19.5

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Seungmin no le avisó a Jisung que se iría de la biblioteca, ni siquiera recordó que Jisung estaba ahí. Simplemente salió corriendo del lugar.

Necesitaba encerrarse en el baño para darse su tiempo para pensar, procesar todo lo que había visto y tranquilizarse. Huir al baño se le había hecho una costumbre desde que entró al colegio.

Grande fue su sorpresa al ver un letrero que decía "Fuera de servicio por mantenimiento" pegado en la puerta del mismo.

Podía ir a los otros, pero estaban al extremo contrario de la institución, y no se arriesgaría a cruzar todo el patio con un posible ataque de pánico.

A lo lejos, escucho la voz de Allen gritar su nombre.

Eso solo encendió todas las alarmas en su cabeza. Volvió a huir, y se encerró en la primera aula que encontró sola. Rogando que Allen no lo haya visto.

No sabía cuánto llevaba ahí encerrado, lo único que lo tranquilizaba un poco eran las caricias que él mismo se daba en los brazos y el aroma del hoodie que aún no devolvía.

Su celular llevaba cinco minutos sonando, en la pantalla se podía leer "La mejor ardilla del mundo 🐿", nombre que el mismo Jisung se había puesto. La animada canción que tenía como tono especial para su amigo no hacía más que alterarlo más.

La puerta se abrió, y una alta figura asomó la mitad de su cuerpo dentro del oscuro salón.

—¿Quién está ahí? —Seungmin reconoció aquella voz, e inmediatamente se encogió aún más en su lugar. No quería que nadie le viera así, menos él.

Las luces se encendieron, y el más alto pudo fácilmente reconocer a la pequeña bolita que Seungmin era en ese momento. Se encontraba con la cabeza y piernas completamente dentro del hoodie, como si dentro de este nadie pudiese encontrarlo. Eso no hizo más que hacer que su pecho doliera por la preocupación y ternura.

—¿Seungmin? —el pelinegro le llamó con un tono de voz suave y se acercó a él— ¿Te sientes bien?

—Seungmin no está aquí. —la voz nasal y amortiguada de Seungmin era tan adorable.

—Es una lástima, entonces Seungmin no podrá comer chocolate... —sentándose a su lado, el de mayor estatura sacó un pequeño chocolate. Planeaba comérselo más tarde, pero intentar animar a Seungmin era más importante.

—Hyunjin... deberías ir a clase. —los adorables -pero tristes- ojos de Seungmin se asomaron un poco para observar a su mayor.

—Eso te digo yo a ti, ¿no deberías estar en clases?

—Hoy he salido temprano, pero Jisung y yo nos hemos quedado en la biblioteca... —al recordar lo que había visto en la biblioteca prefirió esconderse de nuevo. Se veía patético.

—¿Por qué te escondes? —la mano de Hyunjin se posó con delicadeza sobre la cabeza del menor.

—No me gusta que me vean así. —el tacto del pelinegro se sentía cálido, aunque no le estuviera tocando directamente.

—Es normal llorar, Seungminnie. —a Seungmin le habría gustado decir que no había sentido nada con aquel apodo, pero no era así— Se que no somos cercanos, y sólo hemos cruzado palabra muy pocas veces, pero puedes confiar en mí.

—¿Alguna vez has visto algo que no debías ver? —con lentitud Seungmin sacó su cabeza del hoodie y miró a Hyunjin— Algo que sí sale a la luz podría perjudicar a muchas personas.

Hyunjin solo pudo sentir con la cabeza. Inesperadamente, sus ojos y los de Seungmin se encontraron, la mirada de cachorrito que el menor le daba causó que su instinto de protección aumentara de manera precipitada. No se detuvo a pensar en que era la primera vez que hacían contacto visual.

¡hey, chico bonito!Where stories live. Discover now