[03]

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Jungkook contemplaba a lo lejos ahora a un gato de manchas ya grande, jugaba con sus hermanitos y al mismo tiempo con su padre y Papi. El conejo bajo sus orejas al sentirse excluido, a su edad ya sabía que Yoongi no era su verdadero padre, era notorio que eran de razas diferentes; pero cuando era más bebé, creía que era su papi y pensaban que estarían juntos para siempre, sin embargo, con la llegada de los bebés de Yoongi que ya tenían ocho meses, ya todo era diferente.

Yoongi tenía su familia, de sangre.

Se giró sobre sus patas, dando saltos para ingresar a su pequeño cuartito, se metió a su casa y suspiró, acostándose en su cama, que era un cojín grande. Vió la puerta abierta, contemplando a los ayudantes de casa ir de un lado a otro, conversando entre ellos. En los últimos días se sentía muy solo, necesitaba un compañero, así como su papi tenía a su gato negro, a su pareja.

El también quería una.

¿Y si salía afuera a buscar uno? ¡Si, era lo mejor! podía buscar una conejita por allí, en el bosque.

Salió del cuarto dando saltos, notó a la familia de gatos ingresar después de haber jugado un poco entre ellos en aquel enorme patio. Yoongi le miró a lo lejos.

—¿A donde vas, Kookie?—preguntó el gato blanco acercándose al conejo.

Los cuatro hijos de Yoongi se asomaron tras su papi y tras ellos, el gato alfa. Namjoon.

—Solo...iré por allí a jugar—comentó un poco nervioso.

—¿O jugarás a montarte otro peluche?—escuchó una voz burlona a lo lejos, acercándose el gato de manchitas. Hoseok río burlesco y sacó sus garritas a relucir.

Jungkook contempló aquel elegante gato de complextura fina. Sus ojos color miel y aquel enorme chongo verde sobre el cuello que lo hacía ver divino. El conejo apretó sus labios, cohibiendo un poco ante aquel vergonzoso momento en que lo encontraron teniendo sexo con un peluche. Los demás gatitos se rieron, excepto el segundo gatito negro que estaba más interesado en ver a los enormes perros guardianes a lo lejos.

—Yo...¡No!—reclamó queriéndose defender—Solo iba a pasear al jardín...

Hoseok se tiró una carcajada.

—¿No será que irás a montarte algo por allí?—el gato empezó a caminar pavoneándose con su aire de divo. Jungkook casi se derrite ante la imagen; pero se contuvo, no debía dejar que aún le llamaba la atención ese gato—debe ser una tortura...¿No?—Jungkook se cohibió un poco más ante aquel dominante gato que se frotó sin vergüenza solo para torturarlo y soltaba un tono muy seductor combinado con burla—Oh, pobre conejito —Hoseok batió sus pestañas y enarcó una ceja derecha, Jungkook sacudió su patita de la emoción y luego fue empujado de un golpe—¡Ve a perderte al jardín, pelusa horrible!

Jungkook soltó un quejido, escuchando la carcajada de Hoseok y suspiró. Siempre caía en la misma trampa. Si algo se había percatado era que ese gatito de manchitas blancas con negro que le había encantado desde que nació, se había convertido en una segunda imagen viva de su padre Yoongi.

Un humor de perra de los mil demonios. Un aire de divaza, burlesco y también sarcástico. Pero con todo esos defectos, seguía siendo un hermoso y llamativo gato ante sus ojos; pero le intimidaba. Los tres gatos mayores se rieron entre ellos, pavoneándose para ingresar a su cuarto. Yoongi suspiró ante el comportamiento de sus pequeños y miró con lástima al Jungkook.

—Kookie no le hagas caso...sabes cómo son ellos.

—¡Los odio!—maldijo levantándose y miró con ojos de dolor al gato blanco—¡Siempre se burlan de mí! ¡Ellos no me comprenden!

Junghope || OMFR!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora