11-Visita inesperada

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—¡Vamos, Laura! Tu madre nos está esperando.

—¡Ya voy! ¡No encuentro el peluche de Aiko!

Obito miró a su hija, que descansaba en su brazo, observándolo mientras mordía el chupete con tranquilidad.

—¡Deja que ese maldito peluche se llene de polvo! ¡Y si lo encuentras lo tiras a la basura! ¿Verdad, Aiko? Ese peluche no vale nada...

Carla le había comprado un peluche a su sobrina de Kakashi, comprado en una de las tantas tiendas de cosplay, merchandising y manga que había en la ciudad. Desde el primer momento, Obito lo había odiado, pero su hija tenía una rara adoración por él. Tanta, que no podía dormir si no abrazaba aquel peluche.

—¡Si queremos que se duerma...!

—¡Sí! ¡Ya lo sé! ¡Date prisa! Maldito muñeco...

Entonces Aiko comenzó a reír y Obito alzó una ceja desconcertado.

—¿Tú de qué te ríes, pequeñaja? Ese peluche tuyo es mi enemigo—le reprochó, pero ella volvió a reír—. Bien, como digas. Ahora la única que te va a llevar a cuestas será tu madre. Ya no cuentes conmigo.

Pero el hecho de molestarse, la hizo llorar. Obito intentó que parara, pero ella seguía llorando. Entonces Laura salió de la habitación, con el muñeco en la mano... lo que fastidió al Uchiha.

—Anda, vámonos ya—le pidió.

—No sé por qué le tienes tanta manía al peluche, creí que ya no estabas enfadado con Kakashi.

—Me está quitando a mi hija desde la otra dimensión, poco a poco. ¡Ni si quiera tiene un mes de nacida!

Laura rió divertida y cogió a la pequeña para tumbarla en el cesto. Gracias a su madre, había parado de llorar... porque ya tenía el peluche en sus manos. Mientras la castaña conducía, Obito vigilaba a la niña en el asiento de atrás. Llegarían tarde, pero eso ya no era excusa para ellos. Criar a un bebé era muy complicado.

Cuando llegaron, Marta preparaba la mesa para la cena de Nochebuena. El día siguiente era Navidad y ella quería que pasaran allí la noche para luego amanecer con los regalos. Así que, mientras Marta cuidaba de Aiko en la cocina, Obito y Laura se instalaban en la antigua habitación de la castaña. Colocaron la pequeña maleta, más llena de cosas para bebés que su propia ropa, encima de la mesa e hicieron la cama.

Marta había puesto la chimenea para que calentara la casa y la pequeña jugaba con su chupete entre las manos, mirando todo lo que había a su alrededor. Los tres adultos pusieron la mesa y hacían tiempo hasta que la comida estuviera lista. Minutos después, el timbre sonó y Laura fue a abrir. Carla estaba al otro lado de la puerta, con una sonrisa de oreja a oreja pero congelada por el frío.

—¡Feliz Nochebuena!—gritó la rubia.

—¡Igualmente! ¡Pasa, te estábamos esperando! ¿Y tus padres?

—En casa de mis tíos—la informó al entrar—. Al principio iban a venir, pero mi tía es muy insistente así que no han podido negarse.

—Oh, bueno. No pasa nada—dijo cerrando al final la puerta.

Las dos entraron en el salón, donde la mesa estaba ya puesta para comer y Carla dejó las bolsas en el sofá mientras se quitaba el abrigo y la bufanda. Saludó a Marta y a Obito e, inmediatamente, se fue a jugar con la pequeña, que estaba en la cuna de juegos que su abuela había instalado para ella.

—¿Pero dónde está la cosa más bonita del mundo?—le preguntó haciéndola reír.

Los demás rieron por las caras que Carla hacía para que Aiko riera también y Marta trajo la olla con la comida. Laura ya le había explicado a su madre el motivo de la ausencia de los padres de Carla, así que había quitado los dos platos sobrantes.

—Bueno, ¿y ahora qué hago yo con tanta comida?—preguntó Marta algo angustiada.

—Pues mañana se come lo mismo y yo le llevo una fiambrera a mis padres. Así no te sobra nada.

—Está bien. Pues empecemos a comer.

La velada fue divertida y variada. Cantaron villancicos, sí, pero también escucharon algo de rock & roll y música jazz. Recogieron la mesa, fregaron lo utilizado y se sentaron en el sofá, para ver un poco la tele. Laura había aprovechado el momento de más tranquilidad para cargar a su hija y hacerla dormir.

Pero ella no hacía más que llorar y Carla buscaba el peluche de Kakashi por todos lados.

—¡Obito! ¿No habrás escondido el peluche?—preguntó Carla, acusándolo con el dedo.

—¿Yo? No. ¿Por qué lo dices?—preguntó con sorna.

—Tú hija está llorando y no haces nada—le reprochó.

—Que se acostumbre a vivir sin el peluche. No quiero acostumbrarla a Kakashi.

—¡Pues que se acostumbre a ti!—habló Laura desesperada dándole a Aiko.

Obito suspiró y cogió a la niña mientras se levantaba y comenzaba a mecerla. Con unas palmaditas, Aiko había dejado de llorar y miraba a su padre con curiosidad y aún con los ojos aguados.

—¿Ves? Ella quiere a su padre, ¿a qué sí? Ya se ha dado cuenta que si quiere peluche, papá no la coge.

—Eres retorcido, Obito Uchiha—dictaminó Carla entrecerrando sus ojos.

Finalmente, Aiko se tranquilizó pero no se durmió. Mordisqueaba el chupete que su padre le había puesto y jugaba con un peluche de Nemo entre sus manos. Obito se sentó en el sofá junto a Laura mientras apoyaba la cabeza en el respaldo con cansancio. La castaña reposaba su cabeza en el hombro de él, mientras que Marta y Carla ocupaban el otro sofá.

—Bueno...—murmuró la mayor—, voy a apagar la chimenea y nos vamos a la cama a dormir. ¿De acuerdo?

Todos asintieron, levantándose para ir cada uno a su habitación, cuando una luz salió de la chimenea iluminando todo el salón. Los cuatro se sorprendieron y se asustaron por eso, pensando que estaba explotando. Obito se puso de espaldas, protegiendo a Aiko. El grito de Marta, Laura y Carla se escuchó por la habitación y la pequeña comenzó a llorar de nuevo.

La luz poco a poco comenzó a disiparse y aparecieron en una extraña habitación. Seis personas los miraban con una sonrisa, llamando la atención de los tres adultos menores. Además, de que aquella habitación era demasiado conocida para ellos. ¿Ellos los habían traído?

—Bienvenidos a Konoha—sonrió un peliplateado.    

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Woliiiis, aquí Luthien reportándose a las 2:18 de la madrugada! Ya que estamos a Sábado, pues me he decidido a subir el cap antes de acostarme.

¿Quién apareció? ¿Ah? Yo sé que lo sabéis xD

Espero lo disfrutéis. Aquí se despide Luthien. Ciao!

Oportunidad al Amor [Kakashi Hatake] [Obito Uchiha]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ