Capítulo 38: Plan B

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KATE

Salgo corriendo del departamento como he hecho casi todos los días desde que el rubio no está ofreciéndose para llevarme a la academia. Decido tomar un taxi, porque sé que si me voy en metro no alcanzaré a llegar a la hora. He llegado tarde casi todo el mes siguiente porque me he quedado dormida y no tengo a nadie que me haga la vida más fácil, además, creo que trabajar en las noches me está pasando la cuenta. Una de las chicas renunció por lo que me ofrecieron ocupar sus turnos, a lo que acepté sin pensarlo porque necesito el dinero. Hoy debo ir también y recibo mi primer sueldo, solo espero que todo este mes haya valido la pena.

El tráfico está asqueroso y me voy mordiendo las uñas ya que sé que si llego tarde a esta hora, la profesora no me dejará pasar, igual que el jueves pasado. Hay una parte de mí que no quiere admitirlo pero extraño al rubio y no lo digo solo porque me llevaba a todos lados, sino que ahora casi no lo veo, creo que está con sus exámenes finales según lo que me ha contado April y solo lo veo a veces en la casa de mi amiga. Tampoco me siento en condiciones de hablarle, no sé qué podría decirle o cómo iniciar una conversación; además, él tampoco me ha hablado así que debe estar muy ocupado en su vida como para preocuparse de alguien insignificante como yo.

¿Por qué mis pensamientos se van hacia Ben? Ah, claro, porque desde que dejó mi casa, me he descubierto pensando en él más de la cuenta. Todos los días si soy sincera y ni siquiera lo entiendo, no lo conozco nada para estar así. Esto solo puede significar algo malo así que lo intento expulsar rápidamente de mi cabeza, sin éxito. Desde esa noche que dormí con él, cuando estaba rodeada por sus brazos me sentí tan protegida que no he podido volver a dormir bien desde entonces; me paso horas dando vueltas en la cama —una cama helada y vacía, por cierto—, intentando pensar en qué estará haciendo Ben a esa hora. Estoy jodida, ¿verdad?

—Señorita, ya llegamos —el taxista interrumpe mis pensamientos con un tono seco y comienzo a sacar mi billetera para pagarle.

—Gracias.

Me bajo del auto sin poder creer que me pasé todo el camino —más de veinte minutos seguidos—, pensando en él. ¡Ya está! Necesito un lavado de cerebro aquí y ahora.

—Pensé que no llegarías —pego un salto al escuchar a April ya que al parecer mi mente, ella se da cuenta y sonríe—. ¿Qué? ¿Tan fea soy que te asusté tanto?

—No me asustaste, solo estoy distraída.

—Eso todos lo notamos hace semanas, ¿qué pasa?

—Nada, solo estoy cansada. Los turnos en el bar me están pasando la cuenta y es una suerte que ya haya entregado la mayoría de trabajos atrasados porque o si no moriría.

—¿No has pensado en buscar un trabajo que no te deje tan cansada? —pregunta mientras entramos a la academia—. Tal vez algo en la tarde, Kate, se nota el cansancio en tu cara, trasnochar puede ser divertido a veces pero no todos los días. No estás durmiendo nada.

—No es tan fácil, en casi todos los trabajos piden un curriculum y la verdad, más que trabajar en un par de lugares no tengo mucha experiencia en nada. Es lo mejor que pude conseguir.

—Tal vez pueda decirle a Sarah que te ayude a conseguir uno.

—No, ya han hecho demasiado por mí. Esto es algo que debo arreglar sola.

—Está bien, pero ya sabes que puedes contar conmigo cuando lo necesites —le doy un abrazo completamente agradecida—. ¿Mañana debes trabajar?

—No, por suerte por esta vez tengo el fin de semana libre.

—¿Por qué no lo vas a pasar a mi casa? Sarah no está otra vez y el domingo podemos avanzar en el trabajo de la próxima semana. Mañana no, porque llega Ben y hay que darle la bienvenida, podemos comer algo, estar en la piscina, no sé, depende de cómo esté el día.

Enséñame a amar (SS#1) (VR#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora