25-Peligro

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Un nuevo día asomaba en la Aldea Oculta de la Hoja. Comenzaba Septiembre, último mes de verano y el que daría inicio al otoño. Carla despertó en brazos de Kakashi, quien seguía durmiendo luego de que el día anterior llegara tarde de su trabajo como Hokage. Sonrió al verlo tan tranquilo y volvió a acurrucarse volviendo al calor de la cama.

No tardó mucho tiempo ya que el peliplata recién empezaba a despertar. La rubia abrió los ojos, encontrándose con los ojos negros de él, cautivada.

—Ohayo, Kakashi.

—Ohayo, Carla—sonrió dándole un corto beso en los labios como saludo—. ¿Cuánto tiempo llevas despierta?

—Cinco minutos. Lo suficiente como para verte tranquilo y relajado mientras duermes—comentó con alegría.

Kakashi volvió a besarla y la dejó libre de sus brazos para comenzar a vestirse. El día anterior había llegado tarde a casa, bastante cansado, y al parecer había influido en el sueño.

—Tengo que irme a trabajar. ¿Por qué no vas a casa de Laura? Así no estás sola aquí. Además, un paseo te vendrá bien. Kuro estará vigilando.

—Está bien. Me vestiré yo también.


En cuanto Kakashi se marchó, ella se puso a desayunar aunque tuviera poco hambre. Últimamente se había encontrado notablemente cansada y lo relacionaba con tener ya demasiada barriga. Recordaba las veces que Laura se quejaba porque le dolía la espalda o que no podía dormir bien por las noches.

Sin pensarlo más, cogió su bolsa y salió de casa, rumbo a la de su amiga Laura. Sabía que Kuro estaba siguiéndola. De hecho, el vivir en aquella dimensión le había dado unas habilidades alucinantes, como percibir el chakra. Nunca habría pensado que tendría cualidades para sensor.

Cuando llegó al fin, Laura abrió la puerta alegre con una pequeña Aiko en brazos. Se dieron dos besos como saludo y la rubia entró en la casa.

—¿Cómo estás?—preguntó Laura guiándola hasta el sofá.

—Algo cansada, pero no te preocupes. El aire fresco del ambiente me ha hecho bien.

—Me alegro. Estaba preparando un bizcocho. ¿Te apetece?

—No... No tengo mucha hambre.

Laura formó una mueca ante la negación de su amiga y se sentó a su lado, sentando a la pequeña en su regazo.

—Deberías comer algo, Carla. No es sólo por ti, sino también por el bebé. Os tenéis que nutrir los dos. Mira, si quieres te preparo una sopa calentita como las que hace mi madre.

Carla asintió sólo para que la castaña se conformara, pero a pesar de ello, seguía sin tener hambre. Laura dejó a Aiko junto a su tía, que jugaba animadamente con ella, mientras iba a preparar la sopa.

Sólo con meter la masa en el horno y ponerle tiempo se puso a ello, oyendo cómo Carla le hacía el cucú a la niña. Estaba preocupada, no podía negarlo. El último día que la vio también le dijo que no tenía hambre, lo que la llevó a sospechar que había comido muy poco. Eso le haría mal al bebé, porque ni ella ni el feto tendrían los suficientes nutrientes como para seguir adelante.

Además, Carla ya tenía 7 meses de embarazo, por lo que tenía que tener cuidado. El reposo y la buena alimentación era prácticamente lo aconsejable.

Mientras tanto, Carla jugaba con la niña. Aiko reía contenta al ver los gestos y los sustos que se llevaba de parte de la mayor. Cuando vio que la niña quería bajar al suelo, la ayudó para que no cayera y ésta empezó a gatear hacia la cocina, donde estaba su madre. 

Oportunidad al Amor [Kakashi Hatake] [Obito Uchiha]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora