(...)

-¡Esto tiene que ser un sueño!- Exclamé en voz alta, sin lograr retener mi impulso. Cerré la puerta con brusquedad, fruto de mi ansia por disfrutar de esta amplia habitación de hotel.

Avancé al interior acompañada de una amplia sonrisa extendida sobre la comisura de mis labios.

Me atrevía a decir que el área que abarca este lugar triplicaba los centímetros cúbicos que disponía mi habitación de Nueva Jersey. Resultaba un dato coherente, pues provengo de una familia humilde y sin recursos de clase obrera. Ellos no se veían capaces de gozar de privilegios, de riquezas... Por ello, nuestro hogar resultaba más bien pequeño, pero a pesar de su breve expansión era un lugar acogedor, ideal para los tres miembros que componíamos mi familia; mamá, papá y yo.

Por ello, ser concebida de la oportunidad de dormir en un hotel así era para mí lo más próximo una aventura surrealista que gozaba por completo de su esplendor, tal y como si mi mente se subduciese bajo las dimensiones de alguno de los óleos más reconocidos del pintor español Salvador Dalí.

Caminé sigilosamente en dirección al balcón, envuelta en el júbilo a la vez que me aproximaba a aquellos ventanales que tras ellos mostraban frondosos campos teñidos de un verde que bajo el radiante sol de verano cubría las hojas de los árboles mediante destellos dorados.

Comencé a entender ahora porque la ciudad de Los Ángeles se había convertido en un objeto de admiración para varios novelistas, fotógrafos... Resumidamente, personas cuya vocación está íntimamente inclinada al arte.

-¡Maldita sea!- mascullé al recordar casi de repente que aún no me había presentado ante Luke Hemmings, algo que debía haber hecho desde el primer momento que alcancé la ha habitación.

Alcancé la puerta, agilizando el ritmo de mi paso para que no se me hiciese tarde a la hora de conocer al músico con quién trabajaría cada noche. Cerré la misma y caminé a través del pasillo del hotel, percatándome de que me desplazaba sin rumbo, pues desconocía la ubicación del cuarto del artista.

En un intento desesperado, en el limbo entre continuar persiguiéndole o tirar la toalla, al fin di con una solución que se aproximaba en mayor medida a la opción positiva.

Encontré a un hombre corpulento de mediana estatura caminando por delante de mí, lo que me permitió leer las palabras grabadas sobre la parte trasera de su camiseta, abarcando la superficie de sus omóplatos. Esta decía "Luke Hemmings' official tour staff".

Milagrosamente había dado con el clavo.

-¡Oiga, señor!- Exclamé, llamando su atención.

El hombre se giró sobre sí mismo en 180 grados, quedándose frente a mí.

Seamos honestos, mirarle a la cara me resultaba inquietante. Sus cejas se fruncían en un ceño remarcado y una cicatriz se localizaba cerca de sus labios, mostrándose poco agraciado ante mi presencia. Percibí a su vez como sus músculos se tensaban en un gesto abrupto a medida que sus brazos se cruzaban sobre su pecho.

-Esto... Mi nombre es Darcy, Darcy Hamilton. Soy la nueva fotógrafa que acompañará al señor Hemmings durante la gira... Y bueno, simplemente deseaba conocerle y...- traté de continuar hasta que fuí interrumpida por el guardia, cuya expresión facial había cambiado en cuestión de segundos. Ahora alzaba las cejas en un gesto de curiosidad a la par que una sonrisa se arqueaba cada vez más sobre sus labios.

-¡Tú busca Luke, mi amico guapo!-Exclamó el hombre aquella oración incorrectamente estructurada con un acento característico de la zona de Europa del este. -Ven conmigo, szeñorrita, yo te ackompañaré- me invitó a seguirle, causando que sonría suavemente ante aquella peculiar forma de apodarme.

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