Capítulo 75: Verdades a la luz

2.4K 205 21
                                    

KATE

Estoy orgullosa de mí. Sí, lo estoy. Después de varias semanas de estar en modo zombie, la vieja Katie volvió a la vida... o algo parecido. Tal vez esté exagerando un poco pero al menos volví a ir a la academia y a trabajar y descubrí que mantenerme ocupada me ayuda demasiado a no pensar. Tampoco me he cortado ni he bebido ni fumado nada, supongo que estoy aprendiendo a llevar de una manera más sana y aunque todavía hay noches en que lloro porque lo extraño, estoy continuando mi vida como debe ser.

Ahora mismo estoy en la academia conversando con Brenda y Christina, las chicas con las que hablaba antes de que llegara Mía. No son lo que se dice buenas amigas pero al menos son simpáticas y me aceptaron de vuelta por lo menos para pasar el rato y no estar sola.

—¿Por qué no sales con nosotras hoy en la noche? —pregunta Christina durante el recreo, llevan días intentando hacerme salir con ellas pero no tengo ganas. Demasiada tentación dada las circunstancias—. Nunca te hemos visto fuera de la academia.

—Tal vez pronto pero esta semana no puedo, mañana comienzo a trabajar temprano y no quiero andar trasnochada.

—¿Prometes que la otra sí lo harás?

—Está bien.

Sabía que no lo cumpliría pero tampoco se acordarían, dudo que les importe en algo mi amistad, si es que se le puede llamar así a esto.

La semana está bastante tranquila y llevo exactamente cinco días sin llorar, un gran avance si me lo preguntan. Como no salgo con las chicas, invito a Austin quien tiene la noche libre a ver películas, su vida amorosa es igual de patética que la mía por lo que no tarda mucho en aceptar. Nos quedamos hasta cerca de las dos de la mañana conversando también y luego él se va, mañana le toca hacer el primer turno así que igual debe descansar.

Apago todas las luces e inevitablemente me pongo a pensar en Ben, estuvo de cumpleaños hace un par de días. Me entristece pensar en que no pudimos celebrar ninguno de sus cumpleaños juntos pero no me permito llorar, como dije, llevo cinco días sin hacerlo y planeo que sean muchos más. Llevo puesta una de sus camisetas que dejó aquí, suelo usarla para dormir y sentir que lo tengo cerca aunque no sea así. Me duermo imaginando que me acaricia el cabello, que llevo puesta su camiseta porque me la pasó después de hacer el amor y no porque la dejó olvidada cuando se fue furioso del departamento.

La alarma me despierta a las ocho y media de la mañana. ¡Qué gran hora para despertar un sábado! Pero necesito ir a trabajar. Tomo una ducha rápida y me preparo el desayuno, será un largo día así que como más de lo que estoy acostumbrada. Volví a tener el peso que tenía antes de venirme a vivir aquí y no pienso seguir bajando ni un kilo más.

Cuando son pasadas las nueve y ya estoy casi lista para irme, suena el citófono. Supongo que es Austin para asegurarse de que haya despertado así que voy rápido a contestarle.

—Sí, desperté e iré a trabajar. No tienes que preocuparte por nada —digo cuando descuelgo el teléfono sin esperar a que él hable.

—Solo quería avisarte que acaba de llegar tu madre y va entrando.

—¿Mi madre?

—Sí, igual de bajita que tú con el pelo rubio ceniza un poco canoso, muy bonita.

—Definitivamente es mi mamá.

Me quedo pensando un poco, es realmente extraño que mamá esté aquí, eso solo puede significar que pasó algo malo o urgente. No puedo evitar preocuparme por papá o por alguno de mis hermanos, mamá solo viajaría en esas circunstancias ya que odia hacerlo y odia mucho más las ciudades grandes.

Enséñame a amar (SS#1) (VR#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora