Ep. 8 Rabia

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Mientras Anna y yo intentábamos  de convencer a Trevor de que lo que hacía era una completa locura, la policía se dirigía al rancho de los Harper.

—Jefe, no creerá que los Harper hayan sido tan tontos como para secuestrar a la chica, ¿Verdad? —comentó uno de los oficiales que acompañaba al sheriff.

—No lo sé, siempre han sido personas muy impredecibles.

—Deberíamos venir mañana.

—¿Miedo al lobo? —respondió el sheriff con una sonrisa burlona —. Además ya estamos cerca del rancho.

El lugar estaba tranquilo y la policía fue recibida con mucha naturalidad como si no supieran la razón de su visita.

—Que raro, todo luce normal —agregó el sheriff mientras estacionaba la patrulla.

Los Harper eran una familia con más historia en esa ciudad que los Miller, sin embargo el carácter tan pedante de los miembros de esta, los frenaba en cuanto a progreso. Era sabida la rivalidad que tenían con los Miller pero jamás habían llegado tan lejos como para atacarse y mucho menos secuestrar a alguien.

—¿Puedo hablar con tu jefe? —preguntó el sheriff a uno de los empleados.

—Buenas noches jefe ¿En qué puedo ayudarlo? —Apareció Anthony Harper, el dueño de aquel terreno.

—Necesito hablar con usted y si es posible con sus empleados presentes —respondió el sheriff con autoridad.

—¿Por qué?

—La hija de los Miller fue secuestrada mientras reunían al ganado, el padre recibió un disparo en la pierna y la chica tiene horas perdida.

—¡¿Cómo se atreve a insinuar que yo tengo algo que ver?! —exclamó aquel hombre mientras buscaba su revólver en la cintura.

—No los estoy acusando, pero tengo que revisar toda posibilidad. —El sheriff tomó su arma preparándose para lo peor.

Justo en ese momento se escuchó un grito proveniente de los corrales que había detrás de la casa. El sheriff y Anthony desenfundaron sus armas y olvidando su pequeña riña se dirigieron al origen del grito.

Cuando llegaron, encontraron a la esposa de Anthony y a uno de sus empleados afuera del granero con una expresión de horror en sus caras.

—Entra a la casa —ordenó Anthony a su esposa mientras apuntaba hacia la puerta.

—George está allí dentro, había olvidado su sombrero —dijo el empleado que acompañaba a la mujer.

Lentamente los oficiales comenzaron a abrir las puertas, usando sus linternas para iluminar el lugar. Un crujir resonaba en el fondo del granero, como si algo estuviera siendo molido lentamente. El sheriff apunto su linterna hacia el lugar del que venía aquel raro sonido y lo primero que pudo ver fueron unos ojos amarillos que lo veían fijamente, aquella criatura había matado a George y lo estaba devorando con total normalidad.

—¿Qué carajos es eso? —susurró el sheriff sin poder creer lo que veía.

De repente el monstruo lanzó un aullido que debe haberse escuchado a kilómetros a la redonda y de un salto atacó a uno de los policías arrancándole el brazo con un sólo movimiento.

—¡Matenlo! —Se escuchó el grito de uno de los hombres que habían entrado al granero.

Las armas de todos comenzaron a disparar, pero parecía ser inútil, por más disparos que recibiera, la criatura no se detenía. De repente, tomó a uno de los policías del cuello y lo arrojó haciéndolo atravesar la pared del granero.

Luna de PlataWhere stories live. Discover now