Oportunidad al Amor [Kakashi Hatake] [Obito Uchiha]

6-Sorpresa

Perdón por no publicar ayer! Tuve una boda y no tuve tiempo de meterme para subirlo. Espero que os guste ;D

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Aquel día había sido el mejor para ambos y el buen humor duró bastante tiempo. Laura había empezado a enseñar las técnicas básicas de la cocina y Obito intentaba aprenderlo.

Ella le había enseñado todo lo posible en aquellos dos años y se lo agradecía. Agradecía cada día, cada apoyo y cada enseñanza. Agradecía aquella nueva oportunidad.

Pasado un mes, ellos podrían haber sido el top de la pareja perfecta, pero eso se lo quedaban para ellos dos. Una mañana, siendo Domingo, Laura se levantó con un gran malestar. Al abrir los ojos, vio que Obito no estaba en la cama con ella, pero oía la tele en el salón.

Unas ganas enormes de vomitar se hicieron presentes y, lo más rápido posible, se metió en el baño metiendo la cabeza en el retrete, echando la cena del día anterior. El ruido de la puerta alertó a Obito, que se extrañó por el portazo. Se dirigió a la habitación y vio que la castaña no estaba en la cama, oyendo el próximo vomito de Laura.

—¿Laura?—preguntó acercándose al baño preocupado. Abrió la puerta y la encontró con muy mala cara. Se acercó a ella y sujetó su pelo al ver que iba a hacerlo de nuevo—. ¿Estás bien?

—Tenía... ganas de vomitar y... me duele la cabeza...

—¿Te sentiría algo mal anoche? Anoche también te veía un poco decaída...

—No lo sé—respondió Laura tirando de la cadena y abriendo el grifo para enjuagarse la boca—. Me encuentro muy mal...

—Bueno, no te preocupes. Descansa, voy a llamar a tu madre para ver si puede hacerte de esa sopa de pollo para mejorarte.

—Gracias, cariño...

—No hay de qué... Ahora ve a la cama. Voy a por el termómetro, ¿sí?

—De acuerdo...

Así, el Uchiha la ayudó a meterse en la cama y la arropó antes de salir a por el termómetro. Cuando lo encontró, cogió también el teléfono fijo y lo llevó hasta la habitación. Laura se puso el aparato bajo el brazo y Obito marcó el número de su suegra.

—¿Sí?

—Marta, soy Obito. Laura se ha levantado algo enferma y... bueno, yo no sé hacer sopa de pollo pero si se la pudieras hacer y ver qué tiene, te lo agradeceríamos los dos.

—¿Podéis esperar unos... 40 minutos?

—Claro.

—Está bien, cualquier cosa me vuelves a llamar.

—De acuerdo.

Obito dejó el teléfono en la mesita de noche y cogió una silla para sentarse al lado de Laura. Ella se había quitado el termómetro y al parecer no tenía fiebre. Laura se quedó dormida al momento y Obito la tapó bien, para que no tuviera frío.

Mientras esperaba que Marta llegara, se puso a leer uno de esos libros que tenía Laura. También había aprendido que los libros se leían de izquierda a derecha y había tenido que aprender otro abecedario. Le había costado, pero lo había conseguido. Tan concentrado estaba en la lectura que, cuando sonó el timbre, se desconcertó. Fue a abrir y vio a Marta, con una bolsa en sus manos y un maletín colgando de su brazo.

Ella pasó al interior de la casa y, posteriormente, a la habitación de la pareja. Vio a Laura dormida y suspiró, tenía mala cara, así que le haría una revisión. Mientras tanto, dejó la sopa de pollo en la isla de la cocina y miró a Obito.