Día 5

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Seungmin sabía que haber pasado una hora entera probándose diferentes prendas frente al espejo había valido la pena.

Hyunjin no había prado de elogiarlo desde el momento en el que abrió la puerta de su casa, y Dios, se sentía precioso.

Su castaño cabello estaba peinado de manera meticulosa para que cayera prolijamente en su frente, sus labios estaban un poco brillantes por el bálsamo labial con sabor a cerezas que secretamente se había colocado, sus mejillas tenían un natural color rosado -gracias a que Hyunjin no había soltado su mano durante todo el camino al parque- y sus ojitos brillaban con ilusión. Su torso estaba cubierto por una camisa blanca debajo de un suéter -dos tallas más grandes, porque no alcanzó de la suya- color caqui con el mensaje de "Stan DAY6" escrito en letras blancas, acompañado de un pantalón blanco ceñido a sus piernas y unos tenis del mismo color. Tal vez había terminado por escoger algo simple, pero muchas veces, lo simple es mejor.

La calidez que la mano de Hyunjin le transmitía era un recordatorio de lo real que era todo aquello; de lo mucho que alguien ajeno a su familia lo quiere y de lo bien que se sentía ser correspondido. Y es que, sus manos encajaban tan bien juntas, que parecían haber sido creadas para aferrarse la una a la otra por el resto de sus vidas.

El constante tintineo del collar de Kkami -quién los había acompañado a su cita- hacia sonreír de oreja a oreja a Seungmin. Todo se sentía correcto. Él, Hyunjin, y hasta la misma Kkami que de vez en cuando se detenía a olfatear las flores que había en el parque. No había necesidad de ir a lugares caros como un restaurante o el cine, con la sola presencia del otro era suficiente para ambos.

Hyunjin lo miraba como si fuera la cosa más hermosa que alguna vez había pisado la tierra, tenía un brillo diferente en los ojos, uno ilusionado o así lo interpretó Kim. Sea lo que fuera, le encantaba.

Amaba ver cómo el mayor se ponía tímido por momentos y atropellaba sus propias palabras, como intencionalmente rozaba sus hombros al caminar, como se quedaba observándolo por minutos sin decir nada y después le decía lo afortunado que se sentía de tenerlo a su lado, causando que sus mejillas -y las propias- se coloraran.

El ruido de los niños correteando por todos lados no les era molesto, porque para ellos, en ese momento no existía nadie más que ellos dos -y Kkami-. El ambiente no se vio arruinado ni cuando accidentalmente un niño -que corría sin fijarse- chocó contra Seungmin, sino que, a Hyunjin le pareció adorable como Kim preocupado por el niño, le acariciaba las mejillas llenas de delgadas lagrimitas -causadas por la vergüenza- y le decía que no se preocupara por el pequeño accidente, que eran cosas que pasaban, advirtiéndole que anduviera con más cuidado a partir de ese momento.

Seungmin tenía esa aura paternal cada que había niños pequeños a su alrededor, la forma en la que los miraba con adoración era tan tierna, que Hwang no pudo evitar imaginarse casado con él y teniendo por lo menos tres hijos en el futuro. Porque sí, Hyunjin estaba tan enamorado que no le era difícil divagar sobre un largo futuro al lado del castaño. Estaba seguro de que quería compartir el resto de su vida con aquel tímido ser que se encontraba a su lado en este momento.

Sentados debajo de un árbol compartiendo anécdotas con sus amigos, se vieron interrumpidos porque el celular de Hyunjin comenzó a sonar con insistencia. Dejando a Kkami bajo el cuidado de Seungmin, Hyunjin se alejó de la vista del castaño para atender aquella repentina llamada.

Seungmin pensó que no había necesidad de sostener a la cachorra con la correa, ya que ésta era muy tranquila y se encontraba dormida en sus piernas.

Pensó mal.

De repente, Kkami salió corriendo con rapidez, sacándole un susto. Se levantó de golpe, con la intención de perseguir al Pomerania, dándose cuenta de que, algo o alguien la había hecho correr intencionalmente. Podía notar una pequeña galleta canina ser jalada hacia uno de los lejanos arbustos que estaban su costado. ¿Con que propósito?

¡hey, chico bonito!Where stories live. Discover now