Capítulo 23

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Poco a poco me fui convirtiendo en este ser vil y putrefacto. Fue una metamorfosis que arruinó y condenó mi alma. Fueron mis actos lo que me guiaron hacia el averno. Ahora busco redención en una tierra desierta. Busco un ángel que se apiade de mí.

A todas aquellas aves, Nathaniel Proulx.

Bryanna se para delante de clase al igual que sus amigas, han estado como locas por el baile de fin de año y quieren tener todo organizado con anterioridad. Hoy discutiremos la temática y América ha sugerido unas mil veces que sea al estilo de los años veinte, pero Bryanna siempre le dice que no usará una peluca corta y vestido con flecos porque es demasiado patético.

—Vamos a definir el tema del baile y ponernos de acuerdo de una buena vez —comenta una de las amigas de Bryanna, no sé cuál es, cada vez se parecen más a ella y eso ya aterra.

—Años veinte —comenta América mirándose la uñas.

—Aquí vamos otra vez —murmura Delta poniendo los ojos en blanco.

Suelto un suspiro cuando Bryanna dirige sus ojos hacia América. De repente el aire se hace denso, se puede sentir la tensión y sé que se avecina otra discusión entre estas dos. Si hay algo en lo que se parecen es que ambas quieren tener la última palabra.

—Si quieres disfrazarte como la ridícula que eres, hazlo en uno de los desfiles de tu madre —comenta Bryanna y nuestros ojos se van de una a otra, sintiendo la incomodidad de la situación.

—Te arde que mi madre sea diseñadora y la tuya abogada, ¿verdad? —comenta América sonriendo, disfrutando del enojo de Bryana—. ¿Y desde cuándo eres la jefa de la organización? —pregunta cruzada de brazos.

—Tengo el derecho, soy el mejor promedio —se queja Bryanna con superioridad.

—En teoría el mejor promedio es Dylan —responde Delta encogiéndose de hombros con inocencia, aunque sé que lo dijo a propósito.

Me encojo en mi asiento porque todos los pares de ojos voltean a verme y especialmente, un par de ojos furiosos que me miran como si quisieran verme arder en el infierno. Trago saliva y finjo que estoy escribiendo algo muy importante.

—Dylan es pésima para esas cosas. Mírala, si fuera por ella seguramente la fiesta sería con ropa deportiva —comenta Bryanna despectiva y me mira con la nariz arrugada. ¡Pero si todos estamos con el mismo uniforme!, pienso indignada.

Aprieto el lápiz con fuerza y me contengo para no mirarla mal, sé que ignorarla es la mejor opción, pero últimamente se ha comportado como una imbécil conmigo.

—¿Qué opinas Dylan? —pregunta América, animándome a hablar.

—Creo que una democracia sería mejor. Votar opciones y la que salga ganadora, es el tema de la fiesta —comento rascándome la nuca y todos parecen estar de acuerdo conmigo, incluso las amigas de Bryanna. Ay Dylan, siempre tan políticamente correcta, pienso disgustada conmigo por no animarme a decir que me encantaría que la fiesta sea una fogata en la playa.

Todos comienzan a sugerir ideas para la fiesta y al final se deciden por tres: Hollywood, temática de los años veinte y estilo blanco y negro. Decidieron que los votos serán secretos y puestos en una urna de cartón, América y Bryanna contarán los votos porque no confían en la otra.

Uno a uno van votando y dejando sus papelitos en la urna improvisada. Las últimas en votar son Bryanna y América, luego comienzan a sacar los votos y contarlos uno por uno. Finalmente, el tema elegido es blanco y negro. América y Bryanna no están conformes con la temática elegida porque no fue idea de ninguna. El timbre suena y al instante ingresa la profesora de química. Mi amiga rubia murmura protestas en voz baja porque odia las temáticas en blanco y negro, pero agradece que no haya ganado la idea de Bryanna. Con Delta la ignoramos porque hacer un comentario a América cuando está indignada, es avivar la llama del fuego que en ella.

Mi problema favorito #1 [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora