Capítulo 29: Se acabó

656 81 8
                                    

-Ciel- Sebastian tomo asiento al borde de la cama. El muchacho mantenía los ojos cerrados, había sentido el peso a su lado y sabía perfectamente quien era su compañía.
El azabache tomo la mano de Ciel y este la retiro de un brusco movimiento. Sebastian observo su rostro y sus enormes ojos azules, lo observaba con asco y decepción.
-Ciel yo...- No logro terminar su frase el peliazul lo interrumpió.

-Vete, no quiero verte, ni escucharte, ni siquiera quiero saber que sigues con vida... ¡Bastardo¡- Gritó lo último con odio. Las lágrimas no tardaron en aparecer en los ojos azules de Ciel empañando su alma y volviendo a tornar esta en un vacío negro sin notar su entrada y su final.

-Puedo explicarlo Ciel...- Intento verse calmado pero por dentro estaba asustado, aterrado de perder algo que tanto amaba. Lo que tanto llego a amar sin darse cuenta.

-Vete de aquí pedazo de mierda!, no quiero volver a verte!... Te odio! Te odio!- Sebastian abrió los ojos con sorpresa, aquellas palabras habían penetrado como cuchillas en su corazón, dolía, dolía mucho ser odiado por alguien a quien amaba tanto.
Intento hablar con tranquilidad pero no pudo, comenzaba a alarmarse, antes seguía teniendo una pizca de esperanza pero ahora, ante esos enormes ojos juzgadores comenzaba a entrar en pánico.

-Solo escúchame maldita sea!... Yo... yo te amo, no quería... de verdad no...- Comenzaba a enloquecerle la idea de perder a Ciel. No podía, no se permitiría que lo abandonase, haría lo imposible por recuperarlo, no podía, no podía. Su cuerpo entero temblaba y antes de poder pronunciar palabra nuevamente un rubio se adentro a la habitación.

-Fuera de aquí- Espeto con calma Alois apareciendo en la habitación, Ciel dirigió su mirada vidriosa con sorpresa hacia el rubio mientras Sebastian le intentaba ignorar.
-No me has oído?...- volvió a musitar mirando amenazante a Sebastian que se hallaba tembloroso junto a Ciel, intentando hacerle oídos sordos.
-Que salgas de aquí, mierda!- dijo esta vez Alois subiendo su tono de voz.
Sebastian suspiro con pesadez y camino a la puerta, de pie en el umbral dirigió su mirada hacia el menor de ojos azules que intento sostener una mirada de desprecio pero no contuvo las lagrimas y giró su rostro hacia otro lado.
Terminó por salir de la habitación, chocó contra Claude que se quedo observándolo sin mediar palabra, ignorando su ausencia camino por el hospital hasta la salida topando con una que otra persona y disculpándose en el transcurso.
Levanto su vista hacia el cielo con el sol en su punto mas alto dañando sus ojos.

-Soy un imbécil...- Murmuró para si mismo caminando por las calles directo al café donde estuvo trabajando su pequeño.
Entro al lugar y se fue directo a la oficina en busca de la mujer pelirroja.
Pero estaba vacío, no había nadie.

-Que hace usted aquí?- Preguntó una vos femenina tras de el haciéndole girar de un sobre salto.

-Busco a madame...- le interrumpió la muchacha antes de poder seguir.

-No le basto con lo que le hizo al joven Ciel?, a que viene ahora?- preguntó amenazante. A espaldas de la muchacha cabello color vino aparecieron un par de rubios uno cruzados de brazos que le miraron con el ceño fruncido y el mas bajo que mantenía una mirada preocupada.

-Fuera de aquí- Espetó el mayor que traía un cigarrillo en la boca.

-Señor Sebastian sera mejor que se valla de aquí- hablo esta vez Finnian tragando duro. Pues a sus ojos Sebastian jamas pareció ser esa clase de persona y aun le costaba creer lo que Madame Angelina había dicho.

Los tres muchachos que trabajan en el café habían establecido un lazo de amistad muy confiable con Ciel, cuando "Madame Red" les comentó de lo sucedido no podían creerlo, pues habían pasado largos ratos junto a la pareja y les costaba creer que algo así hubiese sucedido.

-Pero yo...- Camino hacia la muchacha intentando tocarle el brazo, rogando que por favor lo escucharan.
Frente a ella se gano el cocinero Bard impidiendo el contacto, Subió las mangas de la camisa hasta sus codos y apretó los puños.

-Señor Sebastian, por favor...- Finnian lo tomó  del brazo y lo llevó fuera de la cafetería. El menor mantuvo la mirada hacia el azabache y de alguna forma veía el dolor en sus ojos, como era posible que con tanto dolor en su mirada fuese el culpable del sufrimiento de su ojiazul amigo.

-No puedo creer que se halla acabado- Murmuró Sebastian mirando al rubio con los ojos empapados en lágrimas y con una sonrisa quebrada en su rostro.

-Yo creo que Sebastian no es culpable de lo que paso, yo se que ama mucho a Ciel, puedo verlo en sus ojos- Finnian le sonrió de lado amable y dulcemente, y camino dentro de la cafetería nuevamente dejando solo al pelinegro que sorprendido por aquellas palabras solo se limito a secarse las lagrimas con el dorso de la mano mientras sorbiendo su nariz emprendía marcha nuevamente en busca de la mujer
Y se hacía a la idea de donde se encontraba.

 
  
  
-Joven Sebastian- Dijo un contento albino abriendo la puerta para dejar pasar al nombrado.

-Angelina... donde esta ella?- Preguntó Sebastian dirigiéndose rápidamente al despacho de la mujer encontrandola con una copa de vino en las manos y perfectamente cómoda en el sofá de la habitación.

-Oh Sebastian, Bienvenido- Saludo ella poniéndose de pie abrazando al pelinegro por los hombros.

-Si, yo...- Fue interrumpido por la pelirroja.

-Buen trabajo muchacho, solo falta el último paso- Hablo el albino que se incorporaba tanto a la conversación como a la habitación.

-Yo...- Esta vez fue interrumpido por la mujer.

-Eres un perfecto aliado querido...- Esta vez por fin fue él quien medio palabra.

-El trato se acaba!... no voy a seguir con esto Angelina. Me retiro, Buen día- Antes de salir por la puerta de la habitación Undertaker le tomo por la muñeca y de un empujón lo sentó en un sofá individual junto.

-Que has dicho muchacho?- Preguntó ella con una sonrisa burlesca surcando su rostro.
-no puedes echarte atrás ahora ,entiendes?- Dijo ella posando sus dedos en el puente de su nariz.

-Claro que puedo- Respondió Sebastian sonriendo cínico ante las palabras de la mujer.

-Apegate a las consecuencias entonces- Chasquéo entonces los dedos la mujer y el mayor de todos tomo a Sebastian de los cabellos.
-Sabrás lo que es no cumplir los tratos con una Phantomhive- Sebastian sintió molestia por el cabello jalado.
Phantomhive?... En aquel entonces su apellido no era Durless.

-Sabrás ahora el porque de Undertaker- dijo susurrándole al oído el hombre que jalaba su cuero cabelludo fuertemente con una de sus grandes manos.

🔯🔯🔯🔯

Y pues...... creo Que mamá Yana me pego la sed por la muerte de personajes xD

Gracias por leer no olvides votar :3
 
  
 

 

 

 


 

NO OLVIDES SEGUIR MI PERFIL♡


 

 


 

 

 

  


Anónima-san los ama♡♡♡

Tras la cámara<Sebasciel.(CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora