Final

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Las zapatillas de Yugyeom eran el objeto más interesante de la ciudad a las seis de la tarde, las manos en los bolsillos lo ayudaban a ocultar el nivel de presión que impartía al cerrarlas con fuerzas por la ansiedad.

¿Qué era lo que hacía mal?

¿Era tan difícil amar?

Siempre se le había ocurrido que no, que amar era de las cosas más sencillas del universo.

Cuando entró en la adolescencia, todo lo que quería era entregar su corazón, tenía unas ganas increíbles de dar amor y tenía la suerte de tener a quien dedicarle cada uno de los latidos de su corazón porque Jungkook siempre había estado allí. Sí, todo era relativamente simple.

Pero si fuera tan fácil, no sería amor.

Entonces llegaron los problemas... que era demasiado joven para tal cosa o demasiado inexperto, demasiado inmaduro... y ahora lo creía. No había podido seguir el ritmo del corazón de Jungkook, lo había arruinado todas las veces que lo había intentado. Pero es que el amor es algo que se va moldeando con los años.

Ahora comprendía un poco más, pero el sentimiento era tan complejo y evolucionaba cada vez más rápido que nunca podía ponerse al tanto.

El amor también tiene sus etapas. Ahora, siendo joven, tenía un corazón alborotado, lleno de pasión y ganas de darle la vuelta al mundo solo para estar junto a su chico. En cambio, el amor de Jungkook, era algo diferente, no menos válido, ni menos intenso, pero si levemente más maduro. Jungkook tenía la clase de sentimientos en las que quería mimar a su pequeño chico, cocinarle, tomar una siesta a su lado después de haberlo cubierto de besos y eso le encantaba. Pero sus sentimientos siempre iban cargados de adrenalina algunos kilómetros hacia adelante.

No iba a aprender a través de Jungkook, necesitaba hacerlo por sí mismo a su tiempo. Equivocarse también es aprender y de eso se trata la vida, de equivocarse reconocerlo y enmendarlo. Por eso ahora, de pie frente a la oficina del señor Lee, Yugyeom juntó la poca valentía que tenía y golpeó.

– ¿Vienes por una asesoría? – El hombre apareció detrás de él haciéndolo dar un salto por la sorpresa.

Yugyeom carraspeó – Vengo a tratar un tema, sobre la beca rechazada del alumno Park, Jungkook–

Aunque le temblaba todo el cuerpo, y el pecho se le contrajo, juntó las fuerzas suficientes para decirlo.

El hombre frente a él bien podría ser el presidente del país o un narcotraficante, era enorme, imponente y con aires de intelectual brotando de cada célula de su cuerpo pero esto es algo que tenía que hacer. Yugyeom estaba firme, los brazos a un costado e intentando sostenerle la feroz mirada al sujeto.

Lee lo observó un rato más y luego negó con la cabeza antes de bajarla.

–Lo siento joven, ese es un tema que solo me concierne a mí y al alumno Park. No puedo tratar eso con usted – Siguió caminando hacia adentro de su oficina dejando a Yugyeom boca abierta y sin habla. En su mente las cosas no iban a pasar de ese modo.

La puerta se cerró detrás de él dejándolo fuera de la vista del tipo y sin ningún argumento válido para insistir. Entonces solo se le ocurrió una posible solución y esperaba a que eso funcionara, tomo su celular y marco a la primera persona que tenía en mente.

– ¿Tío Jimin? Sí, soy yo... Yugyeom –Hizo una pausa – Estoy en la universidad de Jungkook ¿Puedes venir? Voy a estar esperándote aquí –

Si había alguna forma de enmendar sus errores, tenía que intentarlo. A veces, demostrar que somos lo suficientemente idóneos para algo significa esforzarse y sacrificarse y él quería mostrarle a Jungkook, y a sí mismo, que podía hacer esto. Podía dejar su egoísmo y crecer. Por el mismo y por el amor de su omega.

¡No soy un bebé! × YugKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora