☠ 11 ☠

11.9K 1K 31
                                    

     La herida de Ares está por fin curada

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

     La herida de Ares está por fin curada. Tras dos semanas de intenso sexo, de duras noches y peleas rogando que curara su vendaje, Ares por fin puede volver a su puesto de Presidente.

Bobby ha estado haciendo bien su trabajo de Presidente suplente mientras Ares no podía, pero ya es hora de que el rey ocupe su puesto.

No sé qué pasó entre Bobby y la chica que ha estado viniendo a las curas de Ares, pero la situación ya es incómoda.

Cada vez que Rosalía, como he descubierto que se llama, aparece por el club, sin duda alguna Bobby no tarda en estar tras ella, cuidándola.

Gruñe cada vez que algún hermano la mira con otros ojos, ella rueda los ojos y simplemente lo aparta. Pero la tensión sexual está entre ellos.



—Ustedes desprenden tanta tensión sexual que está afectando hasta mi hija —dijo Ares un día, observando cómo Narella jugaba con el hijo de un hermano, Bobby rio pero él le dedicó una mirada para nada sensible—. ¿De qué te ríes, puto bastardo? Deberían conseguirse una habitación, eso es verdad, pero como ese crío siga sonriéndole así a mi princesa, estará en graves problemas.

—Vamos, Prez, están solo jugando.

—Me importa un comino —bebió de su cerveza un largo trago hasta acabarla—. Nadie se acerca a mi princesa de ese modo. Sé lo que planea, y no va a conseguirlo.

—¡Pero si sólo tiene seis años! —grité, atrayendo su atención.

—Calla, mujer. Ese niño no me va a robar a mi niña, si quiere estar a su alrededor, más le vale no sonreírle de esa manera y estar bajo mi radar.



Desde ese día, se puso como meta curarse para poder tener un ojo sobre los amigos masculinos de su hija. Y lo ha conseguido: tan sólo le ha quedado un pequeño rasguño como cicatriz de lo que no hay que preocuparse.

Es una buena noticia que se haya curado, porque no estábamos preparados para lo que venía.

Termino de peinar el cabello de Narella en una alta coleta, y una trenza con el cabello restante. Beso su cabeza y le sonrío. Es un trozo de cielo del que no soy merecedora y al que protegeré con mi vida.

Y a pesar del corto período de tiempo en el que se conocen, sé que Ares está igual de enamorado de su hija, como yo.

—Gracias, mamá.

—De nada, mi amor. Te quiero.

—Yo también te quiero, mamá.

Ella corre hacia el salón del club, enseña muy entusiasmada su nueva moto de juguete a Eric, el niño por el que Ares tiene ataques al corazón, y ambos gritan de emoción.

Otra niña se acerca y les muestra su muñeca de trapo hecha a mano por su abuela. Contentos, corren hacia la cocina donde Lucifer está atacando a su esposa a besos, ella ríe encantada cuando los niños gritan de alegría y ambos se hacen los sorprendidos.

¿Quién dijo que estar en un club de motoristas era todo malo? Porque no está en lo correcto. Nuestro club está limpio, lleno de amor y pasión hacia las motos y la vida de éstos.

Respetan a las mujeres, y han creado sus propias normas que, por regla general, los otros clubs deben de respetar sí o sí.

Tomo mi paquete de tabaco. No suelo fumar, pero últimamente he estado sintiendo ansiedad y es el único remedio que he encontrado que calma mi tempestad.

Llevo un cigarrillo a mi boca, abro la puerta del club y salgo, pero el cigarrillo cae al suelo cuando, frente a mí, están de nuevo los Stone Rider.

—¿Pensaste que me había olvidado de ti, princesa? —grita descaradamente Tyler, dando un salto de la camioneta y comenzando a andar hacia mí—. ¿Pensaste que había muerto? ¡Oh, no me digas! La princesa pensó que se había librado de mí. Pero, ¿sabes qué? Tu querido Ares sólo disparó a mi culo, pero eso no me impedirá que luego te folle por ahí para que sientas cuánto he sufrido.

Doy dos pasos hacia atrás, lentamente, hasta que giro y entro corriendo al club. Grito hacia los hermanos que están dentro, pero Tyler entra tras de mí y me atrapa entre sus brazos.

La humedad de la punta de una pistola se posa en mi nuca, todos los hermanos le apuntan directamente.

—¡Ares! ¡Vamos, cobarde, sal! —grita lo suficientemente alto como para que Ares salga a los segundos de la sala de reunión, seguido de Bobby y Lucifer—. Oh, joder, esta situación me está poniendo duro. Suerte que luego descargaré dentro de ti.

Los gruñidos de los hermanos, seguido de sus pasos, es lo que llena la sala. Ares camina hasta quedar frente a nosotros, observa mis ojos y sé que es una promesa de que saldremos de esta. Pero no puedo creerle. Si hace dos semanas consiguió herirle, esta vez no parará hasta matarlo.

—Suéltala, Tyler. Sabes las reglas, debes respetarlas.

—El que las has roto ha sido tú, amigo —ironiza esa palabra, y no sé a qué se refiere con el incumplimiento de las reglas—. Sabías que ella estaba marcada, ¡por mí! Eso es infranqueable. Pero claro, tuviste que llegar tú y follártela hasta que se convirtiera en tu vieja dama. ¡Pues no! Es mi mujer, yo la marqué antes y ya sabes lo que eso significa.

—Sí, que no sales de aquí vivo.

Tyler golpea con fuerza mi cabeza, todo se vuelve borroso a mi alrededor y de repente el club es invadido por varios miembros de los Stone Rider. Un trapo tapa mi boca, intento no respirar y deshacerme de quien me esté obligando.

No puedo hacer nada, estoy mareada e incapaz de defenderme. Tiros suenan, alguien me coge en brazos y me saca del club. No sé qué continúa porque pierdo la consciencia. 

Stained © (Bloody Hell MC #1)Where stories live. Discover now