Ep. 12 Licántropo

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Anna no podía reaccionar ante lo que tenía en frente, el lobo había estado tan cerca de ella y no lo había notado, como pudo, tomó su teléfono y comenzó a tomar fotografías de todo lo que había allí, y casi de manera automática, salió de la habitación y la cerró tal y como la había encontrado.

Caminó como si fuese sonámbula, el shock era demasiado para ella, sin importarle sus padres o si alguien más pudiese verla se metió en la casa y subió hasta su cuarto.

—Anna, baja a desayunar. —Se escuchó la voz de su madre al otro lado de la puerta.

Anna seguía acostada, no había podido dormir en toda la noche después de lo que vió, tenía miedo de su propia familia, hasta donde sabía cualquiera en ese rancho podía ser el lobo. Había enviado un mensaje a Collin con lo que había encontrado, pero no tenía respuesta de su primo.

. . .

—¿Segura que es por aquí? —Le pregunté a Karen después de que en una hora de viaje siguieramos dentro del bosque.

—Sí, sólo tenemos que seguir este camino rural y en la primer entrada a la izquierda doblar. —Me respondió mi compañera.

—Pasó lo mismo hace una hora, recuerdo que solo teníamos que atravesar la colina y avanzar un kilometro —interrumpió Tyler desde el asiento trasero.

—Cállense los dos, les estoy haciendo un favor trayéndolos. —La verdad era que Karen estaba siendo muy amable con nosotros.

—Yo sólo te pedí tu auto. —Atiné a responder.

—Claro, tú tienes un brazo lastimado y esté de atrás está loco.

—Al menos no soy una solterona —respondió Tyler molesto.

—¡Ok, te bajas!

—¡Karen es aquí! —exclamé interrumpiendo la discusión de ambos.

Quizás por el enojo o no lo sé, pero Karen giró el auto hacia la izquierda de forma brusca sacudiéndonos dentro.

—Ten cuidado. —Le dije como un leve regaño.

—Sí, lo sé, oigan pero me pueden decir ¿Porqué vamos con esa anciana?

—El sheriff te contó todo ¿No? —interrumpió Tyler.

—¿Esperan que crea esas historias de monstruos?

—No importa si lo crees, pero tenemos que llegar con ella —finalicé la conversación.

El sheriff nos había proporcionado el rumor de aquella mujer, una historia similar a la de Tyler, su familia de dedicaba a la cacería de venados pero un día su esposo salió junto con su hijo a cazar y la noche los alcanzó, no volvieron, y  la policía sólo encontró el cuerpo del padre, como siempre solo archivó su caso pero ella siguió buscando respuestas internada en su vieja cabaña.

—Ya llegamos, supongo que es esta la cabaña —dijo Karen mientras estacionaba el auto justo en la entrada del terreno.

Bajé de auto y pude observar a detalle el patio de aquella casa, cornamentas de venado por todas partes y lo que parecían ser amuletos colgados en los árboles y una muy peculiar flor sembrada por toda la orilla del terreno.

—¿Deberíamos llamar a la puerta? —preguntó Tyler mientras bajaba del auto.

—Sí, deberíamos. —Avancé hacia la puerta, subiendo las escaleras del pórtico, observando aún más detalladamente el lugar.

Toqué la puerta tres veces pero nadie respondió, intenté revisar por la ventana y ahí note que tenía protecciones de metal por dentro de la casa.

Luna de PlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora