Capítulo 91: Recompensas

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Kate.

No puedo creerlo. He dicho que sí sin siquiera pensármelo un segundo y lo mejor de todo es que no me arrepiento de haberlo hecho, ¡Dios! A mamá le dará algo, pero en el fondo sé que me entenderá, ella habría hecho lo mismo si se sintiera como yo me siento.

Además, no es como que lo deje todo sin recibir nada a cambio, Ben lo ha dejado todo por mí más de una vez y nunca había podido agradecérselo, ahora podremos ser felices y somos jóvenes, podemos empezar de cero en otro lugar sin ningún problema y adaptarnos con facilidad.

A mitad de junio, luego de celebrar el cumpleaños de Ben me encuentro en un bus camino al sur por las vacaciones de invierno. Pasaré el mes con mi familia y aprovecharé de contarles esta nueva decisión, él no pudo acompañarme porque sus semestres son distintos a los míos pero en dos semanas nos vendrá a visitar si es que papá no lo quiere matar por llevarme de su lado.

Las nueve horas de viaje se me hacen eternas y cuando comienzo a ver las montañas nevadas que tanto extrañaba mi corazón se acelera, estoy a minutos de ver nuevamente a mi familia y solo espero que a mi hermana se le haya pasado la etapa de idiota en la que estaba viviendo; quiero tener un mes de paz y tranquilidad para compartir con mi familia ya que pasaré demasiado tiempo sin verlos. Eso es lo único que me quita el sueño, que no me deja disfrutar del todo esto, que pasarán tal vez años sin poder estar con ellos.

—¡Katie! —la voz de Leah al bajarme del bus me saca de mi ensimismamiento y abro los brazos para recibirla cuando corre hacia mí a toda velocidad.

—Hola, extraña.

La envuelvo en una abrazo fuerte y cuando llega mamá hace lo mismo con ambas, me dejo impregnar por ese amor; las extrañaba demasiado.

—¿Cómo estuvo el viaje? —pregunta mamá de camino al estacionamiento—. Se retrasó un poco.

—Sí, había un accidente en la mitad del camino así que estuvimos detenidos casi una hora pero ya estoy aquí.

—Así es, te extrañamos mucho.

—También yo —comienzo a mirar el camino porque no sé a dónde me llevan—. ¿A dónde vamos?

—Al auto.

—Creí que Zach trabajaba a esta hora.

—Lo hace.

—¿Papá volvió a conducir?

—No, yo aprendí a hacerlo —contesta mamá orgullosa, nunca había querido hacer el curso porque le daba pánico después de haber sufrido un accidente de transito cuando tenía ocho años pero ahora parecía contenta—. Tuve que hacerlo después de lo de tu padre y desde que aprendí, descubrí lo maravilloso que era.

—No ha dejado que papá toque el volante desde entonces —susurra Leah y no puedo evitar soltar una risita.

Nos subimos al auto, no tengo intención de irme en el puesto de copiloto por lo que sin decir nada me acomodo en el asiento trasero para sorpresa de ambas. Leah se sube con una sonrisa enorme sin dejar de tararear una canción de moda.

—Sophie nunca me deja ir adelante.

—Es una pelea diaria.

El resto de camino lo pasamos hablando, Leah suele llevar la conversación y yo la escucho con atención, está muy emocionada por sus nuevas clases de puntas en la academia de ballet y me hace prometerle que iré a un par de clases con ella. Antes de venir, la señora Isabella me pidió si podía darle clases a uno de los grupos de niñas de acá, con el sueldo que tenía allá y por supuesto que acepté, habría aceptado incluso si no me hubiese pagado, le debo tanto a esa mujer.

Enséñame a amar (SS#1) (VR#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora