Bang Chan era conocido por ser una persona con una personalidad muy alegre, todo lo contrario al Chan que había estado paseándose por los pasillos del colegio como si fuese un muerto viviente.
Desde la semana pasada lucía unas ojeras enormes bajo sus ojos, hablaba poco y estaba solo la mayoría del tiempo.
Seungmin se sentía egoísta por no haberlo notado antes y sólo haberse centrado en sí mismo.
Él no era el único que sufría en estos momentos.
Nadie sabía nada sobre que había sido de Hyunjin y JeongIn, nadie, excepto Bang. Y por cómo había estado actuando el mayor, sabía la ausencia de los Hwang no era por algo bueno.
Todo fue de mal en peor el día que Bang colapsó.
Jisung, Seungmin y Chan caminaban juntos de regreso a sus respectivos hogares, no hablaban, Jisung sabía que sus dos amigos no estaban muy bien emocionalmente, así que siendo en verdad un milagro, Han no dijo palabra alguna desde que pusieron un pie fuera del colegio.
Seungmin notó como los pasos de Chan se hacían más lentos, pesados y torpes conforme avanzaban. Hasta que el simplemente cayó al suelo.
Los menores entraron en pánico, ninguno sabía qué hacer en una situación así. Gracias al cielo era la hora más concurrida del día y muchas personas les ayudaron. La ambulancia no había tardado en llegar.
Falta de alimentación y descanso, combinados con mucho estrés, fueron los motivos del colapso del australiano.
Fue en el hospital donde el mayor los puso al tanto de la situación de los Hwang, pidiéndoles por favor que no comentaran nada más al respecto.
Como bien sabían todos, los padres de Hyunjin y Jeongin habían salido de viaje dejándolos al cuidado de Hyuna, pero no contaban con que el sábado por la noche la abuela de estos llegara a su hogar debido a que el viaje de sus padres duraría más de lo planeado.
Lo que se suponía sería una sorpresa para los Hwang, terminó siendo una sorpresa para la mujer mayor.
¿Quién no se sorprendería al encontrar al menor de sus nietos acurrucado en el sofá, casi besándose con otro hombre?
La vieja anciana era de mente cerrada y religiosa, en su cabeza el hecho de que dos personas del mismo género tuvieran una relación amorosa era una aberración. Y no dudo ni un segundo en hacerlo saber.
Entre gritos, lágrimas y uno que otro golpe hacia Bang -e incluso hacia Jeongin, que intentó proteger al mayor-, la anciana logró sacar al australiano de la casa.
Cosa que causó una fuerte pelea entre ella y sus tres nietos. Hyuna protegió a Jeongin como pudo, pero no logró evitar que su abuela hiriera los sentimientos de todos, en especial los de Jeongin.
"No quiero volver a verte cerca de ese hombre, mi nieto no es ningún homosexual" le gritó a Jeongin, que estaba siendo abrazado por Hyuna "Hablaré con tus padres sobre esto, ¿me escuchaste? Voy a hacer que ese degenerado no vuelva a acarearse a ti, aunque me cueste la vida" continuó; Hyunjin se mantenía parado frente a su hermano y su prima, ya no quería más golpes para ellos "Tampoco volverán a ese maldito colegio lleno de enfermos".
La anciana no habló con los señores Hwang porque sabía perfectamente que ellos tenían mente abierta, e incluso sospechaba que permitían que su pequeño Jeongin fuera corrompido por aquel extranjero; pero eso era algo de lo que los menores no debían enterarse.
Les estaba mintiendo, mentía al decir que sus padres estaban de su lado, mentía al decir que habían aceptado que ya no asistieran al colegio, mentía cuando decía que no sentía repulsión hacia Jeongin.
Tenían prohibido salir, y en especial, tenían prohibido comunicarse con sus amigos, la mujer tenía los celulares de sus nietos en un cajón bajo llave, y no les permitía cerrar las puertas de las habitaciones. Ni siquiera Hyuna podía salir con Hyojong.
Habían pasado la última semana encerrados por completo, y Bang lo sabía porque se había escabullido por la ventana de Jeongin una noche mientras la anciana dormía. Pero la mujer se enteró de alguna manera, y fue peor.
Bang esperaba con ansias que los padres Hwang regresaran de su viaje pronto, ya no quería que sus amigos sufrieran tanto por culpa de esa señora.
Tampoco quería sufrir él.
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