☠ 15 ☠

11.2K 1K 45
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Narrado por Ares

Llego al almacén a una velocidad no permitida. Dejo caer mi motocicleta, sin cuidado alguno, al suelo. Estoy tan cabreado que no me importa nada en estos momentos más que matar al hijo de puta que está dentro.

Bobby viene detrás de mí, desde el hospital no para de gritarme que pare y que piense en lo que estoy haciendo.

¿Acaso hay excusa alguna para parar? El malnacido merece morir. Merece tantas cosas..., pero ahora me voy a convertir en su propia pesadilla. Según Rosalía, la doctora que hemos contratado para el club, está terminal.

Unas horas como mínimo de vida le quedan. Dafne hizo bien en clavarle ese cuchillo.

Pero para mala suerte de él, lo que viene ahora no es nada comparado con ello. Deseará no haber tocado a mi mujer y que hubiera sido ella la que lo hubiera matado.

—¡Ares, para! —exclama él, su cuerpo se instala frente a mí, parando mi paso—. Tienes que pensar antes de hacer las cosas. No puedes ir simplemente y matarlo.

Los demás hermanos, incluyendo a Marvel, el nuevo novato; están pendientes de nuestra conversación. Están preparados para atacar a Bobby en caso de tocarme siquiera un pelo de mi cabeza. Observo con furia a mi mejor amigo.

—¿Crees que simplemente voy a entrar ahí —señalo la puerta del almacén— y dejar que ese malnacido tenga una muerte rápida? Estás muy equivocado, hermano. Ese cabrón va a sufrir de primera mano lo que mi familia ha sufrido durante todos estos daños. Y lo haré por mi mujer. Nadie podrá pararme, ¿me escuchas? Nadie.

Prácticamente escupo en su rostro las palabras, sin asimilar ninguna. Golpeo su hombro cuando paso por su lado. No va a detenerme. Sabe que no puede. Y si lo hace, acabará mal herido.

—Hola, Prez. Dentro está el tipo de ese. Ha intentado lamerme las bolas para que tuviéramos piedad y lo ayudáramos —se ríe Tiggy—, pero ¿se piensa que somos Dios o algo que perdonamos a personas hijas de putas como él? No me ha quedado otra más que noquearlo para que se callara.

—Muy bien, Tig. Gracias.

Tiggy Smith entró en el club siendo un muchacho de tan solo dieciséis años. Por ese entonces yo tan solo tenía catorce, pero congeniamos enseguida.

Vino buscando la ayuda de Lucifer, papá, y como en ese entonces mi hermano se había alejado del club, estaba desolado y acogió a Tiggy como un hijo más.

Junto a él está Daniels, el hijo del antiguo informático del club. Papá y su padre eran buenos amigos, pero conforme pasaron los años, debían retirarse.

Prácticamente querían vivir la vida feliz, con sus motocicletas y sin saber nada del club. Por supuesto pasan todos los días por el club, pero se pasan la vida en la carretera.

Stained © (Bloody Hell MC #1)Where stories live. Discover now