Ep. 13 Manada

356 35 6
                                    

—¿Crees que haya dicho la verdad? —Me preguntó Tyler como si esperara una respuesta en específico de mí.

—Esa mujer no mentía, pero ahora esto se hizo más grande, el lobo de hace 15 años fue uno de sus hijos y yo lo asesiné, pero entonces hay más de una de esas cosas allá afuera.

—Asumiendo que siguen la regla de las películas, algo convirtió a su hijo en esa cosa, ahora tenemos una epidemia de hombres lobo. —Las palabras de Tyler reflejaban una preocupación enorme.

—Deberíamos regresar al pueblo. —Nos interrumpió Karen mientras se acercaba a nosotros.

—Hoy no, ya se está haciendo de noche y el bosque puede ser peligroso —La mujer nos habló desde la puerta de su casa —, pasen la noche aquí si gustan.

La invitación de aquella mujer era extraña, pero tenía razón, después de lo que Tyler y yo habíamos vivido, apreciábamos el cobijo de la luz del día.

—Creo que sería lo mejor. —Le comenté a mis compañeros.

—No lo sé, la mujer es rara —susurró Karen mientras intentaba mantener un rostro alegre.

—Yo no sé ustedes, pero en lo personal no pasaré la noche en el camino —dijo Tyler mientras se dirigía a la casa, y por tanto Karen no tuvo opción.

Esa noche la pasaríamos en aquella cabaña, ignorantes de lo que ocurría en el mundo exterior, para ser honesto no me daba confianza estar rodeado de árboles y oscuridad, pero era lo mejor que podíamos hacer.

. . .

—Sam, ¿Confías en Marcus? —preguntó el sheriff antes de dar un trago a su café.

—En lo personal no he convivido mucho con él

—Es buen policía, pero ha estado ocultando casos de animales muertos y ganado desaparecido, lo cual es algo sospechoso a mi parecer.

—¿Creé que roba ganado?

—No, pero sí que oculta algo, ¿Sabes dónde vive? —El sheriff tenía su mirada centrada en el archivo de Marcus.

—Sí, en la esquina de la calle Lincoln, es un buen vecindario.

—Gracias. —Los datos en el archivo no coincidían, levantando mas sospechas en el sheriff.

El sheriff hizo que Sam se retirará, y recargándose en su silla comenzó a pensar en lo que sabía de su subordinado. Marcus llevaba años sirviendo como policía, ni muy bueno ni muy malo, era uno más del montón, con una excepción, era el único del cuerpo de policías que jamás había ido a alguna parrillada o cualquier actividad en la que tuviera que socializar.

Solo en aquella oficina, el Sheriff trataba de deducir que relación había entre Marcus y los animales muertos, y de repente una idea pasó por su cabeza, no era posible que fuese cierto, pero si lo era tenía que descubrirlo en persona.

***Al día siguiente***

—Disculpe, ¿Me llamaba? —Marcus se asomaba por la puerta de la oficina del Sheriff.

—Sí, Marcus necesito que vayas a la cabaña de la anciana Chloe, se vio el auto de Karen dirigirse hacia allá ayer y no ha vuelto.

—Esa mujer es inofensiva, ¿Por qué me pide que vaya?

—Sí, pero sabes cómo se pone la gente cuando el mejor bar de la ciudad no abre.

—Entendido, sólo es ir y revisar ¿No?

—Así es, cuestión de unos minutos.

Marcus salió de la oficina algo inconforme, odiaba hacer diligencias de ese tipo. El jefe después de verificar que su oficial se había ido, salió de su oficina y subió a su camioneta y avanzó hacia la casa de Marcus.

El Sheriff tenía al menos una hora de ventaja antes de que Marcus volviera al pueblo, suficiente para entrar, tomar fotografías y salir de allí. El único problema fue que la dirección que Sam le había dado también era falsa, así que tuvo que ir hacia la que había marcado en su vieja solicitud de empleo, una pequeña casa de un solo piso, con un patio trasero que daba al bosque.

La ubicación del inmueble le permitía al sheriff hacer su trabajo sin ojos curiosos que lo molestasen. Era raro ver tantas cerraduras en una sola puerta como en aquella entrada, pero de igual manera sólo le tomó 5 minutos violarlas todas.

El interior de la casa lucía de lo más normal, bastante organizada y limpia, a simple vista no se pensaría que allí viviera un hombre soltero, a cada paso el sheriff tomaba una fotografía del lugar, tratando de no perder detalle. La sala tenía una enorme vitrina colocada en una esquina con diferentes rifles en ella.

El sheriff tomó fotografías del lugar, pero algo llamó su atención, dentro de la misma vitrina estaba una foto de dos sujetos, al verla con detalle se percató que se trataba de Marcus a lado de John Miller. Las preguntas inundaban la cabeza del sheriff, pues la reciente actitud de John para con el caso de su hija era de lo más sospechosa.

El sheriff dejó de lado la foto y se dedicó a inspeccionar el resto de la casa, la cual no tenía nada muy relevante, pero justo antes de que se rindiera y se fuera, desde la ventana vio una pequeña escotilla en el patio trasero, la cual en otro momento podría no ser importante, sin embargo, algo en su interior le decía al sheriff que debía revisar su interior. Al acercarse se dio cuenta que la pequeña puerta tenía aún más candados que la entrada principal, lo que hubiese allí dentro, Marcus no quería que nadie lo encontrará, pero el sheriff había llegado muy lejos como para retroceder.

Se agachó para abrir los candados, y en cuestión de minutos lo logró, la luz del sol no era suficiente para iluminar el escondite, únicamente las escaleras que bajaban a lo que parecía un sótano. Al bajar el sheriff buscó en alguna de las paredes un interruptor hasta que dio con uno y al oprimirlo, todo el cuarto se iluminó, parecía ser un pequeño laboratorio, químicos y muestras de sangre por todo el lugar.

El sheriff se apresuró a tomar todas las fotografías posibles, fue en ese momento que notó las etiquetas de las muestras de sangre que estaban en una vitrina sobre una de las mesas: "John", "Collin" y "Jerome". El sheriff se acercó y tomó una de las muestras, quería saber que podía haber en ellas que le interesaban a Marcus. Por último sólo quedaba la PC que había al final, el sheriff se acercó y al encenderla, en la pantalla aparecían los iconos de diferentes archivos de vídeo, dudando, el sheriff abrió uno de los archivos y en pantalla aparecía Marcus, en una habitación completamente distinta, frente a él estaba un chico afroamericano atado a una silla y amordazado, en la siguiente toma, Marcus apuñalaba al sujeto que se quejaba del dolor, y en ese momento Marcus activo un cronómetro, después de unos 20 segundos, la herida comenzó a cerrarse.

Así pasaron los primeros 5 minutos de vídeo, con Marcus lastimando al joven y esté sanando casi al instante, sin embargo lo más sorprendente fue el final, Marcus salía de la toma y solo podía verse el joven que sufría de espasmos y se retorcía cuánto le permitía la silla, poco a poco comenzó a cambiar su morfología, un oscuro pelaje comenzó a cubrir su cuerpo, sus piernas se alargaron tomando la forma de unas patas caninas y sus manos se transformaron en garras, la forma de su rostro se volvió bestial, y entre quejidos que poco a poco se volvían aullidos, frente a la cámara aparecía el lobo.

El Sheriff estaba paralizado después de que terminara el vídeo, pero un ruido lo sacó del trance, su radio sonaba y la voz de Marcus podía escucharse.

—Jefe, todo en orden, no encontré el auto de Karen, debe haber vuelto al pueblo, lo veo en la comisaría.

—Entendido. —El sheriff guardó su cámara y salió de allí con las muestras de sangre, tenía que llevarlas con su amigo forense.

Después de asegurarse de que todo estuviera como lo había encontrado, salió de la casa y subió a su camioneta, no podía creer lo que había visto, esto lo superaba y por mucho. Esperó unos segundos perdido en sus pensamientos tratando de armar el rompecabezas que suponía todo este caso y la leyenda urbana que parecía ser real, hasta que de un suspiro logró reaccionar y encendió el auto para irse.

Continuará...

Próximo episodio: Lazos familiares

Luna de PlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora