Diario

54K 2.8K 427
                                    

No pude dormir durante toda la noche, unas grandes ojeras enmarcaban mi rostro, las cuales me  hacían lucir enfermo según mi asistente.

Luego del cuarto café mis nervios parecieron apaciguarse un poco. Dejé de trabajar porque no conseguía concentrarme, así que me dedique únicamente a esperarla.

Nunca antes en mi vida me había sentido de esta forma, o tal vez si, y de hecho con la misma persona, osea, Sofía Sanders.

¿Cómo me sentía?

Terriblemente ancioso, estúpido y torpe.

Eran las 12 pm cuando encendí un cigarrillo, durante las últimas semanas una cajetilla no había sido suficiente.

El teléfono sonó y con gran rapidez me apresuré a contestar.

---Señor Deluxo, la señorita Sofía Sanders lo busca, no tiene cita ¿Puede pasar?

---La señorita Sanders puede pasar sin previo aviso las veces que ella así lo desee, no quiero que me vuelvas a preguntar lo mismo nuevamente.

Solté el teléfono y me puse de pie de inmediato.

Apenas la puerta se abrió, quedé embobado con su potente presencia.

---Viniste.

Susurre mientras me acercaba a ella para besar su mejilla.

---Te lo prometi ayer y aquí estoy.

Su cuerpo estaba entallado en un hermoso vestido rojo que llegaba a la altura de sus rodillas.

---Estas tan hermosa.

Asevere sonriente mientras la observaba alejarse de mi.

---Gracias.

Sonrió también.

---Toma asiento, por favor. ¿Deseas algo para beber o algún aperitivo?

Ofrecí amablemente.

---No gracias, estoy bien así.

Me senté frente a ella y nos miramos por un par de segundos.

---Bien...quiero que me digas, mejor dicho necesito que me digas si estas casada y si esa niña con la que te he visto es tu hija.

La curiosidad me consumía lenta y dolorosamente, tanto, que respiraba con dificultad.

---Nunca cambia señor Deluxo, sigue siendo el mismo hombre al cuál le gusta exigir y demandar a todo el mundo a su alrededor.

Me dejó totalmente emudecido tras su comentario.

Carraspee.

---Disculpa, no quize sonar de ese modo pero espero me entiendas.

Y si, aveces podía ser muy autoritario, ese era uno de mis más grandes defectos.

---La pequeña con la que me viste acompañada no es mi hija, es mi hermana y el hombre que nos acompañaba ayer es mi padre.

Respondió con seriedad.

Sonreí de oreja a oreja al escuchar eso, me sentí aliviado.

---Wow...¡Eso es increíble!

No podía procesar toda esta información.

---¿El día de tu graduación y cumpleaños te fuiste con el?

Cuando ella desapareció me volví loco, pasé años tratando de encontrarla e inexplicablemente nunca di con su paradero.

---Así es...me encontró y yo decidí irme con él.

La última oportunidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora