~° One Shots e Imaginas de Marvel (Libro Terminado)

°Michelle°

*eran épocas de exámenes, cosa que alteraba un poco a la morena. A pesar de que le decías una y otra vez que ella era brillante y que sus exámenes estaban más que aprobados, ella seguía estudiando demasiado.*

Era viernes por la tarde y estaba más aburrida que Peter en clase de gimnasia. Decidí llamar a MJ y ver si tenía planes para la noche, aunque sabía de sobra que no los tenía.
Tomé mi celular y le marqué.

~¿hola?~

—¿cómo está la nueva capitana del equipo?—

~Ocupada, ¿qué necesitas?~

Siempre tan simpática...

—Quería que nos juntemos a, no lo sé ¿no hacer nada?—

~¿no hacer nada juntas? No, gracias. Mejor tú ve a no hacer nada sola y yo seguiré estudiando.~

—Vaaamos, MJ. Es viernes, no es día para estudiar.—

~Adiós, voy a cortar.~

—¡no te atrevas!... ¿hola?—arrojé mi celular a la cama—. No te librarás tan fácil de mi, Michelle.—

Salí de casa y fui directo a una heladería, compré medio kilo de helado de chocolate y me dirigí a casa de la morena.
Toqué repetidas veces el timbre, hasta que una Michelle algo enojada me recibió.

—¿acaso quieres romper el timbre?—

—No, sólo quería que me abrieras la puerta.—entré rápidamente a la casa.

—Te dije que no vinieras, estoy estudiando.—

—Pues déjalo por un rato, no vas a morirte.—Michelle se cruzó de brazos—. Porfiiiis.—la chica suspiró antes de acercarse a mi.

—¿eso es helado de chocolate?—sonreí.

Como ver películas y series realmente no eran del gusto de la chica, nos dedicamos a leer un poco. Ella sus libros raros de filosofía y yo mis cómics.

—Gracias.—levanté la mirada confundida frente a aquello.

—¿por el helado o por casi romperte el timbre?—Michelle sonrió.

—Por venir a no hacer nada conmigo, mi cabeza estaba por explotar.—

—No podía dejar que tu cabeza explotara, te necesito vivita y coleando.—besé su mejilla ensuciándola un poco con helado.

—Que asco.—exclamó entre risas la chica mientras se limpiaba.

Me alegra muchísimo ver a MJ tan suelta conmigo, cada vez tengo más esperanzas de que la chica acepte mis sentimientos cuando me decida a confesárselos.