A la hora de almorzar William tuvo que salir a un almuerzo con unos socios, pero más sorprendida me quedé cuando un muchacho llegó con comida china con una nota del moreno obligándome a comer. Su detalle fue algo tierno y demandante a la vez, pero al fin y al cabo tierno.

Voy de camino a la oficina. Estoy ansioso por mi sorpresa, gatita.

Vi su mensaje de texto al caer la noche y sonreí tomando mi bolso para cambiarme en el baño. Ya dentro me encerré en uno de los cubículos y me quité la camisa y los pantalones ajustados que me obligue a poner para protegerme del frío. Me deshice de la ropa interior y me coloqué una de encaje muy sexy de color rojo con pedrerías negras en el sostén. Me puse la chaqueta negra de manga larga que me llega hasta más abajo de las rodillas y me la amarre a la cintura. Sin olvidarme de las botas de punta fina que me había puesto en la mañana. Cuando salí el área estaba toda despejada y solo se veía la luz de la oficina de William traspasar por las cortinas que estaban bajadas. William ya llego, pensé emocionada.

— Espero que estés listo porque... — las palabras se quedaron atoradas en mi garganta al ver a Milena desnuda y a William mirando desde su baño privado.

— Siento mucho interrumpir con permiso — articulé bastante afectada y salí de su oficina escuchando a William llamarme de un grito, pero lo ignore. Tomé el ascensor como alma que lleva el diablo y cuando las puertas se abrieron salí a toda prisa en busca de un taxi. ¡Maldita sea en la hora en que me quite todo!

— ¡Ashley!— lo vi salir corriendo del edificio y yo lo miré decepcionada para luego tomar el taxi que se había detenido. Yo sabía que lo de nosotros era solo sexo, pero fue decepcionante encontrarlo con la pelirroja desnuda en su oficina. ¿Por qué me dolía tanto verlo en plan de acostarse con otra? Sin querer varías lagrimas se deslizaron por mis mejillas, pero me deshice de ellas con la palma de mis manos. Ashley ya sabías a lo que te atenías con él. Además no éramos nada, solo disfrutamos del sexo juntos, me repetía a mi misma tratando de convencerme.

Llegue a mi departamento algo abatida y con el corazón oprimido, pero aún así sonreí. Hoy era nuestra despedida de novios falsos, pero él lo hizo a su manera que irónico.

— ¡Ashley se que estás aquí! ¡Abre la puerta tenemos que hablar! ¡Lo que viste no es lo que estás pensando! — Exclamó de repente William dándole a la puerta y yo me mantuve en silencio—. ¡Ashley abre la jodida puerta! ¡Sabes que no me importa un carajo tirarla abajo! — continuó gritando aporreando contra la puerta algo más fuerte y decidí que mejor era enfrentarlo. Además yo no tenía derecho a reclamarle y tenía que demostrarle que yo era una mujer madura.

— ¿Qué quieres, William? — pregunté tan pronto abrí la puerta con una expresión neutra en el rostro. En cambio el moreno estaba furioso, pero en cuanto me vio su rostro se suavizo.

— Ash tenía que explicarte lo que viste en la oficina. No puedo dejar que pienses lo que no es porque...

— William no hay problema tú y yo no somos nada. Eres libre de tener sexo con quien quieras porque no voy a ser yo quien te lo prohíba. Porque sinceramente me vería como una tonta. Tuvimos un buen fin de semana juntos y no me importa con quien te revuelques ahora — dije tratando de sonar segura en mis palabras, pero en lo más profundo de mi ser veía horroroso el tan solo pensar que está en la cama con otra.

— ¿No te importa? ¿Acaso pensabas que iba a estar con ésa zorra y luego contigo? Yo estaba esperando por ti. Estaba todo el jodido día deseoso de que llegará la noche porque me dijiste que me sorprenderías. Entre al baño y cuando salí me encontré con ella desnuda y tú que en ése momento abres la puerta — dijo con el ceño fruncido y la mandíbula apretada mostrando el enojo que emanaba de su ser.

— Está bien, William. Siento mucho haber pensado mal de ti, pero si no te molesta estoy cansada y quiero dormir. Buenas noches — dije sintiéndome algo mal por tratarlo con tanto desdén—. Está bien que descanses — me miró serio por unos segundos para luego alejarse de mi puerta y me percate que la chismosa de mi vecina estaba mirando por su puerta entre abierta.

— ¡Por Dios, Debbie búscate una vida! — grite furiosa y ella cerro su puerta de golpe. Me sentía enojada por lo perra que pudo llegar ser Milena y enojada conmigo misma por prácticamente echarlo, pero había descubierto algo está noche y me aterraba que me estuviera enamorando de él.

William

No, es que debí ser un asesino en otra vida porque que clase suerte me gasto. Lo menos que esperaba fue a Milena desnuda en mi oficina cuando esperaba algo ansioso a Ashley. Cuando la vi salir de la oficina pude ver en sus ojos decepción y no me gusto para nada que ella pensará mal de mí. Mi corazón se aceleró como nunca antes y salí corriendo para alcanzarla y tuve que correr como un loco por las escaleras, pero fue en vano porque logró irse.

No podía creer que aún diciéndole la verdad me hubiera venido con la excusa de que estaba cansada y no era que estaba esperando por sexo de reconciliación. Porque puedo poner mi mano en un picador que había perdido todo el interés en cualquier cosa sexual en ése momento. Solo esperaba, hay ni yo mismo sé lo que esperaba de ella y me pregunto, ¿Por qué me puse tan nervioso y tenía miedo de que no me escuchara? ¡Furioso! Eso era poco comparado con lo que sentía y unas semanas atrás me hubiera ido a buscar con quien pasar la noche, pero no quiero ni me apetece estar con otra mujer. ¿Qué me pasaba con ella últimamente? Ashley no era la típica mujer que te buscaba por mi dinero si no que con ella podía pasar un día divertido entre risas y podía ser yo mismo. Podía ser el hombre que no todos conocían y que la rubia había sacado de mí.    

La fuerza del destino (DISPONIBLE EN AMAZON KINDLE)Where stories live. Discover now