—Sí pienso que eres un estúpido. —añadió con cierta amargura en su voz, apretando ligeramente las caderas del menor en el acto y consiguiendo que YuGyeom hiciera un pequeño puchero, tentando a Park de robarle un hambriento beso de esos carnosos y apetecibles labios. —Pero eso me gusta de ti, eres tan estúpido que te sientes mal por todo, haciéndote parecer a un bebé, un lindo bebé. —susurró con dulzura, mordió su labio inferior y acercó su rostro al del castaño para juntar sus labios en un caliente y no tan inocente beso.

Unos segundos después, se separaron y YuGyeom pasó ambos brazos por la espalda del pelinegro, le acercó para un asfixiante abrazo en el cual se quedarían fundidos por varios minutos; el menor descansaba su cabeza en el hombro del economista mientras que el contrario sólo hundía sus largos dedos por el suave cabello del castaño.

Ambos estaban en silencio disfrutando de la presencia del otro.

—Es la primera vez en la que disfruto en verdad mi cumpleaños. —Park confesó rompiendo el sosiego con casi un nudo en su garganta, y YuGyeom quedó estático ante la declaración al no saber qué responder. No quería sacar a Mark en la conversación, quería disfrutar de su tiempo con JinYoung y pensar por tan sólo un tiempo que no estaban envueltos en ese tipo de relación extraña; en la cual, el pelinegro ya tenía un novio y ese es Mark. Cuando se encontraba con JinYoung llegaba a pensar que quizás sí que eran algo más. —Se podría decir que no me gusta mi cumpleaños, pero has logrado que quiera que todos los días lo sea. —acotó el pelinegro aún dedicándose a acariciar el suave y sedoso pelo del menor; sacándolo de sus pensamientos.

—¿Por qué no te gusta tu cumpleaños? —YuGyeom preguntó con cierto nerviosismo, se separó del economista y se acomodó mejor en las piernas del mayor. —Está bien si no quieres decírmelo. —continuó con torpeza y JinYoung sonrió en su dirección al ver lo tierno que era el menor.

El pelinegro asintió, dio un largo suspiro y eligió como opción el proseguir. —Cuando era pequeño tenía la tradición con mi familia de que escondían notas alrededor de la casa en el cual describían un lugar específico de la casa dónde se encontraba el regalo de cumpleaños. Cuando tenía alrededor de los siete u ocho años... —JinYoung paró de hablar para tragar saliva, tomar aire nuevamente y seguir con la anécdota. —Esa mañana desperté más temprano de lo usual, mis hermanas seguían dormidas así que aproveché a dar una vuelta alrededor de la casa para buscar las notas, estuve dando vueltas por unos quince minutos cuando me di por vencido, fui a la habitación de mis padres y noté cómo mi padre le estiraba unos papeles a mi madre junto con un bolígrafo para que los firmase. —notó como deslizaba una lágrima por el rostro del pelinegro, YuGyeom la limpió con su mano y aprovechó a hacerle un cariño en su mejilla. Jamás le había visto demostrase débil ante él, aún así, JinYoung recuperó la cordura, se volvió casi como una piedra en cuanto las lágrimas desaparecieron y aclaró su garganta para proseguir. —Dime a qué niño le gustaría recibir de regalo a sus padres divorciándose y ver a su padre sólo los fines de semana. Mamá volvió a casarse, encontró a otro hombre el cual se hizo pasar por nuestro padre; y le agradezco muchas cosas, pero no llenará el espacio de mi verdadero padre.

—JinYoung... —YuGyeom acotó sin saber qué verdaderas palabras utilizar, le miró a los ojos y entrelazó sus manos para después recibir una sonrisa de parte del contrario.

—No espero que me digas algo conmovedor, ya he visto a las suficientes personas para tratar de superar escena. —habló duro, como si hace unos segundos no hubiese estado a punto de derrumbarse frente al menor, incluso, su semblante volvió a mostrarse frío como siempre y su instinto se volvió un poco juguetón. YuGyeom comenzó a jugar con los dedos entrelazados de ambos sin saber aún qué responder. —¿Puedo abrazarte? —preguntó bullicioso, el menor asintió en respuesta y pudo notar cómo el humor de JinYoung comenzó a relajarse.

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