— Bueno es muy difícil decirlo porque ha tomado gran parte de sus pulmones y sería muy difícil darle seguridad de que se va a salvar, pero...

— ¡Entonces, ¿No creé que me estaba dando falsas esperanzas?! ¡Perra infeliz! — exclame dolida, indignada, triste y furiosa. ¿Para qué me ilusiono?

— Disculpe señorita, pero faltaban más análisis que realizarle y había pensado...

— Mejor cállese y dígame ¿si decido no hacerme el innecesario tratamiento mi bebé puede desarrollarse con normalidad? — La interrumpí levantándome de golpe de la silla—. Ni lo pienses — dijo William levantándose y mirándome muy serio. Yo decidí ignorarlo y seguir mirando a la doctora para que me diera la respuesta.

— Puede continuarlo, pero no llegarás a los nueve meses. Máximo podrá llegar a los siete y ya para ése entonces necesitarás un respirador para poder respirar. Es mejor comenzar el tratamiento tal vez haya alguna posibilidad de que se salve — respondió con desesperación y el moreno estaba mucho peor que la doctora.

— Muy bien, mi bebé nacerá así tenga que dar mi vida para que logre ver la luz del día — articule saliendo del consultorio comenzando a llorar al cerrar la puerta.

Escuché la puerta abrirse y un William con el rostro desencajado me tomó por hombros. Tal vez él no entendía lo que estaba sintiendo o pensando en este momento, pero de alguna manera lo haré entender.

— ¡Ashley no lo vas a hacer! ¡Tal vez haya probabilidades de que sobrevivas! ¡Yo puedo pagar los mejores médicos contar de salvarte! — exclamó desesperado y buscando ansioso mi mirada.

— William por Dios, tú la escuchaste no hay muchas probabilidades y yo no voy a...asesinar a mi bebé a un pedacito de mí para terminar muriendo igual. Yo entiendo que tal vez no desees un hijo, pero yo sí y no voy a cambiar de...opinión — dije llorando y él me abrazo con fuerza.

— Ash no hagas esto...debe haber una solución. Nunca pensé en la posibilidad de tener hijos, pero tampoco quiero que sea acosta de tú vida — la voz se le quebró en las últimas palabras y me tiré al suelo llorando mientras él me abrazaba—. Ash no lo hagas...no ahora que siento esto por ti — añadió sosteniendo mi cabeza y yo negué tratando de controlar un sollozo.

— Deja de sentir William porque me iré pronto — me agarre de su camisa con fuerza y me sorprendió escucharlo llorar. ¿William estaba llorando? Alce mi rostro que escondía en su cuello y lo miré a la cara encontrándome con los ojos húmedos del moreno.

— No me digas que no sienta ahora porque ya es muy tarde. Me quise a hacer a la idea que solo sentía algo superficial por ti, pero ahora estoy seguro de que te quiero porque esto me ésta doliendo más que el propio abandono de mi padre — decía acariciándome el rostro con ambas manos y me acercó hasta sus labios para besarme. Fue un beso lleno de ansiedad y desesperación en aquél pasillo donde muchos podían vernos, pero no nos importaba. Mi corazón estaba conmocionado por tantas noticias en un día, pero lo más que me había llenado era saber la existencia de mi bebé y que William me quería.

Al principio tenía miedo de morir porque no tenía todavía una familia o hijos, pero ahora tendría a un bebé y no me importa dar mi vida por él porque ya yo he vivido y ahora le toca a mi criatura vivir.

— Se escucha tan bonito de tus labios — dije al momento que cortamos el beso para tomar airé. William sonrió mientras se secaba sus mejillas para luego secar mis lágrimas.

— Lo dije muy tarde, pero voy a estar contigo gatita y por eso te pido que pienses las cosas — me dio una mirada suplicante y yo negué sorbiendo el agua que bajaba por mi nariz—. William ya yo viví lo necesario deja que nazca mi bebé — dije tratando de sonreír, pero la sonrisa no llegó a mis labios.

La fuerza del destino (DISPONIBLE EN AMAZON KINDLE)Where stories live. Discover now