Capítulo 20.

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El sonido de algo golpeando contra la ventana me despertó. El cuerpo enteró me dolió de inmediato al moverme; me había quedado dormido junto a la ventana y aquel sonido era la lluvia que caía con fuerza contra esta.

La ciudad afuera seguía su curso aun con aquella tormenta, parecía aún de noche, el cielo era casi negro, solo iluminado por los rayos que caían constantemente.

Hace un mes, hubiera amado ese clima, la tranquilidad y la comodidad que me brindaba este tipo de clima había desaparecido por completo. Obviamente me sentía así gracias a Myungsoo, porque muchas veces habían cancelado días o semanas de grabaciones por la lluvia, entonces venía a casa y hacíamos lo nuestro, el chocolate caliente no podía faltar, ni las películas de época, tampoco los besos y las caricias.

Todo aquello ahora se sentía tan distante, tan irreal, probablemente había sido todo un sueño. Hoy había comenzado a odiar esos días, ahora se sentían grises, llenos de nostalgia y anhelo, llenos de promesas sin cumplir, pero tan vacíos al mismo tiempo, esos días simplemente reflejaban mi interior, triste, miserable y vacío.

La lluvia no parecía que fuera a parar, al contrario, solo se hizo más fuerte y un viento torrencial la acompaño. No era común de la estación este tipo de lluvia, tal vez la naturaleza se estaba burlando de mí, tal vez.

ㅡ¡Sungyeol!

ㅡ¡Mierda!

Me había perdido tanto en mis pensamientos, que no había puesto atención mientras me servía café, derramando todo y de paso, quemandome la mano.

ㅡ¿Estás bien? Déjame ver eso.

Myungsoo había aparecido en algún momento en la cocina, yo estaba tan ido que no había notado su presencia, cosa extraña pues era experto en eso.

Ahora mi mano estaba abajo del chorro de agua fría, volviéndose más roja con los minutos, pero no sentía dolor alguno.

ㅡTengo unos parches para quemaduras en el botiquín, espera aquí.

No dije nada, no me sentía con animos de hablar, solo esperé, limpiando el desastre que había hecho y tomando mi café con cuidado.

ㅡDame la mano.

Mi cuerpo obedeció y mi mano fue directamente hacia Myungsoo, yo seguía mirando por la ventana de la sala, la lluvia seguía cayendo con fuerza y ahora apenas se podían ver los edificios a lo lejos, así de borroso veía mi futuro en estos momentos, definitivamente ese día era un reflejo de mí.

ㅡListo, ¿no te duele?

ㅡNo, gracias.

ㅡSungyeol, yo... por lo de ayer... yo solo quería...

ㅡNo es necesario, se hace tarde, debo irme.

ㅡ¿Estás bromeando, verdad? Soy tu jefe, vamos al mismo lugar, ¿por qué tendrías que irte?, obviamente iremos juntos.

ㅡ¿Está bien con eso?, tiene una reputación que cuidar, sería una pena que lo vieran llegando con alguien como yo.

ㅡ¿Alguien como tú?

ㅡPero si no tiene problema con eso, podemos ir juntos.

ㅡSungyeol... Espera, oye...

Mi cuerpo se movía automáticamente, yo era solo un extraño habitando ese pedazo de piel que ahora parecía ya no pertenecerme. Myungsoo caminaba detrás de mí, intentando hablarme, pero yo no quería escuchar, no ese día, no sintiéndome así.

El trayecto al trabajo se estaba haciendo más largo de lo normal, la lluvia hacia difícil ver y se debía ir lento, con mucho cuidado si no queríamos terminar muertos o matando a alguien. El sonido del parabrisas y las gotas cayendo contra el auto, era lo único que  se escuchaba en ese pequeño espacio que estabamos compartiendo Myungsoo y yo. El semáforo estaba en rojo y faltaban algunas calles para llegar a la empresa, mientras Myungsoo se mantuviera callado, todo estaría bien, me sentía extraño, como si fuera a colapsar en cualquier momento.

El móvil de Myungsoo sonó, contesto con el manos libres.

ㅡ¿Si, amor?

Fueron suficientes dos palabras para tomar mi mochila, mi paraguas y salir de ahí, me estaba sintiendo sofocado, la respiración comenzaba a faltarme en ese lugar, era como si Myungsoo se estuviera robando todo el oxígeno dentro, abrí el paraguas con mucha dificultad por el viento, aunque logré abrirlo, sirvió de poco pues quede empapado en un abrir y cerrar de ojos, el agua estaba helada, y el frío me entraba hasta los huesos. No me detuve incluso cuando sabía que el claxon que se escuchaba era el del auto de Myungsoo, caminé controlando el temblor de mi cuerpo, llegando al edificio al mismo tiempo que Myungsoo, quien le dió las llaves del auto a un empleado y le pidió que lo estacionara, se escuchaba molesto, muy molesto, intenté huir subiendo al elevador, cerrando las puertas aun cuando lo escuché decir que esperara. Pero las puertas no fueron lo suficientemente rápidas y el alcanzó a entrar; de todos los días en que el elevador iba lleno, hoy tenía que ir completamente vacío. Las puertas se cerraron y apenas comenzó a subir Myungsoo me acorralo contra una de las paredes del elevador.

ㅡSe puede saber, ¿qué mierda pasa contigo?

ㅡConmigo nada, yo estoy perfectamente bien.

ㅡ¿Bien? Sungyeol... ¿por qué bajaste del auto?

ㅡComenzaba a darme claustrofobia.

ㅡ¿Claustrofobia? ¿Desde cuándo te da eso?

ㅡDesde hoy...

ㅡ¿Estás jodiendome?

Golpeó con fuerza la pared del elevador, justo al lado de mi cabeza.

ㅡNo estoy haciendo nada...

Su aliento cálido y con olor a menta me estaban mareando, estaba demasiado cerca, podía oler su loción para afeitar y dulce aroma de su shampoo, mis manos temblorosas tomaron los bordes de su saco, el seguía gritando cosas que yo hacía mucho había dejado de escuchar.

Mi mente solo estaba enfocada en esa cercanía que anhelaba más que nada en el mundo, esa calidez que solo él podía darme; sus labios estaban húmedos por tanto hablar y seguía lamiendolos cada tres palabras.

Mi mente se sentía nublada, mi cuerpo estaba temblando pero lo sentía caliente, un calor sofocante.

ㅡMyung...soo~.

ㅡ¿QUÉ? 

Él estaba muy cerca y al principio eso era lo que le quería decir, pero... mi cuerpo volvió a moverse por voluntad propia, mis manos apretaron con fuerza el borde de su sacó, jalandolo solo un poco más hacia mí, pues eran escasos centímetros los que nos separaban, centímetros que desaparecieron en segundos, sintiéndome tan vivo cuando mis labios rozar con los suyos.

ㅡTe amo~.

Todos mis sentimientos por él explotaron, subiendo hasta mi cabeza, desbordando por los poros de mi piel, envolviendonos a los dos en una nube invisible de emociones, su cuerpo quedándose estático mientras mis labios atrapaban los suyos en un beso lento, todo pareciendo irreal, tan irreal que comenzó nublarse mi vista, las puertas del elevador abriéndose justo en el momento en que mis piernas fallaron y unas fuertes manos me sostuvieron por la cintura para no caer, todo se volvió confuso y una mancha borrosa, luego hubo paz y una oscuridad silenciosa de donde no quería salir.

Tal vez todo era un sueño.

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