El Origen De Los Guardianes 2: Los 2 Bondadosos Y... La Reina De Las Nieves?

Capítulo 32: Quitando la nieve del pasado. (Especial)

Me encontraba cerca, podía sentirlo. El fresco aire de las viejas y conservadas montañas chocaba contra mi rostro, haciéndome suspirar.

Iba algo lento, pero buscaba con la mirada ansiosa aquella imponente montaña que alguna vez me dió cobijo bajo su cima, esa gran manta blanquecina y suave que cubrió mis huellas, encondiéndome de mis miedos, liberando mi ser.

Llegué a un lugar en donde lo único que sobresalía ante mis ojos y me llamaba fervientemente la atención, eran rocas. Rocas cubiertas de verde limo y curiosamente un poco de pasto.

Muchísimas rocas que me llegaban un poco más abajo de las rodillas, todas formadas en perfectos círculos, rodeando a una en especial que era ligeramente de mayor estatura.

Caminé hasta ella, ya que algo en mí me ordenaba hacerlo, un instinto me llevó a palpar suavemente aquella superficie rocosa, con un respeto inexplicable, y con solo el contacto, aquellas redondas piedras comenzaron a rodar a mi alrededor, acercándose cada vez más a mí.

Cuando sentí que el espacio estaba por acabarse cerré los ojos, esperando el impacto y una nueva oportunidad para defenderme, debido a que, anteriormente, únicamente tuve el tiempo de mirarlas. Pasaron un par de segundos que se me hicieron eternos y entonces abrí los ojos topándome con aquellas tan singulares piedras convertidas en diminutos seres de roca.

- ¡Es la reina!

- ¡Sí, es ella!

- ¡Es tan hermosa!

- ¡Por fin despertamos!

- ¡Cuánto tiempo!

Miles de frases mezclándose imparablemente a mi alrededor, unas gritando, otras con miedo, muchos más riendo y un montón de ojos de distintos colores posados sobre mí. No lograba salir de la gigantesca impresión hasta que una nueva llegó atacándome tras la espalda, logrando que se volteara y por consecuencia de eso, mis ojos volvieran a salir de sus orbitas.

- Majestad. -Al salir de mi transe pude divisar a un viejo troll, cubierto de gemas brillantes y una larga capa verde con espirales.

Entonces caí en cuenta... Ellos son los trolls que vivían cerca de la montaña del norte cuando mi reino prosperaba, él es el abuelo Pabbie,

Elsa- Señor. -Me incliné ante sus ojos y él me levanto el rostro e hizo que me enderezara.

Abuelo Pabbie- No hace falta, majestad. -Dos pequeños me facilitaron una silla de piedra extrañamente cómoda donde me senté al instante- Quien debería hacer una reverencia sería yo, sin embargo, debe disculparme, más de un siglo sin movernos ha provocado un fuerte dolor en nuestros rocosos cuerpos que hace casi imposible el movernos. -Mientras me explicaba trataba de estirarse.

Elsa- No es necesario. -Sonreí cálida- De reina ahora lo único que me queda es el título y los recuerdos, porque a causa de Pitch ahora soy sólo conocida como la reina de las nieves... Más nada.

Abuelo Pabbie- Perdón, majestad, pero permítame decirle que se equivoca. -Recogió un bastón de por el lado derecho de su cuerpo y recreó una corona hecha de luminosas cortinas coloridas, semejantes a la aurora polar- Reina no es la que lleva una corona en la cabeza, ni mucho menos la que se sienta en un trono a esperar que sus sirvientes le lleven de comer hasta la boca mientras otros se hacen cargo de los deberes que le corresponderían a ella, tampoco la que se esconde tras los hombros de su rey y paciente lo espera atendiendo a sus hijos. -Borró la corona y recreó lo que parecía ser mi silueta- No. Reina es aquella que con tan sólo la mirada es capás de dirigir a su reino, una verdadera reina no necesita un título ni mucho menos una vistosa corona que haga juego con sus zapatos, reina es aquella que sin importarle el qué dirán defiende a su pueblo, es esa mujer incansable que todo lo puede sola, quien ama completamente a su reino y vive para ellos. -Eliminó las imágenes- Y la mejor reina que he conocido, la que cumple con todas y cada una de las características, es usted majestad. Para nosotros siempre será nuestra reina.