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Seungmin había pasado todo el día con la cabeza en otro lado. No prestaba atención a clases como siempre hacía, no bromeaba ni reía con sus amigos, tampoco hablaba con nadie; solo miraba hacia el frente con la mirada perdida y el rostro contraído en una expresión más triste que pensativa.

Y sí. Era por completo culpa de J... Hyunjin... como sea. Daba lo mismo.

Su mente inundada de pensamientos tanto positivos como negativos, el corazón latiendo dolorosamente lento o tal vez demasiado rápido, las manos sudando con anticipación, sus ojos nublados, boca y labios resecos y piernas inquietas temblando con insistencia.

Los demás ni siquiera le preguntaban qué sucedía, y sí lo hicieron, él no lo notó. Estaba en un estado de ausencia total donde solo Hyunjin ocupaba sus pensamientos.

Muchos escenarios diferentes, donde todo terminaba como en un cuento de hadas, o donde el mayor se burlaba cruelmente él y su estúpida ingenuidad. Los escenarios malos eran tontos, considerando lo bueno que era Hyunjin con todos, pero dicen uno nunca logra conocer bien a las personas, nunca sabes si las emociones y sentimientos que expresan eran sinceros o si solo eran una máscara.

Uno. Dos. Tres. Contó en su mente después de escuchar el timbre que indicaba el final de laa clases. Se levantó de su asiento, aún demasiado metido en sus pensamientos como para tener control de sus acciones. Sabía que Jisung y Félix le hablaban, pero no escuchaba más que balbuceos lejanos que no quiso ni entender.

Tomando sus cosas, se dirigió a pasos lentos hacia la salida del aula. Pasos lentos y temblorosos. Conocía de memoria el camino hacia él aula de canto, así que no se sorprendió mucho cuando se encontró de un segundo a otro frente a ella.

Siendo sincero, no quería entrar por miedo a lo que le esperaría del otro lado. ¿Y sí se había equivocado y realmente no era Hyunjin? Porque, vamos, ¿Cómo alguien como Hwang Hyunjin se fijaría en él? Siempre tan invisible y poca cosa, tan torpe, tímido, inestable y dependiente.

Se odio tanto en ese momento por haberse permitido fantasear con Hyunjin. Desde un punto realista, tal vez sólo estaba viendo de más en las acciones amigables de Hyunjin, porque eso eran, solo cosas que un amigo haría por otro, apoyarlo en momentos difíciles, preocuparse por su salud, estar bastante al pendiente de él... o tal vez era pura lástima. Que era una opción mucho más razonable.

Su mano se dirigió a la perilla de la puerta, dudando cada vez más. Quería salir corriendo de ahí, ocultarse bajo sus sabanas mientras lloraba y escuchaba a todo volumen su lista de reproducción con las canciones más deprimentes de DAY6. Pero no lo haría. No esta vez.

Giró la perilla soltando un tembloroso suspiro. Estaba aterrado. Pero aún así entró, con la mirada clavada en el suelo y el corazón en la garganta. Después de cerrar la puerta y dar un par de pequeños pasos elevó la mirada.

Y lo vio.

Tan guapo como siempre. Tan maravilloso e inalcanzable, con la luz del sol dándole en el rostro, sus ojos cerrados mostrando sus largas pestañas, una expresión serena en el rostro y sus labios apretados en una línea recta, como pensando.

No sabía si Hyunjin lo había escuchado llegar, pero por el momento, estaba siendo ignorado por él. ¿Debería hablarle primero o esperar a que notara su presencia?

Parecía que el destino estaba de su lado, o tal vez no, porque Hyunjin abrió los ojos y lo miró, con ojos brillosos y mejillas rosadas. Adorable, pensó Seungmin, sintiendo como su rostro se ponía caliente y seguramente también rojo, su respiración comenzó a volverse errática y sus manos jugaban entre ellas con nerviosismo, pero no podía evitarlo, sentía la mirada del mayor atenta sobre de él.

¡hey, chico bonito!Where stories live. Discover now