♪ Three

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Es hermoso, verdaderamente hermoso.

Clavó su pupila sobre la mía durante segundos, incómodos segundos que transcurrieron de forma efímera, por suerte, o tal vez por desgracia, segundos en los que me convertí en el objeto de mira de aquellos ojos cansados que constaban de pinceladas moradas bajo su superficie, fruto de su insaciable agotamiento. Pestañeé perpleja antes de que el rubio tomase asiento sobre uno de los sofás de cuero rojo que adornaban la sala, sin perder detalle de cada gesto involucrado en aquel sencillo proceso; desde la forma en la cual sus dedos ascendían a uno de los botones de su camisa para abrirla o como estos recorrieron tras ello su cabello para despejar el flequillo que caía sobre su rostro.

-¿Vas a sentarte o...?- inquirió Luke a la par que una de sus cejas se alzaban en un gesto de duda.

Negué de forma rápida, envuelta en aquel mar de pensamientos en los que el rubio resultaba ser el sujeto.

-Perdón- dije antes de tomar asiento frente a él en un sofá idéntico.

Un rubor quedó plasmado en mis mejillas, cuales adquirían un tono rojizo simbolizando mi actual estado de ánimo; nervios, los nervios se apoderaban de mi cuerpo desobedeciendo mis órdenes de actuar con normalidad.

Para mi sorpresa, mi acompañante pareció percatarse de aquel llamativo color que irradiaban mis pómulos, pues sus labios se habían fundido en una sonrisa de victoria. Creyó, o más bien dedujo, ser el causante de aquella reacción, leyendo mi mente tal y como si le hubiese concebido el acceso a ella.

-Esto...-comencé a decir, rompiéndo aquel silencio que nos envolvió en continuos gestos y miradas.- Siento haber tardado en llegar, Mikolas me avisó muy de repente y... Es más, ni siquiera me dio tiempo para...

-Suficiente.- me interrumpió de forma tajante, en una arisca actitud. -En ningún momento rogué por excusas.

Alcé una ceja, captando la atención de Luke, pero esto había sido ineficaz, pues él no parecía guardar la intención de deshacerse de su talante mesurada.

Quizás fuese cierto que lo único por lo que su mirada rogaba era por tomar un descanso, pero aquello no excusaba la frívola respuesta que acababa de concebirme.

-Así que... ¿Daisy...?-Comenzó a decir, arrastrando las palabras en un tono grave que consiguió penetrar mis oídos de nuevo.

-Es Darcy.-Le corregí.

Me fulmigó a través de una mirada desafiante antes de posar una mano sobre su barbilla. Agaché la mirada de forma inconsciente, percibiendo la forma en la que el espacio que guardaba la apertura de su camisa blanca liberaba la imágen de los músculos que constituían sus pectorales, aquellos que, debido a la postura que había adquirido, se mostraban en tensión. Sobre su pecho se reflejaban una cantidad escasa de vellos rubios que a penas eran perceptibles bajo el reflejo de la luz que se filtraba a través de la ventana.

-¿Y consideras que tu nombre me es de gran importancia?- formuló aquella pregunta añadiéndole una tonalidad burlesca.

Sonrió cínicamente, siendo testigo de aquel ceño fruncido que se había posado sobre mis cejas como respuesta ante aquella pregunta que no resultaba de mi agrado. Se echó hacia atrás, acomodándose en su asiento sin tomar la iniciativa de modificar su irritante expresión.

A penas habían pasado escasos minutos y sentía que este hombre estaba alcanzando mis límites.

Tomé aire.

-Verás, Luke...- Comencé a decir, reteniendo aquellos impulsos que me incitaban a reclamarle lo molesto que me resultaba su comportamiento inmaduro y cargante. - No deseo que nos llevemos mal, para nada... Sé que somos compañeros de trabajo y que nos veremos constantemente, así que... Agradecería que pudiésemos mantener una conversación normal, tranquila... Nada similar a esto que está ocurriendo ahora mismo, sí no es mucho pedir.- Le solicité, tragando saliva tras ello.

-¿Uh-Uhm...?- Respondió al instante en un balbuceo, comenzando a reír segundos después al mismo tiempo que conducía una de sus manos a su boca, tapándola.

-No parecías pensar que yo resultaba ser un estorbo cuando me encontraste follando en mi habitación, ¿Me equivoco?

Touché.

Entreabrí los labios a modo de sorpresa, y agaché la cabeza, avergonzada, envuelta en la desesperación por evadirme de esta situación embarazosa de cualquier forma.

Sólo deseaba que la tierra me tragase, o huír, o quizás matarle, o... Todo, tal vez todo a la vez, de manera cíclica, veloz y eficaz.

Este chico no hacía más que crispar mis nervios, y no, no bastaba sólo con sus palabras mediocres, pues eran también sus gestos los que subcumbían mi paciencia.

¿Qué le contestaría yo ahora sí he de armarme de valor y no recurrir a la huída?

-Hola, buenas tardes, ¿Desean tomar algo?

Giré la cabeza para toparme con un joven camarero que se había aproximado a nuestro lugar para tomar nota de nuestro pedido.

Ser rescatada de tal forma en una situación tan embarazosa es lo que yo denominó un milagro en toda regla.

-Un Whisky, por favor, a poder escoger... Un Bourbon.- Pidió el rubio.

- ¿Un Bourbon sólo? ¿Seguro que no desea mezclarlo con...? - Insistió el camarero.

-Dije un Bourbon, no una mierda.
-Masculló el músico.-No es necesario cuestionar mi elección si no es requerido.

-De acuerdo... Perdone usted, caballero.- se disculpó el joven que vestía de traje, rodando los ojos en un gesto del que tuve la ocasión de ser testigo, lo que provocó una leve risa por mi parte. -¿Y para usted, señorita?

-Oh, nada, no es necesario, gracias.-Le aseguré, mostrando en este gesto mi faceta más amable.

-Perfecto, volveré en breves minutos pues. - Nos garantizó el joven regresando a la barra que se hallaba a lo lejos de aquella sala.

-Un incompetente, un jodido incompetente. - Dijo Luke en una queja cuando el sujeto al que se refería se había marchado. -¿Mezclar un Bourbone con Coca-Cola? ¿Cuántos años tienes?

-Sí...-Susurré por lo bajo, dándole la razón a mí acompañante, aunque lo cierto era que no tenía mucha experiencia y conocimientos en torno al alcohol, pues no habituaba a beber.

La mirada del rubio recorrió la longitud de mis piernas, ascendiendo desde mis tobillos a mis muslos a la par que inclinaba su cabeza hacia un lado, despacio. Humedeció sus labios cuando sus ojos vagaban por la superficie de mis caderas, envuelto en estas de una forma que lograba intimidarme.

-Aún no has contestado a mi pregunta.-Mencionó, invitando a que aquella sonrisa pícara regresase al lugar donde tantas veces se había localizado, sobre sus labios rosados.

Mierda.

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