El Origen De Los Guardianes 2: Los 2 Bondadosos Y... La Reina De Las Nieves?

Capítulo 45: Las luces

Lilian- ¡Flame! -La ninfa gritaba desesperada a su hijo, quien tardó algunos minutos en llegar a su auxilio. -Hay un mocoso -comentó antes de que él pudiera si quiera pensar para qué lo ocupaba.

Flame- ¿Un chico? ¿Aquí? -Cuestionó mirando alrededor de sí mismo con la respiración agitada.

Lilian- No, no lo veo por ningún lado -miró a la joven tendida en una especie de mesa rocosa con sangre en muchas zonas del cuerpo. -Éstos dos son parte de la historia de Frost, pregúntale a Elsa qué cuenta Jack de él y verás cuánto los adora.

Flame- Lo sé, pero, ¿Qué con éso? -Se encogió de hombros. -Pitch lo ha dejado libre.

Lilian- ¡Sin antes consultármelo! -tiró de sus mejillas enfadada. -Muy bien, supongo entonces que yo puedo dar el siguiente paso: la dulce niña que Frost conoció algún día, desaparecerá para siempre.

Flame- Y Jamie con ella, no te preocupes -soltaron una risa malévola y estruendosa, capaz de poner los pelos de punta a quienes escucharan; a excepción de la chica inconciente que tenían muerta a su merced. -Sólo tenemos un pequeño problema -dijo volviéndose serio.

Lilian- ¿Cuál, querido?

Flame- Jamie anda suelto... Va a contarle la verdad a Jack, sobre todo lo que pasó -apretó los puños con impotencia.

Lilian- Es justo lo que necesitamos, que caiga en la trampa de una vez por todas.

Con los Guardianes...

Conejo- Norte, rápido, tienes que ver ésto... -las palabras se quedaron colgando en el aire.

Jack- ¿Qué sucede? ¡La encontraron! -la mirada llena de lástima y compasión por parte de Conejo le hizo perder la poca esperanza que le quedaba. Mientras ellos miraban el cristal de la luna, el guardián de la diversión luchaba contra derramar sus lágrimas de dolor. -La perdí.

Jack se dejó caer de rodillas al piso, estaba claramente vencido; luego de horas y horas de búsqueda agotadora no encontraron ni una sola pista. La ayuda de la Madre Naturaleza y Cupido no sirvió de nada en lo absoluto. Él había perdido la fé.

Una mirada de pesar hacia el cristal que luego recorrió el enorme e imponente globo terráqueo, lleno a Norte de desesperación.

Hada- Oh, no... -había comprendido lo que ésos símbolos significaban y se le quebró la voz enseguida. -Están dejando de creer, se olvidaron del amor.

Y es que era de esperarse que sucediera, ya que no había forma de que pudieran atender a los niños con ése gran problema a cuestas.

Norte- ¡No, no, no, no, no otra vez! -Se llevo las manos al pelo. Dirigió su mirada al peliblanco. -Muchacho, por favor, las luces se extinguen, no puedes dejar que te venza.

Jack- ¿Cómo me pides éso? -Dijo con pesar. -Me arrebataron la vida.

Anna- ¿Qué vamos a hacer? -Gimió entre el llanto. -Kristoff, mi hermana...

Kristoff- No -le secó las lágrima.  -Ella debe estar bien, tenemos que encontrarla.

El Misterioso se levantó de su asiento e hizo uso de sus poderes para intentar llegar a donde se encontraba la última ráfaga de hielo que salió de las manos de la reina, pero no había nada, nada en lo absoluto. No pudo llegar.

Olaf- Jack, tu centro -lo miró esperanzado.

Jack- No me sirve de nada si no la tengo -frotó sus sienes y se tiró al llanto desconsoladamente. -¿Dónde está mi reina? ¡Maldita sea!

Ninguno de los Guardianes se imaginó jamás ver a Jack Frost en ése estado de vulnerabilidad... Les partía el corazón por dos razones: el dolor del muchacho y la pérdida de una de los elementos más poderosos que poseían.

Norte comprendía al chico a la perfección.

Sentía tanta impotencia.

El eco de algunos pasos débiles y veloces resonó por la habitación; la puerta del salón se abrió de golpe y todos se dirigieron a observar muy sorprendidos a quien estaba frente a ellos.

Jack- Jamie, ¿Pero, cómo?

Jamie- ¡Está muerta, Jack! -Grito llorando descondoladamente. -¡La mataron!

El alma de Jack se vino abajo.

La mayoría de las luces se extinguieron.

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Hola.

No me maten, por favor. Eh, Copitos, estamos en la ronda final.

Hagan sus apuestas.