Capítulo 84

481 19 0
                                    

ALEJANDRA

Me tiré en la cama de mi habitación del pequeño apartamento, ubicado en el centro de Madrid, era acogedor, pero no me sentía nada cómoda sabiendo que ninguna de las puertas de aquel lugar tenían pestillo, ni si quiera el baño, no sabía si me sentiría segura duchándome, sabiendo que Lance podría entrar en cualquier momento sin si quiera pedir permiso. La idea de que fuera con él era, con diferencia, la peor que había tenido mi padre en todos los años de toda su vida, aunque Lance no fuera un completo desconocido para mí no quería que me viera recién levantada o en albornoz, no teníamos esa cantidad de confianza que poseían, únicamente, Jesús y Nerea.

Debí haberme negado. —me repetía una y otra vez, machacando mi mente en busca de una solución para algo que ya estaba hecho.

El sonido de un mensaje de Jesús llegando a mi móvil me sacó de mis odiosos pensamientos, quitándome esa horrible sensación de tristeza por una sonrisa que representaba una chica enamorada.

J.O- Tengo unas ganas de verte que ni te imaginas!! Te quiero ya conmigo!!

Yo- Oiii, bb, tranquilo vida, ya estoy en Madrid, en cuanto pueda voy hacia tu casa para darte un beso enorme!! <3

J.O- Deshazte rápido del imbecil de Lance y ven con tu noviooooo!! :,,,,,( 

¿Por qué es tan jodidamente mono? —pensé con una sonrisa de tonta en el rostro.

Cogí mi mochila rápidamente y me dirigí sigilosamente hacia la puerta, rezando por que Lance no me descubriera intentando huir de allí, sabía que insistiría en acompañarme, y lo que yo necesitaba era tiempo para ordenar mis ideas y, luego, tiempo a solas con Jesús, esas dos sencillas cosas solucionarían gran parte de las cosas que estaban pasando y me harían centrarme en lo que de verdad importa.

—¿A dónde vas? —preguntó Lance a mis espaldas, tirando todo mi plan a la basura, para luego incinerarla.

—A dar una vuelta, necesito estar sola. —le respondí, deseando que me comprendiera y que me dejara ir.

—Mejor voy contigo, Madrid es muy grande y te puedes perder. —se ofreció cogiendo un manojo de llaves de un pequeño gancho de la pared.

—He vivido aquí mucho más tiempo que tú, Lance, me conozco la ciudad como la palma de mi mano, no me voy a perder. —aseguré saliendo del apartamento y cerrando la puerta en sus narices, antes de que pudiera reprocharme nada.

Sinceramente, me sentía mal por haberle hecho un gesto tan grosero, él sólo se lo merecía en parte, y por culpa de mi padre, que le había metido en terreno arenoso, además, siempre había sido muy amable conmigo, y, en el fondo, me daba pena que tuviera que aguantarme cuando estaba distante o borde. Salí del inmenso edificio en el que se encontraba el piso con una velocidad casi inhumana, las ganas de ver a Jesús me comían por dentro, a medida que crecían conforme caminaba por las calles de Madrid, de camino a su casa.

Dos bestias en casa. [GEMELIERS] #GBA18kWhere stories live. Discover now