—Creo que estoy tratando de hablar contigo. —Alcé una de mis finas cejas.

Comenzó a caminar hacia el baño que estaba ubicado en la habitación y me crucé de brazos. Demonios, era tan, tan detestable. El agua artificial comenzó a caer en el suelo de la ducha y caminé hacia el baño seriamente.

— ¿Qué? —Preguntó él clavando sus ojos en mí. —¿Quieres hacerme compañía? No me molesta...

—Volveré al hospital. —Escupí, caminando hacia la puerta de la habitación.

—Bien, ve con Connor si quieres. —Gritó.

—Púdrete, Bieber.

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Mis pies se deslizaban por la acera lentamente. Cada tanto frenaba frente a las vidrieras de las tiendas de ropa y me imaginaba a mí misma usando aquellos preciosos vestidos, pero uno llamó mi atención al instante. Era de color rosa pastel y tenía pequeños diamantes en la parte superior, haciendo que se viera mucho más hermoso. Fijé mi vista en el precio y mi sonrisa se borró al instante.

Era demasiado costoso, aún no había almorzado y traía sólo cuarenta dólares en mi bolso. Genial, _____.

Decidí seguir mi camino y bastaron unas cuantas cuadras más para llegar al hospital. Al entrar saludé a algunas personas que estaban allí desde el día anterior y busqué la habitación de papá, sobando mis brazos. Toqué al menos dos veces y el grito de papá me informó que podía pasar.

—Hola papá —Lo saludé, caminando hacia él con una sonrisa.

—Hola cariño. —Respondió y por mi parte me senté en el pequeño sofá. —Tienes la nariz roja.

Ambos soltamos una carcajada. —Entonces ya te diste cuenta del frío que hace afuera. —Sonreí, mostrando mis blancos dientes.

— ¿Y Justin? —Preguntó y me observó atentamente.

—Se quedó en su apartamento. —Alcé los hombros y pude notar la mirada confundida de mi padre.

¿Y qué más podría decirle? "Oh, Justin y Connor se odian" No, claro que no. Eso atraería las curiosas preguntas de papá y no estaba de humor para contestarlas, ni mucho menos para tener que aguantar el sermón de lo bueno que era Connor y lo infantil que era Justin.

Decidí cambiar de tema rotundamente.

—¿Cuándo podrás ir a casa? —Pregunté, soltando un suspiro en mi interior.

—Aún no lo sé, el doctor Williams quiere asegurarse de que mi corazón funcione bien. —Respondió. —Este viejo necesita un largo descanso. —Soltó una risita, contagiándome.

Luego de despedirme de él con un fuerte abrazo salí del hospital, totalmente hambrienta.

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Eran las siete en punto de la tarde, Justin no me había llamado ni enviado ningún mensaje de texto y no lo culpaba, su orgullo estaba más allá de todo. Al igual que el mío.

Crucé la calle apresurada, chocándome con algunas personas. Eso era lo malo de vivir en una ciudad tan grande, nadie tenía respeto ni consideración por nadie; pero a pesar de todo el lugar era hermoso. Desde la playa hasta los pequeños parques repartidos por todos lados. Tal vez no era como París, pero sí era bello.

Fijé mis ojos en el estacionamiento del edificio y vi el auto de Justin ahí, al igual que su motocicleta. Bien, eso quería decir que estaba en el apartamento. ¡Debía admitirlo! Estar distanciados por unas horas fue más que suficiente para darme cuenta de que no podía seguir sin él. Me sentía vacía, sola y desprotegida.

Subí las escaleras al ver que el ascensor iba demasiado lleno. Al llegar al tercer piso respiré hondo y conté hasta tres en mi mente, caminando hacia la puerta. Extrañamente estaba sin seguro, así que me adentré al lugar sin hacer mucho ruido.

Busqué a Justin en la cocina, la sala, el baño y por último decidí ir a la habitación. Al abrir la puerta mis ojos se clavaron en una caja sobre la cama, con un moño de color rojo sobre ésta. Quité la tapa y llevé mis manos a mi boca, mientras mis ojos brillaban más de lo normal.

Era el vestido rosa pastel del que me había enamorado en la tarde. Estaba perfectamente guardado y tenía también un collar de perlas a su lado. Oí unos pasos detrás de mí y me giré, observando a Justin apoyado en el umbral de la puerta.

—Lo siento. —Dijo, mirándome fijamente.

No dudé ni un segundo en lanzarme a sus brazos. —Yo también lo siento, no debí haber actuado de esa forma. —Susurré, acariciando su mejilla.

Él no dijo nada, simplemente se acercó aún más a mí y atrapó mis labios, formando el beso más perfecto de todos.


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Hasta aquí por hoy <3


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Rom.

Invisible »Jb. |FinalizadaWhere stories live. Discover now