Capítulo 24.

175 32 3
                                    

3 meses después.

ㅡSungyeol, ¿puedes llevarle estos documentos a Seungheon?

Había estado tan concentrado en mi trabajo que apenas y me había dado cuenta de la presencia de Myungsoo frente a mí.

Tomé los documentos y miré al mayor, se veía cansado, y los círculos negros bajo sus ojos eran cada vez más grandes.

Hacia tres meses que nuestra relación se había vuelto extraña, Myungsoo había tirado ese muro que nos dividía como jefe-empleado, pero se había mantenido al margen, sin llegar más allá, ni siquiera podía decir que fueramos amigos.

Conforme pasaba el tiempo para mí, me sentía cada vez más muerto, solo tenía dos meses más para lograr que Myungsoo recordara, pero seguía sin tener ningún avance. Él simplemente parecía haberse ido a otro lado, muy lejos de mí.

Al contrario de eso, mi "relación" con Sungkyu hyung se había vuelto rara, frente a las demás personas parecíamos una pareja, pero entre nosotros nunca nos atrevimos a llamarnos así, no me sorprendió mucho cuando el mayor me dijo que estaba conociendo a alguien, pero extrañamente dolió.

Tenía miedo de quedarme nuevamente solo, porque toda mi vida siempre había sido así, las personas que quería siempre terminaban desapareciendo de mi vida, mis padres siendo el inicio de todo aquello.

Y ahora tenía miedo de perder a la única persona que me hacía sentir vivo, pero tampoco quería luchar por él, porque significaría tener que prometer cosas que no podía, ni quería hacer, como renunciar a Myungsoo.

Y era obvio que eso nunca iba a pasar, aunque Myungsoo no pudiera recordarme, yo me aferraria a él aunque nunca más volvieramos a estar juntos.

Tomé los documentos que Myungsoo me había dado y se los llevé a Seungheon, otra persona que poco a poco se había colado en mi rutina diaria, algo así como un amigo. Sabía que él quería mucho más allá que solo una amistad y que las invitaciones a beber alguna copa eran con doble sentido, pero era algo que nunca pasaría, algo que no podía pasar.

Nuevamente me había invitado a su casa a beber algo, nuevamente había puesto como excusa que saldría con mi "novio", él solo sonreía y no decía nada más.

Me senté frente a mi escritorio y me quedé mirando mi celular, revisandolo pero nada... ningún mensaje de Sungkyu hyung; me había acostumbrado a recibir sus mensajes con bastante frecuencia, los primeros dos meses eran tantos mensajes, que me costaba trabajo responderlos todos, pero desde que había conocido a ese alguien, estos fueron siendo cada vez menos, hasta que dejé de recibirlos hace dos semanas.

Comenzaba a sentirme ahogado de nuevo, la poca felicidad que el mayor me brindaba entre sus brazos se estaba desvaneciendo, siendo sustituida por algo muy oscuro, algo que no sabía como llamar, probablemente me estaba pudriendo por dentro.

Comencé a tener frío todo el tiempo, mis manos comenzaban a estar frías sin importa el tipo de clima que hubiera y cada día me sentía mas ajeno a mí, como si estuviera viviendo en el cuerpo de un desconocido.

Había días donde me miraba por horas en el espejo y no podía reconocerme, aterrandome a tal punto que dejé de mirarme en estos, agradeciendo tener el cabello lacio pues se peinaba con facilidad.

Gracias a Sungkyu hyung había dejado de cortarme las piernas, pero en los últimos días había tenido una necesidad horrible de hacerlo, lo había necesitado casi tanto como respirar, como comer o dormir, nuevamente aterrandome de la persona en la que me estaba convirtiendo.

Miré el reloj, nuevamente había pasado una hora viendo a la nada, completamente ajeno a lo que pasaba a mi alrededor, a veces eran lapsos más grandes, agradecí que esta vez no fuera así.

ㅡSungyeol, ya puedes irte, hoy tal vez no llegue a casa, saldré con Suzy.

ㅡDiviertete, buenas noches.

Y sin mirarlo a los ojos me fui de ahí, últimamente también evitaba la mirada de Myungsoo, esta era rara y me ponía ansioso, haciendo que me mordiera las uñas hasta sangrar. Me sentía extraño y por impulso hice lo que mi cuerpo me pidió, terminé parado frente a una puerta que conocía muy bien, puse la contraseña y tan pronto la abrí, el aroma a ambientador de durazno llegó a mí, era raro que no estuviera mezclado con tabaco pero probablemente el mayor aun no llegaba de trabajar.

Entré como si estuviera en mi casa y tal vez si hubiera puesto un poco de atención, habría notado los zapatos que no le pertenecían a mi hyung.

ㅡHyung... creo que tenemos visitas.

La voz desconocida me trajo de regreso a la tierra, observé todo el lugar hasta que encontré al mayor con alguien sentado en sus piernas.

ㅡYeol... ¿Qué sucede?, ¿todo está bien?

ㅡ¿Sungyeol?, ¿Lee Sungyeol?

Un chico más o menos de mi edad se puso de pie, tenía el cabello rubio y facciones tan finas que lo hacían parecer una chica, pero su aura era tan masculina que te desconcertaba.

ㅡ¡Yeollie! Han pasado años desde la última vez que nos vimos.

ㅡSungjong, ¿conoces a Yeol?

ㅡSí, fuimos juntos al instituto, aunque probablemente no se acuerde de mí, hablamos muy poco, mi mejor amigo Niel, estaba loco por él.

Vagos recuerdos llegaban a mí, pero estaban borrosos y desteñidos, así que no pude encontrar algo concreto sobre el chico que estaba parado frente a mí, sonriendome como si hubieramos sido los mejores amigos en algún punto de nuestra vida.

ㅡYo... lo siento, no quería interrumpir.

ㅡPero si no interrumpes nada Yeollie, pasa, siéntate y cuéntame lo que has hecho estos años.

ㅡLo siento, solo quería saber sí Sungkyu estaba bien, me sentía preocupado.

ㅡPerdón Yeol, no he tenido mucho tiempo para nada, iba a ir a verte el sábado.

ㅡNo se preocupe hyung, yo entiendo, debo ir a casa, tengo que preparar la cena, espero tener la oportunidad para que hablemos, Sungjong, hasta luego.

Hice una pequeña reverencia, me dí la vuelta y salí de ahí lo más rápido que pude, ignorando la voz del mayor que me llamaba.

Era oficial, lo mío con Sungkyu había terminado, mientras bajaba las escaleras del edificio donde vivía Sungkyu hyung, me di cuenta de que no me quedaba absolutamente nada, mi respiración se hizo más difícil y las ganas de llorar vinieron con fuerza.

Tomé un taxi hasta mi apartamento, el taxista preguntándome cada dos por tres si me encontraba bien, pagué y baje corriendo, tan pronto entré al apartamento me recibió la oscuridad, todas las luces estaban apagadas y no me molesté en encenderlas, caminé hasta mi habitación y me tiré en la cama, esperando que el llanto viniera, esperando poder sacar todo ese dolor o al menos parte de él con lágrimas, pero no pasó nada. Ni una sola lágrima bajo por mis mejillas, lo intenté por una hora hasta que me cansé, pero nada... no había más lágrimas en mi cuerpo, lloré en silencio y en seco, solo sollozando mi dolor sin poder sacarlo.

Fui a tientas hasta el baño, sacando a mi vieja amiga de su sobre rojo, llené la bañera con agua fría y luego de quitarme toda la ropa me deslice dentro de esta, ni el agua helada se comparaba al frío que sentía por dentro, me acaricie el cuerpo en un intento se sentie un poco de calor, pero no ayudo en nada, pasé la navaja por mis piernas y nada, el frío no se iba, el dolor tampoco, aquello simplemente ya no funcionaba.

Salí de la bañera y vende mis piernas, todo en completa oscuridad, la poca luz que entraba por la ventana, me ayudó a verme en el espejo, y pasó... sonreí, una sonrisa de oreja a oreja, una sonrisa que me estremeció, que me hizo darme cuenta de algo, estaba muerto por dentro, porque esa sonrisa, era completamente falsa.

AMNESIAWhere stories live. Discover now