7-"Solo tonterías linda"

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Es curiosa la manera en la que el amor suele funcionar, no existe una fórmula exacta y, sin embargo, hay dos resultados: estar juntos o quedar en la friendzone

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Es curiosa la manera en la que el amor suele funcionar, no existe una fórmula exacta y, sin embargo, hay dos resultados: estar juntos o quedar en la friendzone. La segunda opción duele y es la menos deseada. Pero seamos sinceros, las posibilidades de que una pareja mantenga una relación, son nulas.

Amas a quien no le importas, y te ama a quien ves como un amigo o amiga.

Así es la vida, y debemos aprender a ser buenos perdedores. Eso fue lo que hice, lo que me obligué a aceptar. Era consciente de que no era la mejor opción, pero no existía otro modo de actuar.

Era jueves por la mañana y Mary no sabía de mi inasistencia del día anterior. La ausencia me había permitido desconectar. También me había ayudado a despejar la mente. Era un nuevo día. La melodía que escuchaba decía que debíamos ser optimistas. Eso me animó a poner buena cara, montarme al skate y dirigirme al colegio. La mañana parecía ser prometedora, todos los alumnos caminaban con entusiasmo, sonreían frente a sus amigos y se saludaban pensando en que eran las últimas semanas en el colegio.

Hey —pronuncié aproximándome a Harry. Me adueñé de su gorra mientras pasaba con velocidad a su lado. Él se había quedado atrás, caminaba junto a otros chicos—. ¡Te veo en la escuela! —grité a la lejanía.

La segunda canción de mi playlist comenzó a sonar. Siempre creí que las coincidencias no existían, que todo pasaba por algo, esa melodía me hizo recordar la situación en la que me encontraba. Escuchaba Unfriend You de Greyson Chance, y eso era lo que iba a hacer con Madeleine: olvidarla, convertirme en su enemigo o por lo menos, en alguien que pasaba de ella.

—¡Hola, Evan! —Me saludó Hannia en cuanto me vio llegar. Ella lucía tan despampanante.

—¡Hey! —La saludé besando su mejilla. Tenía una piel muy suave.

—¿Aún molesto? —preguntó con una sonrisa.

Me acerqué a ella, la miré y tan cerca de su boca, le respondí con encanto.

—Nunca estuve molesto contigo. Te debo una disculpa, lo siento mucho, Hannia.

En otro momento la habría hecho estremecer, pero Hannia me conocía. Quizá lo que había existido entre nosotros nos permitía vacilar de ese modo, mantener la cercanía y llevarnos así. Siempre era bueno quedar en buenos términos.

Consideraba que lo nuestro había sido algo maravilloso, digno de recordar, pero al final, reconocimos que no iba a funcionar, no del modo en el que nos habría gustado. Fue ella la que lo decidió así, no puedo juzgarla, estábamos conscientes de que funcionábamos mejor como amigos.

En ese momento, observé que Madeleine estaba cerca y ante la escena que había mantenido con Hannia, pensé en acercarme aún más a ella, en apartarle un mechón de cabello de su rostro y en fingir estar a punto de besarla. No me juzgues, ni siquiera yo comprendía lo que estaba haciendo.

Un amor para EvanWhere stories live. Discover now