9-Gran apetito

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Otro mes pasó. La panza de Laura había crecido un poco más, quedando más redonda. Ella y el Uchiha habían cogido unas clases de preparto para saber cómo actuar y así hacer también un poco de ejercicio. Al principio no iban a hacerlo, pero Marta y Carla los habían convencido para hacerlo, ya que era necesario para incrementar el conocimiento sobre el parto y los primeros meses del bebé. Además, Marta ayudaba económicamente al enterarse del problema que había tenido Obito en el trabajo. Lo más sorprendente fue que Marta felicitó al pelinegro por haber pegado a ese hombre y hacerle ver que era un idiota.

Saliendo de las clases preparto, los dos caminaban tranquilamente hasta casa, ya que ella había pedido moverse un poco. Por lo que, mientras andaban, Laura vio una pastelería. Sin dudarlo, se acercó al escaparate, lleno de tartas, magdalenas, galletas, pastas... y su boca se hacía agua.

—¡Mira, Obi! ¡Qué buena pinta tiene todo!

—¿Quieres algo?

—¿Puedo llevármelo todo?—preguntó con ojos de cachorrito.

—Mmm... Llevamos 30 €. Mientras no sobrepase eso...

—¡Gracias!—se alegró Laura entrando al local.

Obito rió y entró tras ella, viendo cómo su pareja se decidía por los dulces que quería llevarse y pedía una caja enorme. Entonces, ella lo llamó para pagar y se acercó al mostrador.

—Son 29,50—le pidió la camarera y Obito suspiró asistiendo mientras le daba los dos billetes.

[...]

Cuando llegaron a casa, los dos se sentaron en el sofá, y Laura abrió el paquete de dulces, comenzando a comer. En la caja había como unos 40 pastelitos de todos los tamaños posibles y Obito no dejaba de mirarlos, desagradable. Solo de hacerlo ya sentía su boca empalagosa por el azúcar.

—Digo yo... que no te los comerás todos hoy, ¿verdad?

—Los que tenga ganas, Obito—respondió ella rechupeteando sus dedos por el pastelillo que acababa de comerse.

—Está bien...—susurró sin decir nada más mientras encendía el fuego para hacer la comida—. ¡Ten en cuenta de que falta media hora para la comida! ¡Si comes mucho luego no tendrás hambre!

—¡Siii!—contestó ella mientras cogía otro pastelito.

Obito suspiró con una sonrisa y se dispuso a hacer los espaguetis. Era lo único que le salía del todo bien. Sólo había que hacer lo que ponía en el paquete. Dejar que el agua hierva, echar los espaguetis y, cuando vuelva a hervir, esperar unos 10 minutos para que estuvieran listos. Y eso hizo.

Cuando terminó de hacer la comida y fue a avisar a Laura, descubrió que ya se había comido una tercera parte de los pastelitos. Ella estaba a punto de coger otro, pero Obito le quitó la caja, la cerró y la dejó encima de la nevera, para que ella no llegara.

—Ya no hay más dulces hasta mañana. Vamos a comer.

—Joo. ¡Obito! ¡Pero al menos mételos en la nevera, que se van a poner malos!

—Ya los meteré cuando acabemos de comer. Y quiero que te lo comas todo. Si no, no te compraré más dulces en una buena temporada, ¿entendido?

—Si...—susurró ella apoyando su cabeza en la mesa.

—Ahora, a comer sano.

[...]

Al levantarse de la siesta, vio que Laura no estaba en la cama. Él respiró hondo y saltó de la cama, buscándola. Estaba en la cocina, rebuscando en la nevera. Sin embargo, no eran los dulces, que se encontraban encima de la mesa. Y ella seguía buscando.

Oportunidad al Amor [Kakashi Hatake] [Obito Uchiha]Where stories live. Discover now