Ep. 22 El lobo de los Miller

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Lejos de la cabaña, el sheriff y sus hombres escucharon los disparos a la distancia, y en reacción, comenzaron a correr hacia donde se habían hecho.

—Vienen de la misma dirección donde vive la bruja —comentó uno de los policías.

El sheriff había escuchado de ella anteriores veces pero no la había tomado más que como una loca, sin embargo, la situación actual lo hacía pensar que Collin podría estar allí.

Sin que lo notaran, entre los árboles, algo corría a la par que el grupo de hombres armados, algo horrendo y con sed de sangre.

—¿Escuchan eso? —dijo uno de los hombre mientras corría y volteaba hacía los lados intentando ver algo con la ayuda de su linterna.

De repente, un grito en la parte trasera del pelotón los hizo detenerse, acto seguido, todos giraron para buscar el origen del grito y entonces, vieron caer frente a ellos el cuerpo mutilado de uno de los cazadores que los acompañaban.
Al cuerpo le faltaba un brazo y tenía la garganta desgarrada, víctima de un zarpazo letal, fue entonces que todos comenzaron a buscar con sus linternas al responsable.

—¡Al centro! ¡Formen un círculo! ¡Espalda con espalda! —gritó el sheriff mientras empujaba a sus subordinados para completar la formación.

Obedeciendo al sheriff, los policías se colocaron en una rueda dándose la espalda entre sí, en un intento por defenderse de lo que estaba acechandolos.

En un parpadeo, uno de los policías que se acercaba hacia la formación, fue desgarrado desde los hombros hasta el ombligo por la misteriosa criatura, y segundos después otro cazador que se había intentado cubrir dándole la espalda a un árbol fue destripado en un instante. Los gritos de agonía ensordecian a los demás, y los gruñidos de aquello que los atacaba se escuchaban por todas direcciones.

—¡¿Qué mierda es esa cosa?! —Los policías estaban aterrados, poco podían hacer para siquiera ver a la bestia.

—¡Muérete! —Uno de los cazadores, presa del pánico comenzó a disparar en todas direcciones hiriendo a dos de los integrantes de la improvisada rueda.

—¡Alto el fuego! —gritó el sheriff mientras se agachaba para evitar el impacto de algun disparo.

El cazador haciendo caso omiso de las órdenes, siguió disparando hasta que las balas se acabaron, cual fue su sorpresa cuando en ese momento saltó frente a él el lobo, de más de dos metros de altura, con el pelaje plateado y el hocico bañado en sangre. Inútiles fueron sus intentos de defenderse, pues bastó un movimiento de la garra de la criatura para arrancarle la mandíbula al hombre.

Toda la poca organización de aquel grupo se desvaneció rápidamente y la estrategia paso a ser la de correr por sus vidas.

—¡Sheriff, vámonos! —Uno de los policías tomaba del brazo a su jefe, el cual intentaba auxiliar a una de las víctimas.

El carácter del sheriff le decía que debía quedarse a luchar pero no era momento para eso, era momento de correr y vivir, así que, aún en contra de sus principios, emprendió la retirada junto a sus hombres.

Dos policías más fueron víctimas de aquel despiadado animal, que al dar un salto los atrapó matandolos al instante, sin embargo, parecía que su matanza no era al azar, pues después de desmembrar a uno de los oficiales, su atención se centró en el sheriff que corría entre los árboles.

Que doloroso debe ser el creer que estás cerca de alcanzar algo y de repente ser regresado a la realidad por una fuerza superior a ti. El sheriff y su compañero habían corrido al menos unos quinientos metros sin parar, con la esperanza que fuese suficiente terreno entre él y el lobo, pero de repente, un empujón en la espalda arrojó al jefe de la policía contra un árbol.

Luna de PlataWhere stories live. Discover now