2 - Cachorros al ataque

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El sol salió y el primero en despertar fue Temo, de inmediato sintió que algo, en este casó alguien estaba demasiado cerca de él, Aris tenía su brazo encima de Temo, a un punto en el que Temo podría casi asegurar que Aris lo estaba abrazando; Temo no se movió para no despertarlo, eso no parecía difícil, Aris estaba roncando igual o peor que doña Crisanta pero eso no le molestaba y solo se quedó inmóvil sintiendo la calidez de Aris, se imaginó como podría ser su vida con Aris como pareja, pudiéndolo abrazar en el momento que él quisiera, incluso poder besarlo sin que nadie los juzgara. Pasaron 10 minutos desde que Temo se había despertado y estaba en modo estatua, en ese momento Aris se despertó y quitó su brazo de Temo, se talló los ojos, se levantó y se quedó sentado en la orilla de la cama, Temo también se levantó y se sentó en el otro extremo de la cama.

-Buenos días Temo, espero que te haya dejado dormir
-Bueno días, por supuesto, tus ronquidos no fueron ningún problema- respondió Temo en tono burlón
-¡Oye, yo no ronco! - le dice Aris con una sonrisa
-Pues yo que recuerde no dormí con doña Crisanta- Temo aún burlándose
- Perdón, mis papás nunca me habían dicho que roncaba
-Solo estoy jugando, bueno si roncaste bastante, pero no para no dejarme dormir, en fin, ¿como te sientes?

A Aris se le borró la sonrisa que se le había dibujado en el rostro.

-No lo sé, no sé si hablar con mis papás o simplemente esperar un poco más para ver qué sucede.

-Podrías hablar con tú mamá primero, estoy seguro que ella te apoyará
-Puede ser, aunque tampoco es un quiera volver a casa ya, pero tampoco quiero ser una molestia aquí.
-Aris, tú jamás serás una molestia, estoy encantado de que estés aquí, bueno, ya sabes, no de esta manera, bueno si de esta manera pero no con estos problemas, sabes a que me refiero- Temo se puso rojo.

-Si Temo, gracias de verdad, lo bueno es que este problema fue en fin de semana y no me tengo que preocupar por dejar mi uniforme y mi mochila en casa, me estaré en disfraz o pijama todo el tiempo hasta que vea que hacer.
-Te presto ropa, somos de la misma talla creo yo- le dice Temo sin pensarlo.
-Bueno, eres un poco más bajito y delgado que yo, pero si tú lo dices- le responde Aris con una sonrisa burlona

A Temo le encantaba eso de Aris, que fuera más alto que él aunque fuera por unos cuántos centímetros.

-Ay si, hablo, el chico más alto del mundo- respondió Temo -mejor vamos a desayunar, mi papancho prepara unos chilaquiles muy buenos, ya sé que no se compara con la comida de tu tía, pero se defienden.
-Órale, vamos, le dice Aris.

Aris le puso el brazo a Temo sobre los hombros y salieron de la habitación.

-Buenos días Aristóteles, ¿como amaneciste?- le pregunta Pancho
-Más calmado Pancho, gracias
-Eso es bueno, pues a desayunar que ya nos ruge la tripa- dice Pancho riéndose.

Ya más tarde...

-Aris, ya sé que este no puede ser el mejor momento, pero creí qué tal vez te podría servir que saliéramos al parque a distraernos un rato, te despejas y luego pensamos qué haremos para que hables con tus papás.

Aris lo pensó un poco, no sabía si realmente quería divertirse en estos momentos, pero sabía que Temo no tenía mala intención, solo quería verlo tranquilo.

-Esta bien, vamos, escuche que habría una demostración de cachorros en la plaza central
-¡Me encantan los cachorros! - dijo Temo entusiasmado

Ambos llegaron a la plaza y comenzaron a ver a los cachorros que brincaban y jugaban entre ellos.

-¡Mira! Ese se parece a ti, dijo Temo señalando al cachorro
-¿Cómo por qué se parece a mi? Explícame- respondió Aris con una incógnita en la cara
-Porque está igual de chino que tú, ¿no es obvio? - le dijo Temo riéndose
-¿Quieren cargarlo? - les preguntó la señorita que estaba con los cachorros
-¡Sí!- respondió Temo entusiasmado

Temo cargo al cachorro y le dijo a Aris
-Ya ves, hasta podría asegurar que tienen el mismo tono de cabello, es tan lindo, igual a... - en ese momento Temo pensó lo que estaba a punto de decir y mejor terminó la oración.
-¿Igual a que Temo?
-Pues...pues, a un perro que tuve en Toluca cuándo era niño
-Ya veo, yo nunca he tenido mascotas, a mi papá no le gustan, como muchas cosas- dijo Aris un poco decepcionado
-Ya, no venimos a que te acordarás de los problemas, sigamos viendo a los cachorros.

Toda la tarde se les fue en ver y jugar con los cachorros, de todas las salidas que tenían juntos, y aún con los problemas presentes, nunca se habían divertido tanto, Temo estaba feliz de poder estar con Aris en estos momentos tan difíciles, él quería lo mejor para Aris y lucharía hasta el final por conseguirlo.

La noche llegó y los dos cansados fueron a una heladería para descansar un rato antes de irse a casa.

-Entonces Temo, ¿cuándo piensas decirle a la persona que te gusta, que te gusta?

Temo casi se ahoga con el helado, cuando escucho la pregunta.

-No lo sé Aris, tengo miedo, quiero hacerlo, pero no sé cómo reaccionará
-Cualquiera sería afortunado de tenerte a su lado Temo, recuerda, el corazón nunca se equivoca- le dice Aris sonriéndole
-Gracias Aris, pues un día de estos me armaré de valor y le diré todo
-Así se habla, ya es un poco tarde, deberíamos irnos, no quiero que tu papá piense que abuso de su hospitalidad y que encima te vuelva a regañar.

Fin del capítulo 2.

Amor inocente | AristemoWhere stories live. Discover now