía un brillo especial en mis ojos.

Nos sentamos uno al lado del otro, mirándonos mutuamente. Sonreí bajando mi mirada, estaba nerviosa por milésima vez frente a él.

—Tengo algo tuyo. —Dije sin cautela, metiendo la mano en mi bolsillo.

Saqué el Dije que él había olvidado en casa y se lo entregué. Sus ojos se tornaron oscuros y por un momento sentí el mismo miedo que sentía hace años.

— ¿Dónde lo hallaste? —Preguntó frívolo.

—Lo olvidaste en mi casa. —Respondí bajito, volviendo a sentirme nada a su lado.

Soltó un suspiro y cambió radicalmente sus facciones, dedicándome una sonrisa preciosa. Quise fruncir el ceño, pero me vería como una idiota. Más bien él era un idiota. Me confundía como el mismísimo infierno.

—Gracias por traérmelo. —Volvió a sonreír, asentí.

—No es nada, supongo que tú también lo harías por mí.

Él me miró y acarició mi mejilla, por instinto cerré los ojos con delicadeza al sentir las yemas de sus dedos recorrer mi piel lenta y suavemente.

—Eres hermosa —Susurró, despertando en mí algo que jamás había sentido.

—Gracias —Respondí de la misma forma, sonriendo nerviosa.

—No entiendo cómo puedes estar a mi lado en este momento, con todo lo que te he hecho sufrir.

—Eso es pasado, Justin. —Dije, recordando sus palabras.

— ¿Acaso no lo entiendes? —Insistió, negué con la cabeza.

—Es pasado...

—Te mereces un cuento de hadas, Hall. Y yo no puedo dártelo.

—Justin...

—Es lo que más detesto de mí.



++++

Hasta aquí por hoy<3 

*¿Les va gustando hasta ahora la historia? (Aún queda mucho por delante) ¡Las leo!

Si quieren que la siga, regálenme un voto!

Rom.

Invisible »Jb. |FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora