Capítulo 6

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Jack- ¡Aster, por la luna, ya deja de joderme! - riñó al valeroso espíritu que le molestaba.

Conejo- Eres una niñita, te falta coraje para soportar lo que tú mismo desencadenas.

Santa Claus entró a la magnífica sala del comedor; altas y rústicas paredes de madera talladas a mano por los Yeti hace siglos desprendían un olor hipnotizante, la calidez de la enorme alfombra que cubría el piso hacía juego con los adornos del comedor.
Un buen contraste.

Hada- Y bueno, ¿Ya se han instalado? - Le echó una mirada al nuevo grupo de Guardianes, quienes avergonzados y con la boca llena de migajas de galletas de jengibre, se limitaron a asentir.

Anna- Les agradecemos enormemente su hospitalidad. Este lugar será sin duda un mejor y más cálido refugio.

Jack- Si me permite, alteza, considero que deberían dejar de lado ese lenguaje tan formal. Ahora somos como una familia ¿No?

Kristoff- Te refieres a ¿Deberíamos tomar confianza?

Conejo- Absolutamente.

Kristoff- Pues bien. Ahora que ustedes mismos han roto el hielo, es nuestro turno de preguntar.

Anna- ¿Se puede?

Norte- Por supuesto, adelante.

El Misterioso frotó sus manos con picardía y soltó una risa suave. - He oído por ahí que Conejo y el Hada mantienen un romance.

Los mencionados se ruborizaron limitándose a intercambiar una mirada que se prolongó al danzar de un parpadeo. La peliblanca, quien estaba a lado de su cuñado, le picó las costillas a forma de regaño.

Elsa- Creo que es exceso de confianza, Kristoff.

Kristoff- No lo creo, los veremos seguido, entonces no creo que puedan ocultarlo por mucho tiempo.

Anna- Me da curiosidad saber si todos ustedes se la pasan aquí cuando no tienen más deberes.

Norte- Sí, pero suele ser algo muy tedioso ya que el Palacio Dental está en funcionamiento siempre, Meme nunca para y Conejo está obsesionado con el diseño de sus creaciones.

Elsa- ¿Cuándo le dedican tiempo a los niños?

Hada- Sí, sobre eso... No hay tiempo. Nos la pasamos trabajando duro para tratar de tomarnos un espacio para ellos pero nuestra agenda termina consumiéndonos por completo.

Anna- Es entendible. Pero hay que remediarlo si no queremos más problemas.

Kristoff- Como vamos a trabajar juntos, pienso que sería bueno conocer sus habilidades. Debemos repartir el trabajo.

Elsa- El trabajo de campo en estos momentos es indispensable, ¿Cómo pueden defenderse?

Conejo- Tenemos armas especiales para eso.

Kristoff- ¿No les resultan estorbosas?

Hada- Con el paso del tiempo dejan de serlo - sonrió orgullosa mientras sostenía un listado en sus pequeñas manos.

Norte- Si me lo permiten, considero que la mejor opción para este caso es que tú - señaló al chico burlón que gozaba de joder a Conejo - te vayas con ellos.

Jack- ¿Al trabajo de campo?

Anna- Claro, no tenemos obligaciones determinadas. Estoy de acuerdo.

Kristoff- ¿Nos dividimos en pares? No es conveniente que vayamos solos. - Opinó tirándole una indirecta a su esposa, la cual enseguida entendió y respondió inclinando su cabeza. - Elsie, ¿Puedes ir con Frost? Te servirá socializar.

Elsa- Cuida de Anna, por favor.

Horas más tarde...

Narra Jack.

Parece que la chica tiene mucha y muy buena conexión con los niños. En su tiempo debió haber sido una buena monarca. Llevo rato pensando sobre ella. Me molesta que sea tan callada, es algo que me atrae mucho a saber de su pasado.

Jamás había visto a nadie como ella. Es una persona muy peculiar. Debo admitir que me tiene fascinado su belleza, y eso es algo que no debería permitirme. Pero es algo inevitable.

El contraste de su tez pálida con sus mejillas coloradas y los labios rojos le dan cierto toque de ternura a ese rostro con facciones tan específicas. Su cabello blanco que tan elegante se posa sobre su hombro al descubierto da la sensación de sensualidad y madurez. Pero a la vez, su porte la hace ver tan recatada que el sólo hecho de pedirle que me pase la ensalada me aterra, ya que me da el sentimiento de ser arrastrado por unos guardias a la horca por faltarle al respeto a su majestad.
Por momentos le miro detenidamente, pero trato de girar la cabeza antes de que me note.

No consiento la idea de que esté prendido de ella. Es sólo que me intriga saber si siempre fue así de peculiar. Cuando fui Jackson Overland era muy distinto a como soy ahora. Quizá Elsa también lo fue. Quizá no.

Una voz ligera me hace salir de mis pensamientos.

- ¿Podemos ya irnos a Canadá? - me preguntó con una expresión sonriente... Me estaba sonriendo, ella nunca sonríe. Me distraje un poco, a lo que ella inclinó su cabeza a un lado para formular de nuevo su cuestión.

- Por supuesto, sígueme, majestad.

El Origen  De Los Guardianes 2: Los 2 Bondadosos Y... La Reina De Las Nieves?Where stories live. Discover now