— ¡Familia! — entró el loco de Nick con una gorra puesta y unos pantalones cortos. Mientras que el moreno a mi lado vestía de manera casual, pero muy elegante a su vez. Nick era un hombre castaño algo gordito sin mucho agradable físico, pero era un magnífico hombre que llegue a conocer muy poco.

Nick abrazó a mi padre casi alzándolo del suelo mientras esté último reía y me hizo negar con la cabeza. Mi padre era un hombre de estatura mediana con el cabello lleno de canas y sus ojos eran azules como los míos. No tenía musculatura y era algo moreno con algunas arrugas por la edad. Pobrecito mi viejo, pensé.

— ¡Mira a quien tenemos aquí a la rubia sexy!— exclamó corriendo hacía mi y levantándome para luego darme vueltas en el aire por toda la sala mientras yo reía—. ¿Esté quién es?— pregunto enarcando una ceja y pude notar que el moreno estaba algo tenso y lo miraba como si quisiera matarlo.

— Esté es... — quise decir, pero me vi interrumpida por la barbaridad que había soltado William.

— Su novio, William — le tomó la mano con fuerza a mi hermanastro mientras que lo miraba más serio que cuando estábamos en el auto.

— ¿Novio? Me dijiste que era un amigo — mi padre se cruzo de brazos mirándonos a ambos y yo quise matar a William de miles de maneras. ¡Es un desgraciado! ¿Cómo se le ocurre decir que soy su novia? —, Señor es que su hija a veces es algo tímida — respondió el moreno tomándome de la cintura y dándome un beso en la frente. ¡No es que apenas y nos vayamos es hombre muerto!

— Pues bienvenido a la familia, William. Solo espero que no me la hagas sufrir porque así como estoy puedo hacerte comer los dientes — decía mi padre dándole un abrazo al moreno que le dio unas palmadas en la espalda a mi viejito—. Además no quiero servir de paño de lágrimas nuevamente — añadió mi padre haciendo que todos rieran menos yo.

— No se preocupe que la trataré como una reina — William se acerco a mí y me abrazo por la espalda aprovechando para darme un beso en la mejilla.

— Amorcito me acompañas un segundo al comedor — dije con la sonrisa más endemoniadamente fingida y él asintió mientras iba siendo arrastrado por mí.

Cuando llegamos a la cocina le solté la mano con brusquedad y lo miré a la cara. El desgraciado tenía una sonrisa burlona, pero no por mucho tiempo porque de eso me iba a encargar, yo.

— William, ¿Por qué mierdas dijiste que eras mi novio? ¿Acaso no te dije que no hablaras? — pregunté tratando de retener los gritos que tenía solamente reservados para él.

— Eso fue algo así como una venganza por desnudarte frente a mí a propósito, mi gata salvaje — respondió mientras se reía y yo asentí para segundos después darle un fuerte puño en su entrepierna.

— Lo siento no pude contenerme — sonreí como la niña que no rompe un plato mientras él se agarraba su aparato y ponía una mano en la mesa para aguantar tal vez las náuseas. Lo hubieras pensado dos veces antes de hablar, William.

William

— Te pasaste — dije como pude con el poco aliento que tenía en ése instante y la muy descarada se comenzó a reír en mi cara. Sé que no debí decir que yo era su novio y aunque a ella le haya dicho que fue por venganza yo sabía que no era ésa la razón. Simplemente el hecho de que el casi panzón de Nick tuviera ésas confianzas con ella me molestaba así que las palabras me salieron con la intención de ponerle límites al idiota ése.

— William, ¿Qué tienes? — entró su padre con Nick y yo me incorpore como un resorte alegando que estaba bien—. Ashley mi madre te necesita — dijo el castaño y ella salió del comedor, pero antes me dio una mirada de advertencia.

La fuerza del destino (DISPONIBLE EN AMAZON KINDLE)Where stories live. Discover now