—Sí, ahora explícale a Noona qué es esto.— habló TaeHyung no tan contento apuntando a la puerta de un gabinete detrás de él.

SangJun parecía avergonzado, y enseguida agachó su cabecita, a sabiendas de que por lo que hizo no estaba bien y al parecer había tenído un regaño de su padre.

—Es YeonTan.— habló jugando con sus manos sin levantar su mirada.

—¿Y que está haciendo YeonTan?— preguntó levemente molesto mi hermano.

—M-muerde a Sara.— se encogió en sus hombros y entónces noté au voz temblando, apunto de soltar un lloriqueo.

—Y eso no es nada.— habló TaeHyung esta vez para mí y yo fruncí mi ceño agachandome para abrazar a SangJun.

—Ya, no pasa nada bebé, Noona va a arreglar esto, pero no vuelvas a hacerlo, ¿sí?— hablé entregándole en sus manitas la bolsa de gomitas, a lo que enseguida su rostro se ilumino y asintió saliendo de ahí lo más rápido que pudo.

—No tienes que apoyarlo, ________, no está bien lo que hizo.— me regañó mi hermano cruzándose de brazos.

—Eso no funciona conmigo, soy su tía, no voy a regañarlo, estoy para consentirlo y mimarlo de su amargado padre.— me levanté de mi lugar y abrí las galletas para comenzar a deborarlas. —Deberíamos irnos, ese loco sigue en mi casa.— recordé.

—SangJun irá, lamentablemente la niñera renunció y no tengo donde dejarlo por el momento, pero podemos decirle a tu vecina que nos ayude unos momentos, ella adora a SangJun.— habló sintiendo como su voz sonaba estresada y asentí colgándome mi bolso.

—Solo no te enamores de ella.— me encogí de hombros caminando al recibidor.

TaeHyung rodó los ojos y desapareció por las escaleras mientras yo seguía consumiendo mis galletas. Definitivamente mirar el rostro de SangJun había calmado mi malestar mental. ¿Y a quién no? Quiero decir, es totalmente adorable, con su cabello negro semi largo, casi igual que TaeHyung, una sonrisa igual de cuadrada pero más hermosa, sus ojitos ambar hermosos y una risa y abrazos que podrían dejarte desmayado de ternura.

Los sonidos de los tenis de TaeHyung me hicieron mirar a las escaleras, y ahora bajaba con SangJun en brazos, solo que ahora tenía un pequeño sueter por el frío.

—Toma. Cierra.— apunto con la barbilla a las llaves colgadas a un lado de mí y asentí tomando estas.

Abrí la puerta y TaeHyung salió con SangJun para después hacerlo yo y cerrar la puerta de su casa con seguro. Caminamos al auto y después abrí este para que TaeHyung sentara a SangJun en la silla que había comprado hace tiempo para él, y en cuanto terminó, le entregué las llaves de su casa y las de mí auto.

TaeHyung pareció comprender enseguida y entonces caminé a la parte del coopiloto, sentándome cómodamente sin preocuparme de mirar el camino, ya que no iba a estar al volante.

El auto fue puesto en marcha y después de pocos minutos sentí a TaeHyung carraspear su garganta, a lo que volteé a verlo sin decir nada.

—Entonces, ¿el perro era un Gran Danés o algo por el estilo?— preguntó intentando saber a mayor detalle.

—Bueno, podría parecerse en tamaño, pero no, era peludo y su cara no era de Gran Danés, dijo que era un lobo, y ahora que lo pienso, podría ser uno.— me encogí de hombros pensando que esa podría ser la situación.

—¿Te refieres al chico?— arqueó su ceja sin despegar la vista parando en un semáforo.

—No, me refiero al animal, baboso. ¿Cómo una persona puede ser aquello?— rodé mis ojos y miré al frente.

• LOBO NEGRO • 》Jeon JungKook y Tú《 *EN EDICIÓNWhere stories live. Discover now