Pasado

38.9K 2.1K 292
                                    


---A mi me gustan mayores...esos que llaman señores, de los que te abren la puerta y te mandan flores...

Miraba y escuchaba a Naomi cantar aquella canción como si se la supiera de memoria.

---Ojalá así te aprendieras las lecciones que te envían de la escuela.

--- Locaa...

Ahora Dorian la cantaba.

---¿También te gusta?

El castaño se encogió de hombros mientras manejaba.

---Lo siento amor, es que es demasiado pegajosa.

Bueno debía admitir que así era, aunque la letra era un poco obscena.

Nos dirigiamos a un restaurante de comida mexicana cuando el celular de Dorian sonó.

---Contesta por mi, amor.

Tomé su móvil y atendí la llamada entrante, era un número desconocido.

---¿Hola?

Nadie habló del otro lado.

---¿Alo?

Volví a hablar pero no obtuve ninguna respuesta hasta que cerraron la llamada.

---Es extraño, no quisieron hablar, seguro era alguna fan tuya que al escuchar mi voz se intimidó.

Miré a Dorian con diversión y el me guiño un ojo.

---Lo dudo mi vida, hace rato que pasé de moda.

Hice un puchero.

---Aww...mi viejito lindo, a mi aún me encantas.

Naomi se acercó hacía nosotros asomándose por en medio de los asientos delanteros del auto.

---¿Lo ves? Te gustan mayores...asi como la canción.

Dorian y yo nos miramos y reímos.

---¡Oigan! ¡No soy tan viejo!

Espetó el entre risas.

---Pero te entiendo hermana, los mayores tienen más experiencia.

Mi boca formó una O al escuchar a Naomi decir aquello.

---Insisto, esa niña es igualita a ti.

Aseveró el castaño con tono burlón.

(...)

Comimos en el restaurante y después pasamos por una heladería.

Regresabamos al departamento cuando mi hermana se quedó dormida en el asiento de atrás.

---¿Cómo diste con el paradero de tu padre?

Me cuestionó el castaño de un momento al otro.

---Como antes ya te lo había comentado, el me buscó.

Respondí seca.

---¿Por qué no me lo dijiste en ese momento?

Aclaré mi garganta.

---No lo sé, no lo planee ni lo pensé demasiado, resultó ser que el fotógrafo de mi fiesta de graduación era un investigador privado contratado por mi padre.

Me miró sorprendido pero trató de disimular volviendo su vista al frente, debido a que aún seguía conduciendo.

---Así que fue el maldito fotógrafo, vaya, quien lo diría.

La última oportunidad Where stories live. Discover now