Capítulo 80

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ALEJANDRA

  —Sí.—respondí con un tono cortante que me sorprendió hasta a mí misma.

—Oye, sólo quiero que pasemos un buen rato, no pretendo liarme contigo y mucho menos separarte de tu novio, así que puedes dejar de hablarme así.—dijo con una mirada inocente y entristecida.

Sabía que me estaba mintiendo descaradamente, que lo único que quería era separarme de Jesús, pero que dijera aquello me calmó bastante, aunque parezca realmente extraño, supuse que, al menos, tendría que comportarse, actuar y hablar acorde con su mentira, y, con ello, salía ganando yo.

Pasaron varios meses, llegó Junio y lo único que me apetecía llegados a ese punto era terminar todos mis exámenes -con la mejor nota posible, claramente- e ir a Madrid para poder volver a ver a Jesús, había tenido que aguantarme las ganas de llamarle muchas veces, Lance pasaba en mi casa unas seis horas al día, las demás me las pasaba durmiendo, comiendo o en la Universidad. No lo voy a negar, Lance era un chico muy amable y atento, se había convertido mi profesor particular de las asignaturas comunes que teníamos y a que se le daban bien y a mí mal, mientras que yo le ayudaba a las asignaturas que se me daban bien a mí, era un apoyo mutuo que se agradecía en algunos momentos de crisis cerebral -seguro que me entiendes: uno de esos instantes en los que tu cerebro decide pensar en el por qué las moscas hacen ese ruido tan odioso y no en como se hace el ejercicio que tienes delante y tienes que entregar mañana-. Aún así, procuraba mantener la mayor distancia sentimental entre ambos, ya me había confesado varias veces que habría tenido una relación seria conmigo, en el caso de que yo no hubiera tenido novio, la parte buena fue que no hizo demasiadas preguntas a cerca de Jesús, nunca se interesaba por eso, aunque supuse que mi padre le habría puesto al tanto de todo lo que hacíamos juntos Jesús y yo. Las cosas se torcían a medida que pasaba el tiempo, Lance y yo nos soltábamos más a la hora de hablar de temas que para la mayoría de la gente son tabú, acabamos haciéndonos buenos amigos, quería que la farsa que le pintaba a mi padre en la que yo me gustaba de Lance fuera creíble, pero sin pasarse demasiado, necesitaba alejarme de él unos días, pero todo se fue a la mierda cuando mi padre me dijo la gran idea que tenía en mente desde hacía semanas:

  —Lance tiene un apartamento para dos en Madrid, podréis ir los dos juntos.—me ofreció con una sonrisa, aparentemente, amable e inculpable, Dios, que mal fingía.

—Había pensado en quedarme en casa de Nerea, necesita algo de compañía.—le informé terminando de meter toda mi ropa necesaria en mi maleta verde pistacho.

—La tienes que dejar tranquila, además, Lance sí que necesita compañía.—me reprochó con un tono más serio; ese sí era mi padre. 

Dos bestias en casa. [GEMELIERS] #GBA18kDonde viven las historias. Descúbrelo ahora