La última oportunidad

Aquél hombre

***Varios días después***

ADVERTENCIA: El siguiente capítulo contiene escenas de sexo y lenguaje explícito.

Narra Sofía

Durante los últimos días Dorian me había estado evitando y aún no sabía el porque de aquello.

---¿Te encuentras bien?

No en lo absoluto.

---Si...si, es sólo que me siento un poco cansada.

Rhett pareció no muy convencido con mi respuesta.

---Creo que lo mejor será que vayas a descansar, más tarde me dijo Franco que asistirán a la posesión del nuevo gobernador de la ciudad.

Había olvidado aquello por completo.

---Es verdad, en vista de eso entonces me iré a descansar un poco ¿Tú asistiras también?

Que pregunta más tonta, Rhett quizá era uno de los invitados especiales.

---Si debo ir ¿Nos vemos allá?

Tomé mi cartera y me preparé para marcharme.

---Seguro.

Asevere antes de salir de su oficina.

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No podía de dejar de pensar en Dorian.

¿Tan poco le había durado el amor por mi?

¿Por qué no me llamaba?

¿Por qué no contestaba mis llamadas?

¿Debía buscarlo?

---¡Hija! ¿Aún no estás lista?

Mi padre se adentro en mi habitación y me observó con detenimiento.

--- No tengo muchas ganas de ir.

Estaba en pijama.

---Solo estaremos ahí un rato y luego regresaremos, te lo prometo.

Suspire con pesadez.

---Mm..de acuerdo pero sólo un rato.

Empecé a abrir mi armario.

---Esa es mi hija, te espero afuera cariño.

Le hice una seña de aceptación a mi papá  mientras escogía el vestido que usaría para aquél evento.

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La alta alcurnia, la gente más rica y poderosa de la ciudad al parecer se encontraba aquí, el gobernador era obviamente el actor principal, todos querían estar cerca de el adulandolo.

Cabe mencionar que en aquél lugar todo era lujo, elegancia y extravagancia.

Rhett hablaba con mi padre junto con otros sujetos cuando yo decidí alejarme de ellos en busca de alguna bebida.

No había demasíada gente pero una mujer en especial llamó mi atención, en realidad lo que me atrajo de ella fue su collar, este tenía un rubi muy hermoso.

Sonreí cuando la vi acercarse a alguien, a un hombre.

Aquél hombre era alto y de buen porte, sus ojos eran castaños claros al igual que su barba y cabello perfectamente peinado hacia atrás, su sonrisa era hermosa.