Capítulo 6: Repetición.

365 39 0
                                    

Matthew

A medida que avanzo por el pasillo después de que la última campana de la clase ha sonado, noto cómo el ambiente se vuelve más fresco con cada paso. El aire parece cargar con la promesa inminente de una tormenta de nieve. Me detengo un momento, reflexionando sobre la posibilidad de que este cambio climático esté relacionado con el clima extremo que se aproxima.

Mis pensamientos se desvían hacia Liam, y la emoción de verlo nuevamente se intensifica a medida que me acerco a nuestro punto de encuentro habitual. Cada paso aumenta la expectativa, y mi corazón late con fuerza en mi pecho, casi ahogando el sonido de mis propios pasos.

Recuerdo vívidamente nuestros momentos juntos: sus besos suaves y reconfortantes que parecían transportarme a otro mundo. La sensación de sus labios contra los míos era como una ola de calor en medio de un invierno implacable. Era una experiencia tan profunda y mágica que ninguna otra persona había logrado provocar en mí.

Liam es único en su especie, un enigma envuelto en misterio. Su presencia no solo calienta mi piel cuando estamos juntos, sino que también ilumina mi mundo de una manera que no puedo explicar. A pesar de su peculiaridad, su aura enigmática solo sirve para aumentar su atractivo en mis ojos. Es como si estuviera rodeado de un halo de misterio que solo sirve para atraerme más hacia él.

—¿En qué demonios estás pensando? —la voz de Ray resonó en el pasillo, rompiendo el hilo de mis pensamientos y haciendo que la puerta metálica de mi casillero resonara con un golpe seco al cerrarse. Mis ojos se alzaron, sorprendidos por su repentina aparición.

—En nada importante —intenté esquivarlo, pero bloqueó mi camino de manera abrupta, extendiendo su brazo para apoyarlo contra la pared y cortar cualquier intento de escape.

—No te vas a ir a ningún lado —sus palabras, cargadas de amenaza, resonaron en el aire, convirtiéndose en un muro infranqueable frente a mí.

—Espera un momento —intervino Douglas con su habitual tono burlón, soltando una risa que resonaba en el pasillo como una afrenta—. Podría llamar a su perro guardián —ambos se miraron, fingiendo miedo antes de soltar una carcajada compartida. Sin embargo, Ray mantenía su mirada clavada en mí, como un depredador evaluando a su presa.

—Entonces, ¿dónde está nuestra tarea? —apretó los labios con impaciencia, mostrando su descontento de manera palpable.

—No la hice —respondí con voz temblorosa, bajando la mirada ante su mirada inquisitiva. Sentí cómo Ray agarraba mis mejillas con fuerza, obligándome a enfrentar su mirada intensa.

—¿Qué no hiciste, qué? —frunció el ceño, incrementando la presión sobre mis mejillas. Un escalofrío recorrió mi espalda ante su mirada amenazante.

—¿Acaso estás sordo? —aparté bruscamente su mano de mi rostro, intentando mantener mi voz firme a pesar del miedo latente—. ¡Dije que no la hice! —me atreví a enfrentarlo, aunque la sensación de temor seguía palpable en el ambiente—. Y no pienso hacer la tarea de ninguno de ustedes dos nunca más —los ojos de ambos se encontraron en un silencioso entendimiento, intercambiando miradas que auguraban problemas.

—Como quieras —Ray respondió con calma, pero había algo en su tono que hacía que mi corazón se acelerara aún más. Intenté escapar, correr tan rápido como me permitían mis piernas, pero mis esfuerzos fueron en vano.

Ambos me sujetaron por los brazos, arrastrándome por el pasillo con una fuerza que me dejó sin aliento. Quise gritar pidiendo ayuda, pero el pasillo estaba desolado, sin una sola alma que pudiera venir en mi rescate. En medio de la lucha, las risas sádicas de Ray y Douglas resonaron en mis oídos, aumentando la sensación de desesperación que me envolvía.

Luna Llena (Gay)Where stories live. Discover now